- Del Sánchez de «yo estoy bien» tras el barro de Paiporta hemos pasado al Sánchez del estoy mal tras el fango de Cerdán.
Resulta ya difícil distinguir la política española de su parodia en el especial de Nochevieja de José Mota. En su rueda de prensa de este jueves, después de que a Cerdán le llegase su San Martín, Pedro Sánchez vino a decir:
Las responsabilidades que he de asumir son un total de tres, y no voy a asumir ninguna de ellas.
A no ser, claro, que pedir perdón a la ciudadanía compute como asunción de responsabilidades. El presidente ha pedido perdón por haber querido demasiado a sus amigos. Por haber sido un ingenuo, por haber creído en la bondad de su gente.
De puro bueno eres tonto, Pedro.
Sánchez ha pedido perdón, pero por los pecados de otros. Como retrató genialmente Tomás Serrano en una versión alternativa de su viñeta de este viernes: «Cerdán lo siente mucho. Se ha equivocado y no volverá a ocurrir».
Después de que todas las «inventadas» de Aldama se hayan ido corroborando puntualmente, se ha llegado a un punto en el que la palabra de un investigado por corrupción es más fiable que la del presidente del Gobierno. Y por eso Sánchez necesitaba que esta vez su «decepción» resultase creíble.
Así que dotó a su comparecencia de una dramaturgia de la compunción. Se embadurnó de maquillaje cetrino para subrayar la desolación. Sánchez, el de las finas solapas, el capitán del slim fit, se caló además para esta ocasión un traje que le iba grande, para hacer ver que el disgusto le había costado hasta kilos.
Del Sánchez de «yo estoy bien» tras el barro de Paiporta hemos pasado al Sánchez del estoy mal tras el fango de Cerdán. Le hizo los coros María Chivite, licuándose en unos pucheros que enternecen hasta al ultra más feroz.
Pero, por el deficiente planteamiento del acto de contrición, se nota que vamos faltos de catecismo.
Porque si uno pide perdón, no se muestra como víctima, sino como culpable. Igual que el cándido Sánchez fue el damnificado del engaño de su faraute, el presidente fue en realidad la víctima, y no el instigador, de las cloacas policiales que investigaba Leire. Como también fue la víctima del sabotaje en los trenes y del ciberataque de los ultrarricos de las nucleares que causó el apagón.
Además, a la confesión le acompaña el propósito de enmienda, cuestionable en el caso de Sánchez a la vista de que sustituyó a Guatemala por Guatepeor en la Secretaría de Organización del PSOE. Y se resarce con una penitencia, que para el presidente se reduce a una auditoría para dilucidar, cómo no, las culpas de otros.
La presidenta de Navarra, María Chivite, no pudo contener la emoción al referirse a la dimisión de Santos Cerdán tras el informe de la UCO
Chivite asegura que lo recogido en el informe “no se corresponde con la persona” pic.twitter.com/Cra5I8CBci
— EL ESPAÑOL (@elespanolcom) June 13, 2025
Ahora que sabemos que Cerdán se habría repartido (¡supuestamente!) el botín del latrocinio rapiñado junto a Ábalos y Koldo, se nos antoja de cajón que fuera también él quien tuviera encomendada la negociación del diezmo separatista en Bruselas con un golpista prófugo.
Y, de manera análoga, es sintomático que Sánchez, que concedió el indulto a los líderes golpistas para incluirlos en su fórmula de gobernación, pida ahora el indulto para él por su torpeza de hombre profundamente enamorado de sus capataces.
La sensación de impunidad que desarrollaron estos toscos comisionistas no puede desligarse del clima de indulgencia que incubó el PSOE y el Gobierno de Sánchez, a fuerza de ir sentando precedentes morales de ilicitud que sus mesnadas mediáticas se encargaron de validarle.
La putrefacción de la órbita de Sánchez no habría llegado tan lejos sin el romance de la resistencia que le cantó su cortejo de tertulianos y bufones. Una épica surgida al calor del regreso triunfal tras unas primarias que (¡presuntamente!) fueron amañadas. Y es que resistir no fue otra cosa desde el principio que ciscarse en todas las reglas.
Ahora que ya ni siquiera los más cafeteros están dispuestos a absolverle, Sánchez pide el indulto, porque ha sido bravo en todos los tercios de la lidia.
Pero sabemos que después de los indultos viene la amnistía. Y conociendo la afición del PSOE por la reescritura de la Historia, puede que llegue un momento en el que creamos recordar que nada de esto sucedió.