TONIA ETXARRI, EL CORREO 12/08/13
· Sin el desarme de ETA no habrá solución digna para cerrar definitivamente el terrorismo en el País Vasco.
Con la denegación del nombramiento del preso Gorostiaga como pregonero de LLodio y la suspensión cautelar de la designación de Jone Artola, vinculada al colectivo de familiares de presos de ETA, como txupinera de las fiestas de Bilbao, la Justicia ha atendido las razones de quienes consideraban estos nombramientos festivos una ofensa a las víctimas del terrorismo. En el primer caso, por tratarse de una persona «condenada por colaboración con organización terrorista». En el segundo, porque el curriculum de la txupinera la inhabilita para representar a todos los ciudadanos de la Villa al estar vinculada a los movimientos de presos de la banda.
Podría haber transcurrido el inicio de las fiestas de otra forma. Si Jone Artola hubiese dado un paso al frente y se hubiera desvinculado de la trayectoria de la banda terrorista. Y ahí, hasta el obispo Munilla habría defendido su derecho a hacerse demócrata, después de su arrepentimiento. O si la izquierda abertzale no siguiera empeñada en imponer a los suyos, con relato incluido, como la única idea que se les ocurre para demostrar su «buena voluntad». De hecho, hay cientos de bilbaínas con pedigrí democrático que podrían haber cumplido con el papel de representantes festivas de la Aste Nagusia sin mezclar las cosas. Pero la izquierda abertzale, ahora que ETA ya no mata, necesita seguir movilizando a los suyos. Y lejos de presentarse ante la sociedad con la cabeza baja reconociendo el horror propagado por toda la geografía durante tantos años, comparecen altivos exhibiendo palabras huecas y confusas para maquillar su abominable pasado. «Estamos dispuestos a hacer gestos hacia las víctimas continuamente», exclamaba ayer el alcalde de San Sebastián, que se vio contestado en las redes sociales por ciudadanos blogueros que no ocultaban su indignación: «Vuestro primer gesto fue convertirlas en víctimas». Que se aparquen los problemas y se disfrute de la fiesta, reclamaba la txupinera suspendida y enfundada ya en su uniforme de gala. « Todos tenemos ausencias», se justificaba.
Y es ahí donde las víctimas del terrorismo no están dispuestas a transigir: en el relato del sufrimiento generalizado y equiparado. Al cincuenta por ciento. Como si ETA se hubiera enfrentado a un batallón de 858 ciudadanos armados a los que fue eliminando poco a poco durante los últimos cincuenta años. Los vecinos podrán olvidarse de los problemas mientras suene la charanga, asistan a conciertos y al teatro o acudan a los toros (porque en Bilbao sigue celebrandose la fiesta taurina). Pero no habrá lavado de cerebro lo suficientemente intenso como para que se olviden de las tropelías que ETA ha cometido en este país «en nombre del pueblo vasco».
A Daniel Portero, presidente de Dignidad y Justicia, que ha pedido ayuda al alcalde de Bilbao para evitar que la izquierda abertzale protagonice las fiestas, no se le olvida que algunas comparsas fueron inhabilitadas durante un par de años por haber hecho apología del terrorismo al exhibir las imágenes de los asesinos de su padre. Y que el Ayuntamiento de Bilbao, con Iñaki Azkuna a la cabeza, tomó las medidas oportunas para facilitar la suspensión de las actividades de las comparsas que habían incurrido en el delito de apología del terrorismo. Ahora, el alcalde de Bilbao se encuentra en pleno proceso de rehabilitación médica. Pero sus colaboradores piensan que, de proseguir la suspensión del nombramiento de la txupinera, «no tendremos la fiesta en paz, porque se rebelarán; son unos provocadores». De hecho, las comparsas ya han convocado concentraciones en apoyo de esta txupinera que es a la que quieren ver en el trono de la fiesta durante toda la semana.
Esta mañana, el Ayuntamiento de Bilbao, después de reunir a sus servicios jurídicos, tendrá que contestar al juez. Explicarle sus motivos para haber aceptado este nombramiento tan cuestionado. El recurso contencioso-administrativo que la Abogacía del Estado interpuso contra la elección de la txupinera por orden del delegado del Gobierno, Carlos Urquijo, es tan contundente como impecable. Se atiene exclusivamente al historial de Jone Artola sin mencionar parentescos ni cuestionar el sistema de elección de las comparsas. El juez no necesitó más de seis horas para dictar la suspensión cautelar del nombramiento. Algunos representantes del Ayuntamiento dicen sentirse «en medio» de la polémica. Planteado así, resulta un debate falso. Porque si el remedio para tener «la fiesta en paz» pasa por dejar que la izquierda abertzale que sigue sin cuestionar la historia de ETA imponga su presencia en todos los rincones de la geografía vasca sin demostrar el mínimo gesto de arrepentimiento, se le está pidiendo a la sociedad un «trágala» difícil de asimilar.
Al delegado del Gobierno seguramente le resultaría más cómodo mirar hacia otro lado. Se evitaría muchos insultos cada vez que acude a actos públicos. Pero sabe que tiene que cumplir con su deber de defender la ley y la dignidad de las víctimas. Se va extendiendo una actitud comodona y conformista en la sociedad vasca que denota cierto aire de derrota ante la presión constante del mundo de ETA que sólo la clase política puede cambiar si se mantiene fiel a la conservación de la memoria. La conferencia de paz que ha organizado el alcalde de San Sebastián va sufriendo vías de agua. UPyD no pensaba ir. El PP anunció su ausencia. Tampoco el PSE acudirá. Si el PNV teme que esta convocatoria vaya a servir «para acompañar gestos de ETA» no se entiende su participación. Para que ETA se disuelva no necesita comparsas.
TONIA ETXARRI, EL CORREO 12/08/13