- La política en España se hereda; padres conservadores constitucionales, hijos radicales menos constitucionales. Hay trenes que tienen vías y túneles que ven el futuro
Contémplenlo fríamente como si no les fuera nada en ello. 31 trenes programados en 2019 pasaron tres años en procesos de estudio hasta que se pusieron a la labor de fabricar tres locomotoras en marzo de 2022 y descubrieron que las medidas estaban equivocadas. No podían pasar por los túneles. O eran demasiado anchas o demasiado altas. Nos enteramos la semana segunda de este mes de febrero de 2023. Asombro general.
Cabe pensar en un suceso insólito para un gran mundo que discute sobre el bienestar animal, la eco sostenibilidad, los derechos “trans” y la ley del ‘sí es sí’. Quizá vivamos en un tren de Cercanías en el que nos subieron sin saberlo. Quien tenga la obligación de usar un tren en España aprenderá de súbito que el mundo antes de fragmentarse en identidades, sexos y clases sociales, está dividido en dos: los que utilizan Cercanías o Vía Estrecha y los que no. Si tenemos en cuenta que el invento del ferrocarril condicionó nuestras vidas desde finales del siglo XIX resulta aproximadamente la misma fecha en la que se proyectaron los trazados ferroviarios de Asturias y Cantabria. Fíjense si serán de otra época esos trenes, que Cantabria ni siquiera existía y Asturias era entonces uno de los motores económicos de España.
Cuando hablamos de transporte público se da por entendido que se trata de moverse en las grandes ciudades. Es la esclavitud del voto: donde hay caladero se va a pescar
Hubo un día que el Príncipe de los Modernos, que como suele suceder procedía de un lugar tan tradicional como Tafalla, decidió acabar con los trenes de Cercanías, esa antigualla que apenas significaba el chocolate del lorito en los presupuestos, pero sentaba plaza para las nuevas ambiciones patrióticas. España era entonces el país del mundo donde uno se podía hacer rico en menos tiempo. ¿Para qué los Cercanías? ¡Que se compren un coche! Las protestas de usuarios fueron mínimas y aunque no existía ley Mordaza, los medios de comunicación miraron para otro lado. Extremadura siguió viajando en tartana, Asturias se propuso romper la Gran Muralla, que por allá se llama “Variante de Pajares, en la que lleva más de 20 años y 4.000 millones invertidos, y Cantabria apenas consiguió comunicarse por una autovía hacia Vizcaya que rompía la férrea decisión del Gran Botín, don Emilio, que prefería los barcos a los trenes. Hoy para hacer el trayecto entre Oviedo y Llanes, cien kilómetros, se tarda lo mismo que hace un siglo, cuatro horas.
Es obvio que ningún dirigente político ha montado en un “cercanías” en su vida reciente, ni para inaugurar una estación. Por lo demás, no creo que se haya inaugurado ninguna desde la Restauración. Cuando hablamos de transporte público se da por entendido que se trata de moverse en las grandes ciudades. Es la esclavitud del voto: donde hay caladero se va a pescar. Las protestas de los sufridores del transporte público provincial no sirven ni para una nota, todo lo más una foto en sepia.
Sin embargo el trasunto político de los trenes y los túneles de Asturias y Cantabria nos dan la radiografía de dos comunidades que están en trance de convertirse en monocultivadoras del turismo; satisfechas, al menos en apariencia. Mientras fue El Comercio de Gijón quien sacó a la luz por primera vez el desaguisado de unas locomotoras que no pasaban los túneles, la cosa no alcanzó mayor trascendencia. El monopolio del PSOE en la región viene tan de largo que se ha convertido en un lugar donde la corrupción y el compadreo no merecen atención, porque hacen como el “orbayu”, esa lluvia fina, imperceptible, que lo empapa todo. Adrián Barbón, el presidente socialista, ejerce de perfecto funcionario: atento al Gran Jefe y condescendiente con las ambiciones de los tribunos locales. Si quieren bable, pues bable; si hay que decir que Asturias debe apuntarse a las nuevas tecnologías, pues que se apunten. Atento al lema: no llamar la atención y una voluntad de permanencia.
Los que por edad ya no les corresponde, se atienen más a la sensibilidad local; sin exagerar por supuesto, que eso sería darle armas al enemigo de la ultraderecha
Ese habitual estilo de las baronías políticas según el cual nadie podrá decir que se calla, pero tampoco que tiene empeño en echar pulsos con su mano flácida. Siempre cabe la posibilidad de que se fijen en Madrid y te promocionen. Acaso no fue lo que le sucedió a Adriana Lastra, funcionaria de pro, que un día pensaron que estaría bien mandarla a Máster de Organización en la universidad de la calle Ferraz. Los que por edad ya no les corresponde, se atienen más a la sensibilidad local; sin exagerar por supuesto, que eso sería darle armas al enemigo de la ultraderecha.
Pero ocurrió que El Diario Montañés retomó la historia de los trenes que no podía cruzar los túneles, a los nueve días, con las elecciones a tiro de mayo y se provocó el escándalo. ¡Aquí se juega! El tema se hizo viral y entraron al trapo los grandes. La particularidad de Cantabria es que su presidente tiene un partido propio y muy suyo, pero todo el mundo parece olvidar que gobierna en coalición con el PSOE y que su vicepresidente se llama Pablo Zuloaga; aunque nunca se le cite ni salga del despacho, existe y confiere a Miguel Ángel Revilla su derecho de eterno opinador, con anchoa o sin anchoa.
¡Que rueden cabezas! Pero una vez más hicieron trampa; ni ceses, ni destituciones
La maquinaria que llevaba en punto muerto desde 2019 se puso en marcha. La exhibición de incompetencias entre Renfe, Adif y los fabricantes de la CAF provocaron vergüenza ajena en el personal urbano, tan embelesado con los trenes de Alta Velocidad. ¡Que rueden cabezas! Pero una vez más hicieron trampa; ni ceses, ni destituciones. Dos jefezuelos anónimos en la larga cadena de irresponsables han sido “relevados” Hay 258 millones de botín y tienen concedidos 150 millones prestados por el Banco Europeo. La ministra de Transportes Raquel Sánchez se muestra airada, la presidenta de Adif no menos, la CAF se atiene a los datos que le llegaron. En el recorrido están más de un centenar de técnicos que deben estar descojonándose de risa al mirar el agujero y la desgana por salir de él.
Un pequeño detalle, probablemente sin ninguna trascendencia informativa. La secretaria de Estado de Transportes es Isabel Pardo de Vera, a la que ascendieron mientras pasaban los meses y los años de los túneles ciegos y los trenes de ensueño. De presidenta de Adif a su actual cargo. Hermana pequeña -qué le vamos a hacer, es la familia- de Ana Pardo de Vera, hasta hace poco directora del digital Público, adscrito a lo que Podemos Nosotras. Su padre, don Gerardo, fue prohombre de Alianza Popular en Lugo. La política en España se hereda; padres conservadores constitucionales, hijos radicales menos constitucionales. Hay trenes que tienen vías y túneles que ven el futuro.