Juanma Romero-El Confidencial

La proximidad de la reunión con Torra ha empujado a la coincidencia de tres debates nada conexos. Los gestos de distensión de Calvo ayudan a que los republicanos salven el decreto del Gobierno

Cataluña al final lo impregna todo. Toda negociación parlamentaria acaba —o empieza— en el mismo punto, máxime cuando la escenificación de la política de distensión que persigue el Gobierno se acerca a un momento culmen: la reunión entre Pedro Sánchez y Quim Torra. Ello, más la propia simiente de la moción de censura que llevó en volandas al líder socialista al poder, el apoyo imprescindible de formaciones nacionalistas e independentistas, conduce a cócteles políticos a veces algo exóticos. Este miércoles concurren tres ingredientes que tienen poco que ver entre sí: el traslado de los presos del ‘procés’ a cárceles catalanas, el diálogo sobre un referéndum de autodeterminación imposible y la renovación de RTVE, que ya parece algo más encarrilada.

Esquerra cosió dos de esos elementos hace apenas una semana. Lanzó una moción en el Congreso en la que pedía un diálogo «sin renuncias ni condiciones» entre el Ejecutivo y la Generalitat. Los socialistas votaron en contra, y ese alineamiento con PP y Ciudadanos —que los separatistas leyeron como una suerte de resurrección del ‘bloque del 155’— molestó sobremanera a ERC, quien ya antes del debate de su texto había advertido de que de la actitud del Gobierno dependería su voto en la convalidación del real decreto ley de RTVE. Lo siguió avisando en los días siguientes. Y ejecutó su amenaza en la primera votación en el pleno del Congreso de los seis candidatos a consejeros de administración de la corporación. ERC votó en blanco, sin apoyar la lista pactada por PSOE, Unidos Podemos y PNV, y concedió una segunda oportunidad a Sánchez: esperaría a tomar su decisión una vez escuchada la comparecencia de la vicepresidenta, Carmen Calvo, en la Comisión Constitucional de la Cámara Baja. Quería comprobar si la número dos emitía señales reales de mano tendida.

El Gobierno ofrece un diálogo «sin cortapisas», de forma que Torra puede sacar el referéndum a colación, aunque Sánchez no negociará nada de él

Esas señales, a juicio de los republicanos, llegaron. Calvo informó este martes de las líneas generales de su departamento en una sesión de cinco horas, y en ella mostró la disposición del Gobierno a un diálogo «franco», «abierto», «democrático» y —aquí lo más importante— «sin cortapisas«. Expresión esta última que ella misma tradujo tras la petición de aclaración por parte de los grupos: «Sin cortapisas significa libertad para hablar«. Es decir, que si el ‘president’ Quim Torra quiere hablar del derecho a decidir, puede hacerlo. «Faltaría más que no tuviera libertad Torra para venir a hablar con el presidente de todos los españoles de lo que considere oportuno». Pero lo que no aceptará el Gobierno es una consulta, porque el derecho de autoderminación, remarcó, «no existe» en ninguna Constitución del mundo, y por tanto no hay nada que negociar sobre eso.

En el «orden del día»

El portavoz de ERC, Joan Tardà, celebró las palabras de la vicepresidenta. Y adelantó que su partido estaba dispuesto a replantearse la posición sobre la renovación de RTVE. Con una condición: que este miércoles la titular de Política Territorial y Función Pública, Meritxell Batet, ratifique la postura de Calvo y concrete que ese diálogo acerca del referéndum se incluye en «el orden del día» de la reunión de Sánchez y Torra del próximo 9 de julio. La ministra catalana es la que está preparando esa entrevista en conversación con la portavoz del Govern y ‘consellera’ de Presidencia, Elsa Artadi. Por la tarde, la representante republicana en el Senado, Mirella Cortès, aseguró que su grupo apoyará la lista de consejeros de PSOE, Unidos Podemos y PNV si el Gobierno central confirma su disposición a hablar «de todo, de todo, de todo» con la Generalitat, informa EFE.

En la ronda definitiva en el Congreso se espera que a socialistas (84), morados (67) y PNV (5) se sumen Compromís (4), NC (1), ERC (9) y PDeCAT (8)

En realidad, ERC no persigue que el Ejecutivo socialista negocie un referéndum, porque sabe de su posición radicalmente contraria. Pero al menos sí pretende dotar de cierta «carta de naturaleza» al debate sobre una consulta. Que figure en los papeles. Que se hable de ella, aunque sea para constatar las discrepancias. Fuentes próximas a Batet señalaron a este diario que la ministra reproducirá este miércoles en el Congreso las palabras de Calvo, pero que ni siquiera está claro que vaya a haber un orden del día formal del encuentro Sánchez-Torra. No lo hubo en el despacho que mantuvieron, hace una semana, el lendakari, Iñigo Urkullu, con el presidente. «Pero es evidente que si quiere sacar el tema, lo podrá sacar, y se le dirá que no», reforzaban desde el departamento que dirige Batet.

El PDeCAT ya había manifestado su voluntad de ayudar el pasado lunes, así que también se cuenta con que cambiará su voto en este segundo pleno decisivo. «La actitud será positiva si la actitud con Cataluña es positiva, así que vamos a esperar qué dice la ministra. Pero sí queremos desbloquear la situación, que haya un consejo lo más profesional posible, para que haya una mirada despolitizada de RTVE. Queremos el mayor consenso posible para garantizar la independencia, profesionalidad y pluralidad«, explicaban fuentes del partido neoconvergente a este diario.

El giro de ERC suponía un alivio para el PSOE. Este miércoles por la tarde afronta la segunda votación en el Congreso de los seis candidatos al consejo de administración de RTVE. Necesita la mayoría absoluta (176 apoyos) y el respaldo de cuatro grupos. El lunes, su lista solo obtuvo 150 síes. Pero en la ronda definitiva en la Cámara Baja se espera que a socialistas (84), morados (67 votos teóricos) y PNV (5) se sumen Compromís (4), Nueva Canarias (1), ERC (9) y PDeCAT (8).

Números justos

Eso arroja un total de 178 votos, dos menos que los de la moción de censura, porque Bildu no quiere participar en estos plenos ya que no quiere entrar en el «trapicheo de propuestas». Esos 178 pueden ser uno menos si la diputada de Unidos Podemos Marta Sibina mantiene su voto en blanco por desacuerdo con la propuesta de Tomás Fernando Flores para la presidencia de RTVE. Pablo Iglesias e Irene Montero, padres prematuros de mellizos, han demandado su voto telemático, y se les concederá, como ya se hizo el pasado lunes con dos diputadas del grupo morado. La votación es con papeletas y en urna.

A última hora del martes, el PP se mantenía en su petición de cinco consejeros en la cúpula de RTVE. Su rechazo a pactar conduce al choque total

Los números son tan justos para el Gobierno porque la posibilidad de que el PP se sume al consenso se alejaba en la noche del martes. El portavoz popular, Rafael Hernando, expresó a su homóloga socialista, Adriana Lastra, y también a Calvo, que quiere cinco puestos en el consejo de administración del total de 10 sillas a reparto. Y esa es una petición «inasumible» para el PSOE. El Ejecutivo se agarra al peso del PP en la Cámara y a la distribución original que apalabraron todos los grupos antes de que se impulsara el real decreto ley: cuatro consejeros serían elegidos a propuesta de los populares, tres promovidos por el PSOE, dos por Unidos Podemos y el último por Cs. Los naranjas se han descolgado y no entrarán en la cúpula de RTVE, y su vacante sería ocupada por el PNV. Los socialistas han cedido un asiento a los morados, pero a cambio ellos se quedan la presidencia, a cargo de Flores. Y están dispuestos a que el PP mantenga sus cuatro puestos. Pero no más.

Los populares piden cinco consejeros para tener capacidad de decisión en el nuevo consejo interino de la cadena pública. Lo mismo que antes sumaban con Cs. A última hora del martes, fuentes de la dirección del grupo confirmaban a este diario que no se moverán de esa posición, porque ya ha sido consultada incluso con el todavía presidente del partido, Mariano Rajoy.