Iñaki Ezkerra-El Correo
Algunos dirigentes de Bildu dicen las mismas burradas que decía HB cuando ETA asesinaba
No. No tiene razón Idoia Mendia. No es un logro de la democracia que un parlamentario de Bildu pueda salir a insultar a quienes lucharon en primera línea de fuego contra el terrorismo y han traído la libertad al País Vasco. Es un fracaso colectivo. Es la evidencia de que la legalización de la ETA política se ha producido de una forma precipitada y no ha ido pareja a un proceso de arrepentimiento, rectificación, moralización e integración en el sistema constitucional. No es un logro democrático que un tal Julen Arzuaga diga en esta España sin atentados las mismas burradas que decía Herri Batasuna cuando ETA mataba. Su intervención fue un consternador salto en el tiempo o la prueba de que aquel tiempo no ha cesado para algunos y sobrevive como un anacronismo en el nuestro. Es la prueba, sí, de que todavía este sujeto no ha entendido quiénes fueron aquí los nazis y quiénes aún lo son. Nazi y digno de desprecio eres tú, Arzuaga. Tú y los que insultan y piensan y sienten y odian como tú.
No. La Ley de Abusos Policiales no es un Nuremberg, sino su antítesis. Es una ley que ignora a los jueces, esto es, a los únicos legitimados para administrar la Justicia en Nuremberg y en Vitigudino, en La Haya y en Azpeitia. Es un navajazo a la democracia, una piedra que los socialistas y los nacionalistas tiran contra el propio tejado del Estado democrático de Derecho. Es un bodrio jurídico que da por fallido ese mismo Estado y que pretende que una peregrina comisión ajena al poder judicial decida, al margen de éste, sin ningún garantismo, si hubo excesos y cuándo los hubo en la persecución del delito, como si viviéramos en una república bananera en la que los representantes de la Justicia no cumplieran su cometido. Es una ley que da la razón a los que dicen, desde el secesionismo vasco y el catalán o desde el populismo antisistema, que la nuestra es una democracia deficitaria y una prolongación del franquismo. Es una concesión al mundo de ETA, que blanquea a ETA y que ese mundo se permite rechazar sin otro propósito que blanquearla con su falsa desaprobación. La rechaza a la vez que la celebra y se sirve de ella para deslegitimar a nuestra Justicia. Es, en fin, una ley que va contra la Ley. Lo que sorprende y añade unos tintes tan miserables como surrealistas a esa iniciativa es que venga avalada por el partido que trajo los GAL, o sea el abuso político-policial por antonomasia que ha vivido la democracia y por el que altos cargos de dicho partido fueron juzgados y condenados.
No. Se está intentando desde el PSOE separar esa aberración legislativa del aberrante discurso de Bildu que la ilustró, como si uno y otra fueran antitéticos. Pero ni esa ley ni los insultos del nazi Arzuaga son un logro democrático. Como no lo sería que en el Bundestag entraran los que incendiaron el Reichstag para hacer de nuevo ondear la cruz gamada.