Los compañeros de Blanco de la Generalitat se han abalanzado sobre The Economist. Como tampoco deben de saber inglés, le acusan de difamar la lengua catalana. Probablemente, no han entendido que el texto de la revista se refiere a los nacionalistas, a su dogmatismo y a sus obsesiones, y no al dogmatismo de esa lengua.
El espectáculo de José Blanco citando «The Wall Street Journal» (WSJ) con muestras evidentes de no saber una palabra de inglés me ratifica en mi vieja idea del insoportable papanatismo que tiene eso de recurrir a la prensa extranjera para saber cómo estamos. Aunque se lo hayamos contado nosotros mismos al corresponsal recién aterrizado y, a veces, con semejantes limitaciones que las de Blanco para los idiomas, el español, en su caso.
Pero ya que Blanco se apoya en el WSJ para demostrar a los españoles la buena salud de nuestro sistema financiero, que se haga ahora con un ejemplar del «The Economist» y pida la traducción del artículo dedicado a nuestro sistema autonómico. De la parte en que se refiere a los fracasos de ese sistema, y, muy en particular, allí donde analiza lo que esta revista califica como el dogmatismo lingüístico de los nacionalistas, su obsesión por la lengua y sus intentos de eliminación del español del sistema de enseñanza. Y que nos dé una rueda de prensa a los españoles, como con el WSJ.
En lugar de eso, los compañeros de Blanco de la Generalitat, más bien se han echado al cuello de los responsables del Economist. Quieren abofetearlos, más que citarlos. Como tampoco deben de saber inglés, les acusan de difamar la lengua catalana. Probablemente, no han entendido que el texto de la revista se refiere a los nacionalistas, a su dogmatismo y a sus obsesiones, y no al dogmatismo de la lengua catalana.
Y esto ha ocurrido el mismo día en que este periódico nos cuenta que la Generalitat va a fomentar la enseñanza del francés mientras que sigue incumpliendo la tercera hora de castellano. Para que lo entienda «The Economist», que aún no lo sabía cuando hizo el reportaje, es algo así como si los escoceses eliminaran el inglés de la escuela, enseñaran exclusivamente en escocés o en gaélico y, además, sustituyeran el inglés por el francés.
En el siguiente reportaje, quizá escribirán locura donde pusieron dogmatismo nacionalista. Que es lo que ya sabemos los españoles sin que nos lo cuente «The Economist». Menos Blanco y el PSOE que, en ese asunto, no se interesan ni por los medios extranjeros.
Edurne Uriarte, ABC, 13/11/2008