Mikel Buesa-La Razón
- De las 850.000 familias que iban a estar cubiertas por el Ingreso Mínimo Vital, dos años y medio más tarde cuatro de cada diez se han quedado fuera
Veámoslo. De las 850.000 familias que iban a estar cubiertas por el Ingreso Mínimo Vital, dos años y medio más tarde cuatro de cada diez se han quedado fuera; el bono social eléctrico, que iba a afectar a 1,5 millones de hogares, se ha quedado en casi nada: 2.300 beneficiarios; sólo 2.000 comunidades de vecinos se han acogido a la reducción del precio del gas para instalaciones colectivas –iban a ser 1,7 millones de hogares–; y lo mismo con la tarifa de último recurso del gas individual que únicamente ha llegado a medio millón de usuarios. Para más inri, el prometido cheque de doscientos euros para paliar los efectos de la inflación sólo lo ha recibido la cuarta parte de los 2,7 millones de adjudicatarios prometidos por Sánchez. Además, los bancos informan que las ayudas a los que tienen una hipoteca apenas se solicitan, pese a que el euríbor sigue al alza. Y los alquileres han subido más que el índice general de precios en las ciudades más importantes.
Todo esto tiene causas evidentes: mal diseño de las políticas, deficiente capacidad de gestión administrativa, excesiva carga burocrática, información farragosa y de difícil acceso, escasa cooperación con los servicios y ONG sociales. Mientras tanto las colas del hambre se estiran y el escudo social se resquebraja por todas partes.