DIARIO VASCO, 19/11/11
La campaña echa el telón con la incertidumbre de la crisis y los partidos vascos jugándose los escaños decisivos en unos pocos votos
La campaña echó anoche el telón con la sombra de la crisis. Las negras perspectivas parece que no dejarán a Mariano Rajoy disfrutar de un lunes victorioso. Y es que nadie se atreve a vaticinar cómo se despertará la prima de riesgo. Urgen tomar medidas y el Gobierno socialista saliente se ha comprometido a una transición ordenada y pactar con el PP cualquier medida económica motivada por la incesante presión de los mercados. Rajoy deberá acelerar los trámites para formar gobierno y espera celebrar para antes de Navidad su primer consejo de ministros.
Para esas fechas es probable que el PSOE esté inmerso en su renovación interna, abocada a abrirse el domingo a la noche, con rumores ya de que Zapatero podría anunciar el mismo lunes la convocatoria de un congreso extraordinario. Todo dependerá de la dimensión de la debacle que las encuestas le auguran.
Mientras, en la Comunidad Autónoma Vasca todo va a pender de un hilo hasta el último minuto, con tres escaños en el aire, uno por cada territorio, que determinarán el éxito o el fracaso. Cada partido tiene ya dibujado su particular resultado.
El PNV se perfila como quien más riesgos corre mañana. Después de perder el Gobierno Vasco y dos de las tres diputaciones, no se puede permitir un nuevo revés. Necesita cinco diputados para lograr el grupo parlamentario, algo clave política y logísticamente. El partido calcula que se mueve entre cuatro y seis escaños. Da por consolidados dos en Bizkaia y uno en Gipuzkoa y Araba, respectivamente. Se juega uno con Amaiur en suelo guipuzcoano y el tercero vizcaíno con todos, por lo que en este territorio necesita movilizar a sus votantes y conseguir la llave para ser primera fuerza en Euskadi. Los jeltzales han lanzado sus redes a los caladeros que se fueron a Bildu en mayo en Gipuzkoa, y taponan las fugas al PP, en Bizkaia principalmente. Para llegar a todos los lados no han dudado en recurrir a todas las ‘almas’ del partido, desde Xabier Arzalluz a Josu Jon Imaz, cuyas imágenes aparecen, junto a otros históricos dirigentes, en las últimas propagandas electorales. Los jeltzales han recibido también apoyos como el de la asamblea de Hamaikabat en Donostia, que ha pedido el voto para Arantxa Tapia.
En el PSE-EE ven muy cerca el objetivo de alcanzar cinco diputados. Supondría para ellos un resultado extraordinario que reforzaría su papel, tanto internamente en el PSOE como de cara al final de la legislatura vasca. La gestión del cese de la violencia es la principal baza en que se han apoyado. Los socialistas creen que tienen en el bolsillo dos asientos en Bizkaia, el alavés de Ramón Jáuregui, y el de Odón Elorza en Gipuzkoa. Lograr el segundo en este territorio es el que marcará la diferencia. La clave estará en su comportamiento en las ciudades como San Sebastián, Irun, Errenteria o Eibar.
Sin embargo, en estos núcleos de población se detecta una tendencia, cuya fuerza se desconoce, muy favorable al PP vasco, que siempre ha vivido del voto urbano y que en las generales de 2000, las de la mayoría absoluta de Aznar, le permitió, por ejemplo, sacar diez mil votos al PSE en Donostia. Probablemente en Gipuzkoa no le alcanza para más de un asiento, pero el PP confía en que ese tirón le va a permitir llegar, por lo menos, hasta los cinco escaños, doblando en Vizcaya y Álava, lo que les pondría en situación de convertirse en los grandes triunfadores en Euskadi. Su último golpe de efecto ha sido anunciarse en euskera en el diario Berria, en un intento de demostrar que el PP es un partido integrado con total normalidad en el paisaje vasco, siguiendo la línea de Antonio Basagoiti y Borja Sémper. Los populares han querido centrar su campaña en la economía, dejando aparcada hasta el lunes la gestión de la paz. Aunque su objetivo declarado en Araba es lograr el segundo escaño para dejar fuera de juego a Amaiur.
La ola de Bildu
La coalición soberanista protagoniza la principal incógnita: si se repetirá o no la ola de Bildu en las forales y municipales de mayo, al calor del reciente final de ETA, aunque está cuestión ha pasado bastante de puntillas en la campaña. Los constitucionalistas prevén una bajada para la coalición de la izquierda abertzale, EA, Aralar y Alternatiba, pero Amaiur no se muestra nerviosa, ni siquiera por la posibilidad de que finalmente pueda quedarse en cuatro, incluido el escaño de Navarra, sin formar grupo. Para ellos, poder presentarse es ya un triunfo.
Además, éstas no son sus elecciones, por lo que están incidiendo mucho en la movilización a los suyos. No obstante, su esperanza es acercarse a los resultados de mayo y, como entonces, sortear las encuestas, lo que les permitiría lograr con holgura el grupo propio. En Álava debe echar el resto para amarrar un escaño y en Gipuzkoa confían, con lo que sumen de Aralar, en alcanzar el tercer escaño, una marca extraordinaria para ellos.
La complejidad de Euskadi puede echar por tierra todas estos cálculos, algo que, por otra parte, suele ser bastante habitual. Por tanto, los partidos vascos se presentan el domingo a una cita a ciegas, en la que ninguno sabe realmente qué se va a encontrar. Diversos estudios oficiales han detectado una bolsa de 300.000 indecisos en Euskadi que pueden destrozar cualquier previsión, sobre todo cuando los márgenes para repartir los últimos escaños pueden oscilar en unos pocos miles de votos. En Navarra, todo parece más claro. PP-UPN apunta a tres, lo que convertiría a los populares en la principal fuerza de lo que los abertzales denominan «Hego Euskal Herria». Socialistas y Amaiur se repartirían uno cada uno.
Las llamadas a la participación culminaron una campaña donde el PSOE ha escondido a Zapatero, señalado por su errática gestión de la crisis. Al menos, no pierden el humor. Rubalcaba bromeó con que Rajoy intentó llegar a la Moncloa «de la mano de una ‘niña’ y ahora lo hace con una ‘prima’ (de riesgo)».
DIARIO VASCO, 19/11/11