Jorge Fernández Vaquero-El Español

  • Es imprescindible que Sánchez y Casado asuman que están equivocados y abandonen la táctica suicida de postergar la renovación de órganos constitucionales.

En su canción The Times They Are A-Changin, Bob Dylan pedía a congresistas y senadores que escucharan la llamada y no obstaculizaran el paso porque los tiempos estaban cambiando. Bien harían nuestros políticos en hacer caso de aquel consejo, al menos en lo que respecta a la Justicia.

Tres años lleva el CGPJ en situación de interinidad. En ese tiempo, el PP ha justificado su oposición a aceptar cualquier acuerdo de renovación de este y otros órganos constitucionales con argumentos cambiantes y poco creíbles. Por otro lado, más de tres décadas lleva el PSOE justificando sin fisuras un sistema de elección del CGPJ exclusivamente parlamentario que ha conducido al descrédito de la institución y que, en el fondo, es la causa de la situación actual de bloqueo.

Unos y otros permanecen anclados en prácticas políticas superadas, incapaces de comprender que nuestra sociedad está cambiando de rumbo al socaire de la revolución tecnológica. Necesitamos lideres capaces de guiarnos en estos tiempos inciertos, en los que nos debatimos entre una pulsión reaccionaria que busca amarrarnos al pasado y una ingenua confianza en el progreso que desprecia los enormes peligros que la tecnología sin límites encierra para las libertades individuales.

En lo que atañe a la Justicia, Pedro Sánchez y Pablo Casado repiten modos de hacer propios de otro siglo. Se aferran a la vieja pretensión de controlar el Poder Judicial a través de la designación de los vocales del CGPJ, despreciando las enseñanzas de 40 años de un sistema diseñado para ese fin, y pervertido en la práctica por los dos partidos mayoritarios hasta volverlo inconstitucional. Pese a todo, no les ha permitido someter ni siquiera un poco a los independientes tribunales españoles. Pero sí ha servido, por el contrario, para hacer creer a la ciudadanía que esa independencia está en riesgo.

Pensar que la designación parlamentaria de todos los vocales del CGPJ es una exigencia de la soberanía popular muestra indigencia intelectual

¿Acaso no merecemos los españoles un mayor respeto por nuestro futuro? Ninguna democracia se sostiene sin Estado de derecho, y el Estado de derecho requiere de una justicia independiente que los ciudadanos perciban como tal. Reforzar la separación de poderes es la mejor manera de apuntalar nuestro sistema de libertades y, la política española actual, en la que todo está permitido con tal de arañar unos votos, avanza justamente en la dirección contraria.

El CGPJ debe ser renovado porque los ciudadanos deben poder confiar en que sus instituciones funcionan correctamente. Y el sistema de designación de los vocales del CGPJ tiene que cambiarse para que desaparezca la percepción ciudadana de que los políticos controlan la justicia. Lo segundo exige adoptar las recomendaciones del Consejo de Europa, de manera que al menos la mitad de los miembros del CGPJ sean jueces elegidos por los jueces. Esto es lo que la Comisión Europea, a través de su comisario de Justicia, nos ha recomendado hacer, siguiendo la estela de otros países que ya han iniciado reformas conforme a las directrices europeas.

En España, es imprescindible que Sánchez y Casado asuman que están equivocados. Obstinarse en postergar la renovación de órganos constitucionales es una táctica suicida para nuestras instituciones. Pensar que la designación parlamentaria de todos los vocales del CGPJ es una exigencia de la soberanía popular es muestra de una asombrosa indigencia intelectual. No puede ser que los españoles (únicos junto con los polacos en mantener un sistema como ese) seamos los guardianes de la quintaesencia de la democracia en la UE.

Sánchez y Casado tienen que admitir que están equivocados y reconocer que el otro lleva parte de razón. Sólo así seremos capaces de salir del atolladero institucional en el que nos hallamos. No basta con renovar el CGPJ, hay que reformar el sistema de designación de sus miembros asumiendo de manera firme e irrevocable que esa reforma, a largo plazo, es una exigencia para la pervivencia de nuestro sistema democrático. Ese es el camino que nos ha señalado la Comisión Europea.

Nuestros políticos tienen que elevar la mirada, pensar menos en su propio partido y más en el país

Las asociaciones judiciales nos reunimos el 20 de septiembre con el comisario de Justicia de la UE. En esa reunión, Didier Reynders insistió en que la Comisión trabajará para hallar una salida a la situación española basada en esa idea: renovación del CGPJ unida a un firme e irrevocable compromiso de reformar el sistema de elección de sus vocales. Pero ya antes de ese encuentro los jueces españoles habíamos comenzado a recorrer ese camino.

El 13 de septiembre, en un comunicado conjunto, todas las asociaciones judiciales señalamos que estamos de acuerdo en que hay que renovar el CGPJ y en que sus miembros judiciales deben ser elegidos por los jueces. Superando cierta imagen de confrontación que había acompañado nuestras actuaciones estos últimos meses, las asociaciones fuimos capaces de apartar nuestras diferencias y lanzar a la sociedad el mensaje de que, por encima de discrepancias, somos conscientes de que la normalidad institucional y el fortalecimiento de la confianza ciudadana en nuestra justicia son elementos claves de nuestro futuro y no vamos a dejarnos arrastrar en el terreno de la vieja política. Los jueces quisimos dejar de parecer parte del problema y convertirnos en parte de la solución.

Ese es el camino que nuestros políticos tienen aún que recorrer para estar a la altura. Despojarse de mezquindades y elevar la mirada. Pensar menos en su propio partido y más en el país. En definitiva, escuchar la llamada del futuro y dejar de obstaculizar el camino porque los tiempos están cambiando.

*** Jorge Fernández Vaquero es portavoz de la Asociación de Jueces y Magistrados Francisco de Vitoria.