Florencio Domínguez, LA VANGUARDIA, 1/8/12
Ignorar las amenazas existentes en la zona del Sáhara por puro voluntarismo es suicida
El Gobierno repatrió el pasado fin de semana a los cooperantes españoles en los campamentos saharauis ante el riesgo de que se produjeran ataques contra estas personas. Las oenegés se han rebelado contra esta decisión y han anunciado la vuelta inmediata de los cooperantes para ayudar a los refugiados. No sólo hacen ese gesto de desafío, sino que además niegan la mayor: cuestionan que existan nuevas amenazas que justifiquen la actuación del Ejecutivo.
Las oenegés juegan con ventaja a la hora de la guerra propagandística. El Gobierno, tal como ha hecho, puede dar la voz de alarma y anunciar la existencia de un peligro, pero no puede hacer público cómo se ha enterado de la existencia de la amenaza. De esta forma todo queda, aparentemente, reducido a la palabra del Ejecutivo contra la palabra de los grupos de apoyo a los saharauis. En una pelea mediática entre los solidarios y el Gobierno, al que además se acusa de promarroquí, este tiene todas las de perder.
Pero ese hecho no quita valor a las razones que tiene el Ejecutivo al actuar como ha actuado. La zona del Sáhara se ha convertido en un espacio de riesgo por la presencia de diversos grupos yihadistas que han encontrado en el secuestro de ciudadanos occidentales una forma fácil de financiación. El secuestro, en octubre pasado, de dos cooperantes españoles y una italiana dentro de un campamento saharaui es la prueba más evidente. Los servicios de inteligencia españoles se han visto obligados a extender sus redes de información por la región, a buscar el apoyo de los gobiernos locales y a cooperar con las agencias de otros países aliados para poder prevenir riesgos a tiempo o para paliar los daños a posteriori. Cuando hay secuestros, negociar y pagar rescate, como hace España, provoca tensiones con otros países amigos, como Estados Unidos, que no son partidarios de estas cesiones.
Hacer acusaciones contra el Gobierno por dar la voz de alarma basándose en las simples impresiones subjetivas de los cooperantes sobre su grado de amenaza no es un comportamiento responsable. Si alguien tiene dudas sobre los riesgos potenciales de la zona puede leerse el reciente informe elaborado por Fernando Reinares para el Real Instituto Elcano sobre lo que llama «condominio yihadista» creado en el norte de Mali con presencia de los grupos Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), Ansar al Din (AD) y el Movimiento por la Unicidad y la Yihad en África Occidental (Muyao). Este experto llega a la conclusión de que la eventual consolidación de ese «condominio yihadista» supone «un riesgo ineludible para algunos países de la UE. Incluyendo a España, no sólo por su proximidad geográfica, sino porque» todos estos grupos «han dado muestras de considerar a nuestros ciudadanos e intereses blanco de su violencia terrorista». Ignorar las amenazas existentes por puro voluntarismo es suicida.
Florencio Domínguez, LA VANGUARDIA, 1/8/12