Un fanático islamista provoca una masacre gay en Orlando

EL MUNDO – 13/06/16

· Un estadounidense de origen afgano irrumpe en un club de homosexuales y mata a 50 personas El Estado Islámico se atribuye la autoría y define al asesino como uno de sus ‘combatientes’ Trump: «Ya había advertido que esto iba a pasar»

El Día del Orgullo Gay se ahogó en sangre en Estados Unidos. La ciudad de Orlando –que simboliza el entretenimiento nacional con sus parques de atracciones de Disney World, Universal y Sea World– fue ayer escenario del mayor asesinato en masa de la historia del país desde el 11 de Septiembre: 50 personas muertas y otras 53 heridas cuando Omar Mateen, estadounidense de 29 años y religión musulmana, entró a las dos de la mañana pegando tiros en la discoteca Pulse. Para el FBI, Mateen, empleado como guardia de seguridad, no era un desconocido, había sido investigado en 2014.

El festejo del Día del Orgullo Gay era el primero que tiene lugar en Estados Unidos desde que, hace 11 meses y dos semanas, el Tribunal Supremo de ese país legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Mateen, de padres afganos, se atrincheró en el local hasta que, a las cinco de la madrugada hora local (11:00 en España) fue abatido por las fuerzas del orden. Así concluía una carnicería ligada al terrorismo islámico, ya que justo antes de perpetrar el atentado Mateen llamó al número de emergencias de EEUU (el equivalente del 112 español) para proclamar su fidelidad al Estado Islámico (IS). El grupo terrorista se apresuró ayer a reivindicar el ataque perpetrado por uno de sus «combatientes». El estilo de la matanza recuerda al de la sala Bataclán de París el pasado noviembre.

Mateen entró en Pulse y no disparó indiscriminadamente, sino con cuidado, para tratar de matar al mayor número de personas posible. El ruido de los disparos se mezcló con la música durante los primeros minutos, lo que hizo que parte del público tardara en darse cuenta de lo que estaba pasando. A las 2.09 de la madrugada, cuando Mateen llevaba ya siete minutos asesinando a sangre fría a personas desarmadas, el community manager de Pulse colgó en las redes sociales un mensaje instando al público a abandonar el local.

Lo que siguió entonces fue una estampida y una crisis que duró tres horas –cuyos detalles no habían sido aclarados anoche por las autoridades– en las que Mateen se hizo fuerte en la discoteca con un número indeterminado de rehenes, hasta que la policía entró y lo abatió. Durante la operación, un agente recibió un balazo en la cabeza, aunque su vida no corre peligro.

Sin embargo, no parecía que el asesino fuera miembro de la organización IS, como los terroristas que llevaron a cabo los atentados de París en enero y noviembre pasados, o los de Bruselas, en marzo. Más bien todo apuntaba a que Mateen era un radical con simpatías hacia el IS, al estilo de Syed Farook y Tashfeen Malik, que el 2 de diciembre asesinaron a 14 personas en un centro para discapacitados psíquicos en la ciudad de San Bernardino (California). De hecho, en su llamada al 112, Mateen citó como ejemplo el atentado de la maratón de Boston, en 2012, en el que dos hermanos de origen checheno, Tamerlán y Yójar Dudáiev, asesinaron a tres personas con una bomba de fabricación casera en la línea de llegada de esa competición deportiva.

Pero la matanza de Orlando, el peor atentado en EEUU desde el 11-S, también tiene un componente de lo que se denomina «crimen de odio» (hate crime), es decir, una acción motivada por prejuicios raciales, religiosos o de otra índole. Porque, a fin de cuentas, sus víctimas fueron elegidas por su orientación sexual. Así, en esos dos términos, la calificó ayer el presidente Barack Obama, en un discurso televisado a la nación, en el que también recordó que el acceso a las armas de fuego –en EEUU hay aproximadamente un 15% más armas que personas– ha jugado un papel clave en el ataque.

Mateen había sido investigado por el FBI en 2014, aparentemente por su radicalismo. La legislación estadounidense impide que personas en la lista de potenciales terroristas –en la que no está claro si el asesino se encontraba– se suban a aviones, pero no que compren fusiles de asalto como el AR-15 que Mateen empleó en Pulse. De las 25 matanzas con mayor número de víctimas mortales que se han producido en EEUU, 12 se han producido después del año 2000, y ninguna tuvo lugar antes de 1982. Canadá ha tenido siete matanzas por arma de fuego desde 1996; EEUU, siete desde el lunes de la semana pasada.

Pero esta masacre tiene dos rasgos diferenciales: sus víctimas lo fueron por su orientación sexual, y el perpetrador era un radical islámico. Sin embargo, Obama no hizo ninguna referencia al radicalismo islámico. Es algo que aprovechó rápidamente el candidato republicano a la presidencia, Donald Trump, que afirmó en Twitter que él «ya había advertido de lo que iba a pasar» y que que si Obama sigue sin mencionar «el fundamentalismo musulmán ¡debería dimitir con deshonor!».

EL MUNDO – 13/06/16