- A raíz de los intempestivos tuits del presidente de EEUU, la autora reflexiona sobre la batalla contra las mentiras y los llamamientos a la violencia en las redes sociales.
Twitter, la plataforma preferida de Trump para mentir, puede verificar a Trump todo lo que quiera, puede señalar sus tuits por violar las reglas contra la apología de la violencia, pero nada de esto lo detendrá nunca.
Aun así, Twitter hizo un intento de señalar la falsedad de sus tuits a los usuarios. Para ello incluía un pequeño enlace debajo de sus tuits que conducía a información más veraz sobre el tema. Trump criticó el voto por correo. Luego criticó a Twitter por verificar lo que decía. Pero lo que vino después fue mucho peor.
Esto fue solo el principio del presidente incitando a la violencia contra sus conciudadanos. También lo hizo en una llamada con los gobernadores de los Estados, mostrando una vergonzosa falta de humanidad y una falta de comprensión del uso extremadamente limitado de los militares dentro de los Estados Unidos. Twitter dejó su tuit accesible pero con la advertencia: “Este tuit violó las Reglas de Twitter sobre glorificar la violencia”.
Las fake news no son nada nuevo; antes se les llamaba propaganda. Y nuestra más reciente batalla contra ellas se libra en tres frentes. Los gobiernos pueden aprobar leyes que tengan como objetivo la desinformación, pero o bien son ineficaces o bien son censura. La clave está en educar a las personas para que piensen más críticamente sobre lo que leen, pero esta es una pretensión demasiado elevada y olvida que tendemos a creer lo que encaja con nuestra narrativa partidista. Finalmente, quizás el frente más débil es el de los medios de comunicación o las redes sociales.
La mayoría sabe que Trump miente. Aun así, sus partidarios piensan que los verificadores son piratas partidistas
Los medios de comunicación, en el mejor de los casos, ya tienen el papel de verificador con cualquier gobierno. Si las noticias no son críticas, nuestro trabajo no tiene sentido alguno. La verificación de los hechos en los medios de comunicación ha estado creciendo en los últimos años y ahora tenemos más y más investigaciones que llevan a conclusiones conflictivas.
Un metaanálisis de 2019 de la Universidad Northwestern, la Universidad de Haifa y la Universidad de Temple sintetizó los hallazgos de 30 estudios publicados entre 2013 y 2018. Los investigadores descubrieron que la herramienta de verificación más efectiva es la que corrige una frase entera a través de mensajes. Ahí es donde Twitter es bueno. Los verificadores y las escalas provistas por algunos sitios web de verificación de datos son menos efectivas, según el estudio.
La parte más importante y frustrante viene aquí: la verificación de hechos que corrige una afirmación contraria a la ideología personal de alguien puede ser efectiva. Pero si la afirmación coincide con la ideología personal de alguien, entonces no es efectiva. En otras palabras, creemos lo que queremos creer, ¡que les den a los verificadores! La mayoría de los estadounidenses y personas de todo el mundo saben que Trump miente. Aun así, sus partidarios piensan que los verificadores de datos son piratas partidistas.
No sorprende que Trump y sus partidarios hayan acusado a Twitter de tomar acciones partidistas contra él. En respuesta, Trump tuitéo: “Los Republicanos sienten que las plataformas de redes sociales silencian totalmente las voces conservadoras. Las regularemos severamente o las cerraremos antes de que esto suceda. Ya vimos lo que intentaron hacer en 2016 y fracasaron. No podemos dejar que una versión más sofisticada de eso… en nuestro país. Sería una barra libre para todos los engaños, falsificaciones y robos de papeletas. Quien hiciese más trampas, ganaría. Como sucede en redes sociales. Depura tu acto, AHORA!!! ”. Por tanto, la verificación de hechos se convierte en nada más que un grito de manifestación partidista.
Una vez que las plataformas verifican declaraciones políticas, se convierten de facto en medios de comunicación
Además, al ofrecer la verificación de hechos, Twitter se inclina a desempeñar el papel de los medios, un papel que la mayoría de redes sociales han rechazado ampliamente De hecho, Mark Zuckerberg respondió al movimiento de Twitter diciéndole a Fox News: “Creo firmemente que Facebook no debería ser el árbitro de la verdad de todo lo que la gente diga online”.
La postura de Zuckerberg sobre cualquier tipo de censura podría ser éticamente cuestionada y los empleados de Facebook han protestado recientemente por ello, pero ayuda a proteger a la empresa de las acusaciones de que está favoreciendo algunos discursos y censurando otros. Una vez que las plataformas de redes sociales comiencen a verificar declaraciones políticas, se convierten de facto en medios de comunicación.
La batalla contra las mentiras y las noticias falsas en los medios es inútil porque no hay forma efectiva de combatirlas, y esperar a que las plataformas de redes sociales o los medios de comunicación las corrijan plantea el problema del peligro de la censura.
Es de esperar que los estadounidenses echen a Trump de la presidencia el próximo noviembre, pero eso no va a hacer que los problemas terminen. El mundo nunca se librará por completo de Trump y sus imitadores. Quiero pensar que están ahí para recordarnos que la democracia requiere de todas las voces, incluso las que encontramos feas y repugnantes. Podemos escuchar, discutir, protestar y, lo más importante, votar.
*** Alana Moceri es experta en relaciones internacionales, escritora y profesora de la Universidad Europea de Madrid.