Un destacado halcón parece haberse convertido en paloma en el camino de la independencia vasca

 

«La Izquierda Abertzale no prevé un escenario futuro en el que haya acciones violentas». Y si hay atentados violentos, añade, quienes los lleven a cabo «se quedarán fuera y contra la nueva estrategia adoptada por nuestros miembros», dice el dirigente de la extinta Batasuna Rufi Etxeberria en una entrevista concedida al periódico irlandés The Irish Times.

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Rufi Etxeberria ocupa un lugar privilegiado para leer las frecuentes señales oscuras que las autoridades españolas y el grupo terrorista vasco Eta se envían cuando un proceso de paz está en el aire.

Nacido hace 50 años en la pintoresca localidad vasca de Oiartzun, se formó en su juventud con los dirigentes de la Izquierda Abertzale (Izquierda Patriótica), el movimiento político independentista asociado con Eta. Ahora está considerado como una de las figuras más influyentes del movimiento que no está en prisión.

Él es el único líder que ha sido estrecho observador o que ha participado en conversaciones con representantes del gobierno español y de otros partidos durante las tres treguas más importantes que se iniciaron en 1989. Madrid le consideraba un “halcón” en las conversaciones de 2006 con el Partido Socialista (PSOE), que se interrumpieron después de que Eta pusiera un bomba en el aeropuerto de Barajas a finales de ese año.

Poco después fue detenido por la polémica investigación del magistrado Baltasar Garzón. Fue acusado de tratar de reconstruir el prohibido partido Batasuna, considerado por la justicia española como una parte integrante de Eta. Fue puesto en libertad a principios de ese año por haber cumplido el periodos máximo de “prisión preventiva” permitida sin haberse celebrado juicio con acusaciones que todavía no se han demostrado.

Desde entonces, ha sido la pieza clave en los movimientos que parecen haber transformado la Izquierda Abertzale de ser el altavoz político de Eta a ser una voz que está insistiendo en que el grupo terrorista debe cerrar sus puertas y que la independencia vasca sólo puede ser perseguida efectivamente con total ausencia de violencia.

El halcón parece haberse convertido en paloma. Este proceso ha culminado con el alto el fuego anunciado por Eta el domingo 5 de septiembre.

Sin embargo, el gobierno español ha rechazado la declaración de alto el fuego de Eta por “insuficiente”, y continúa persiguiendo enérgicamente a los miembros de la antigua Batasuna, prohibiendo la manifestación radical del sábado pasado y deteniendo el pasado martes a una docena de militantes políticos presuntamente vinculados a Eta.

Etxeberría rechazó una entrevista telefónica con The Irish Times, pero aceptó contestar a preguntas escritas.

Rechaza la opinión ampliamente difundida de que la declaración de Eta, que no especifica si la nueva tregua es permanente e irreversible, no colma las expectativas no sólo del gobierno español, sino de la propia Izquierda Abertzale. Indica que esta tregua, a diferencia de sus predecesoras, es “unilateral e incondicional” y que no es el resultado de ningún acuerdo anterior con el gobierno o los partidos políticos.

Dice que el alto el fuego depara “un contexto fundamental para el diálogo y la negociación de cara a la resolución del conflicto”.

Pero ¿satisface el comunicado los elementos de la Declaración de Bruselas, el llamamiento del pasado mes de marzo de figuras internacionales entre las que se incluyen Nelson Mandela y Mary Robinson para un “alto el fuego permanente y verificable internacionalmente”, y la aceptación de Batasuna?

Reconoce que no. “Batasuna continúa pidiendo a Eta que acepte todo el contenido de la declaración, y eso significa hacer explícito que este alto el fuego es permanente y verificable”. Precisa que cree que es el movimiento político, y en consecuencia no Eta, el que será “soberano” y decidirá la estrategia.

“La Izquierda Abertzale no prevé un escenario futuro en el que haya acciones violentas”. Y si hay atentados violentos, añade, quienes los lleven a cabo “se quedarán fuera y contra la nueva estrategia adoptada por nuestros miembros”.

Etxeberría insiste en que esta nueva estrategia, desarrollada a través de asambleas populares en todos los pueblos y ciudades del País Vasco, implica un “irreversible compromiso con métodos exclusivamente pacíficos y democráticos”. Y añade que Eta, desde el pasado mes de enero, había respondido que “la Izquierda Abertzale ha hablado y asumimos sus posiciones”.

Los escépticos del alto el fuego de Madrid y Bilbao respondieron que esta declaración era un subterfugio, una táctica para, a medio plazo, persuadir a los tribunales para que legalizaran Batasuna y así poder participar en las elecciones municipales del próximo año, mientras una exhausta y rota Eta descansa y se rearma para seguir luchando.

Pero el lenguaje de Etxeberria es realmente claro y sus amigos y él deben saber que si esta vez incumplen su palabra, se perdería para siempre cualquier credibilidad que pudieran conservar de los votantes vascos.

Rechaza informaciones que dicen que muchos, y tal vez la mayoría, de los miembros de Eta se oponen al alto el fuego. Semejantes informaciones, dice, son una mala propaganda proveniente de gente “especialmente interesada en continuar con el conflicto”.

Etxeberría parece optimista con la muy poco entusiasta respuesta del gobierno al alto el fuego, y parodiando esa respuesta dice que Madrid debería “adoptar medidas, incluso si hay pocas medidas” para iniciar un proceso de paz.

El gobierno y los tribunales, añade, son “irresponsables” recurriendo a la “cómoda inercia” de continuar prohibiendo manifestaciones y persiguiendo a los radicales como si nada hubiera cambiado. Dice que la prohibición del pasado sábado “era una demostración más de la estrategia de violencia que el estado impone en el País Vasco”.

Alega que, con el alto el fuego, Eta ha creado muy buenas expectativas en la sociedad vasca y que “nadie tiene el derecho de robar la esperanza de paz y de democracia para la sociedad vasca”. Uno tiene que pensar por qué Eta no pensó en este simple gesto hace 40 años.

Sin embargo, hay una tranquilizadora ausencia de amenaza en el discurso actual de Etxeberría. “Queremos escuchar que el gobierno reconoce los derechos nacionales del País Vasco, su derecho de autodeterminación, queremos escuchar que respetará cualquier cosa que los vascos puedan decidir democráticamente”. Esto está lejos de los ultimatums de Batasuna de antaño.

Mientras destaca que la Izquierda Abertzale sigue comprometida con el objetivo de la independencia vasca, insiste que su corriente respeta a todas las otras opciones políticas. Reitera que lo más importante de todo es que cualquier intransigencia del estado no provoque la vuelta a la violencia: “Responderemos con paciencia. Estamos en un momento decisivo. No podemos permitir que se colapse. La Izquierda Abertzale está comprometida con el proceso democrático y no se apartará de ese camino. Nuestra orden y compromiso es inequívoco y soberano”.

The Irish Times, 18/9/2010