JUAN CARLOS VILORIA-EL Correo
- Guerra augura lo contrario del futuro fascinante que ofrece el sanchismo
El futuro que el presidente va presentando en su gira por las comunidades tiene una cara A y una cara B. La cara A es lo que han venido a llamar ‘Plan de Recuperación, Transformación y Resilencia’. Ayudas a autónomos, ejecución rápida de los fondos europeos; apuesta estratégica por la educación… Y, precisamente, la educación es parte de la cara B del futuro que propone el presidente. Educación en la que se tacha el español como lengua vehicular en la enseñanza, paso de curso con dos suspensos y marcaje ideológico a la concertada. La cara B tiene pues zonas de sombra como los acuerdos con Bildu. Eso es lo que ha hecho salir de su retiro a Alfonso Guerra, que parece el depositario de los valores éticos y políticos del PSOE. Y ha hecho un diagnóstico aciago: «El Gobierno está incurriendo en decisiones absurdas de calado simbólico y cuando una sociedad acepta lo absurdo sin reaccionar es una sociedad en decadencia». El oráculo de los rescoldos del PSOE pronostica justo lo contrario del futuro fascinante que ofrece el sanchismo. Decadencia y autoritarismo.
El historiador Arnold Toynbee, cuando escribe de la decadencia de las naciones, señala que las causas principales provienen del deterioro de la minoría creativa que degenera en minoría dominante, lo que fuerza a la mayoría a obedecer, sin merecer obediencia. La incógnita es si la sociedad española tendrá o no capacidad de reacción.