TONIA ETXARRI, EL CORREO – 26/03/15
· El Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, con sede en Vitoria, ha tenido al fin su inicio simbólico, con tres años de retraso. Pero lo que tenía que haber sido una ceremonia solemne y cercana devino en un acto gélido entre los representantes políticos, tan proclives a crear problemas en vez de resolverlos.
Con el centro de la memoria no estamos ante un tema menor. Se trata de construir algo juntos para que quede constancia del horror que provocó ETA durante todos sus años de persecución a ciudadanos inocentes. Pero el abismo que separa al Gobierno de Rajoy y al Gobierno vasco no augura un relato con final concertado sobre la terrible historia de la banda y la deslegitimación de la violencia.
Las víctimas del terrorismo, que hasta mediados de los 90 fueron las grandes olvidadas de la democracia en el País Vasco, se merecen un cierre de este abominable capítulo con una llave única compartida por todos los partidos democráticos. Pero falta mucho para llegar a esa meta. Demasiados intereses por embadurnar los hechos criminales. Demasiado empeño en maquillar las tropelías de ETA y por contar que existieron dos bandos enfrentados para justificar la existencia de la organización terrorista, en defensa propia.
Compensar a los dos bandos inexistentes forma parte de la actitud del Gobierno nacionalista vasco cuyo lehendakari, tan calculador en las formas, acaba teniendo gestos muy elocuentes. Homenajear a tres familias de víctimas de ETA y cinco días después entrevistarse con el colectivo de familias de presos de ETA, sin exigirles que se desmarcaran de los crímenes cometidos por los terroristas, no puede interpretarse de otra forma.
El lehendakari comprendía los dos sufrimientos. El de quienes van a visitar a los presos terroristas a la cárcel y el de quienes van a visitar a los suyos a la tumba porque unos asesinos decidieron matarlos por pensar diferente. No se pueden poner en la misma balanza. Pero los hechos hablan por sí solos. Si el PNV en el Parlamento vasco, entre 1980 y 2011, dedicó el doble de tiempo a hablar de presos de ETA que de sus víctimas, ¿qué van a pensar los que lo perdieron todo?
A veces vale la pena abandonar las frías estadísticas y poner rostro a quienes sufrieron aquellos zarpazos. Carlos Aresti se ha decidido a contar, en EL CORREO, el viacrucis que vivió su padre desde que se negó a pagar el impuesto terrorista en los duros «años de plomo». Dejó constancia de su negativa ante notario. Y lo mataron. Tres años después, se lamenta el hijo, el Ayuntamiento de Bilbao cambió el nombre de la plaza del Conde Aresti (abuelo del asesinado y diputado general en 1898), borrándolo de la historia.
El informe de la comisión de expertos para la creación del Centro Memorial de las Víctimas va encabezado por una cita de Primo Levi, superviviente del Holocausto. «Si comprender es imposible, conocer es necesario, porque lo sucedido puede volver a suceder. Las conciencias pueden ser seducidas y obnubiladas de nuevo: las nuestras también.». Hay que contar. La verdad. Y ser exigentes, sin complejos y sin intereses partidarios, con el relato de la historia que nos tocó vivir.
TONIA ETXARRI, EL CORREO – 26/03/15