PABLO MARTÍNEZ ZARRACINA-El Correo

  • Junqueras anuncia que admitirá el indulto pero no por él, sino por la sociedad catalana

Hace año y medio, recién condenado por el Supremo, Oriol Junqueras rechazó frente a la historia un posible indulto gubernamental. «Se lo pueden meter donde les quepa», dijo heroico, transformando en espigas de oro las cadenas, buen golpe de hoz, buen golpe de hoz, etc… Ayer, con los indultos listos en Moncloa y el Gobierno necesitando un movimiento favorable, Junqueras definió la medida de gracia como «un gesto que puede aliviar el conflicto, paliar el dolor de la represión y el sufrimiento de la sociedad catalana».

Lo hizo en un artículo que era una mezcla melódica de inconcreción y sofisma. En él se parecía apostar además por «la vía del pacto y el acuerdo». Bastó con eso para que estallase en el país la interpretación favorable: Junqueras hace autocrítica, acepta los indultos y renuncia a la vía unilateral. A mí me pareció en cambio que el mérito del texto estaba todo en el tonito. Hay que leerlo un par de veces para detectarlo, pero merece la pena. Es un tonito extraordinario. Hace pensar en un niño altivo y repeinado que señala en el escaparate la golosina más monumental y se dirige a ti sin ni siquiera mirarte: «Voy a dejar que me compres ese dulce y voy a hacerlo por ti, porque sería una crueldad indigna de mi naturaleza luminosa favorecer de algún modo la injusticia que ya sería el colmo que tú, pobre diablo, cometieses: no recompensarme como merezco».

El Gobierno considera que eso es una cesión y un gesto dialogante. Pues bueno. Además de para dialogar, el Gobierno podría aprovechar al menos para dejar claro que España no es un estado autoritario, como tanto repite el independentismo, sino más bien una madre anciana y amantísima que de entre todos sus hijos a ninguno quiere más que al que le ha salido tonto, pesado y yonqui.

El problema es que al final la cesión de Junqueras consiste en permanecer dentro de la ley y funciona como una trampa lógica: para corresponder, el Gobierno debe ceder y saltarse la ley con un referéndum anticonstitucional. O sea, que estamos donde siempre. Oriol Junqueras lleva renunciando a la vía unilateral desde noviembre de 2017, cuando aceptó el 155 en un escrito al juez Llarena en el que aseguraba que estaba «firmemente comprometido» a actuar «por las vías del diálogo y la negociación».

EUROCOPA  Roja y vacunada

El positivo de Sergio Busquets va a precipitar la vacunación de la selección a una semana de la Eurocopa. Las autoridades reaccionan por tanto tarde y de un modo cuestionable: inmunizando a unos jóvenes fuertes como robles que no realizan un trabajo esencial y se supone conviven y trabajan aislados en una burbuja anticovid. Debería explicarse mejor. Y especificar sobre todo cuál será la enfermedad que se les inoculará a los jugadores en justa correspondencia si no superan la fase de grupos o caen ridículamente en cuartos. Ojalá el gen de la alopecia. Aunque lo preocupante es que no se monte un escándalo demagógico de campeonato con todo esto. El país está exhausto. Ya no hay ilusión ni por el linchamiento. Ay si a Pablo Echenique le llega a vacunar a La Roja un ministro del PP, imagínenselo, no sé, ¡Méndez de Vigo! Pero nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Y Echenique ha borrado de su cuenta miles de tuits.

 

MÉXICOSin incidentes

México, qué país. Según Arroyo-Stephens, lo de que la vida no vale nada de José Alfredo es allí «el himno nacional, la constatación de un destino». En estas elecciones han sido asesinados entre trece y treinta cinco candidatos y la ministra de Interior explica que no tiene que ver con los comicios. El domingo se arrojaron cabezas humanas contra dos mesas electorales en Tijuana y ayer el presidente López Obrador se felicitó de que todo transcurriese «sin incidentes». «Se pueden imaginar cómo estoy», les dijo a los periodistas. «Feliz, feliz, feliz».