Tonia Etxarri-El Correo

El PSOE y el PNV salen reforzados de la crisis del coronavirus

Encaramos la recta final del estado de alarma con la recuperación de los partidos de fútbol sin público, las playas con puerta, la música sin baile y el anuncio del adelanto de la apertura de fronteras para el 21 de junio. A ver cómo se las compone el turismo para recuperar el tiempo perdido. Después de tres meses de aislamiento y dolor prevalecen los miedos. Al contagio por los nuevos brotes detectados en Euskadi. A la dificultad de la recuperación económica. Y a la confrontación política.

Se necesita una actuación coordinada de Gobierno y oposición. Pero las palabras se retuercen para justificar lo que no se hace. El Gobierno habla de pactos transversales, consciente de que la crispación no cotiza en los sondeos. Pero una alianza cruzada, si no engloba al primer partido de la oposición (y segunda fuerza del Congreso) nada tendrá que ver con los pactos de Estado. Esa mayoría cualificada tan necesaria para las grandes reformas está siendo ignorada desde La Moncloa, empeñados en dejar al centro derecha confinado en el rincón de los «ultras».

En los estudios comparados, España ha quedado finalista en la clasificación de los países más crispados de Europa. El primer ministro italiano ha declarado ante la Fiscalía por los errores cometidos al principio de la crisis. Y no por eso se siente víctima de una operación de acoso y derribo. Aquí ha sido diferente. Sánchez no tolera la disidencia. Ni en su partido ni en la oposición de centro derecha. A veces la considera «golpista», otras, «controladora». Sánchez omite que Casado le votó afirmativamente tres veces y se abstuvo en la cuarta prórroga. Sólo menciona al PP para decir que le votó en contra en las dos últimas ocasiones y para reclamarle apoyo en las ayudas del fondo europeo de reconstrucción.

De ésta no saldremos más fuertes (como preconiza la propaganda del Gobierno) sino, seguramente, ‘los más fuertes’. Pedro Sánchez, a pesar de tantas trampas en la gestión del Covid-19, sale indemne de tan dura experiencia. Su alianza con Ciudadanos le está permitiendo hacer un cordón sanitario al centro derecha. El viraje del partido naranja le va dando oxígeno mientras negocia con ERC la puesta en marcha de la mesa de partidos que vienen exigiendo los secesionistas catalanes. Un desconocido Ciudadanos que sigue dando cobertura a Sánchez sin cuestionar la presencia de Podemos en el Gobierno, sin hacer ‘casus belli’ del pacto de Sánchez con Bildu y sin poner condiciones a una posible alianza del Gobierno con ERC que fue, al fin y al cabo, uno de los principales socios de investidura, junto con el PNV. Habrá que ver cómo aprobará Ciudadanos unos Presupuestos elaborados por un gobierno socialcomunista si, además, ERC consigue imponer sus condiciones.

En su comparecencia televisiva del fin de semana Sánchez se permitió una licencia diciendo que, en tiempos de tempestad, unos construyen muros y otros, molinos. Seguramente no cayó en la fatal coincidencia. Porque su vicepresidente Pablo Iglesias fue un entusiasta defensor del muro de Berlín. Tanto que, en su día, lamentó su caída. Hay que informarse bien antes de reproducir proverbios chinos.

Lejos de citas, en Euskadi ya estamos en clave electoral. El PNV utilizará su influencia en Pedro Sánchez como baza electoral. Pero los rebrotes de infectados han sido un revés para Urkullu a solo un mes de las elecciones. No le pasará factura, seguramente, entre un electorado que ha asumido la gestión del PNV como un escudo frente a la inestabilidad del secesionismo catalán. Por eso el PP de Iturgaiz lo tiene en el eje de su campaña. Comparándolo con la gestión «desastrosa» de Sánchez, a pesar de que tanto el PSOE como el PNV están saliendo reforzados de esta crisis.

Idoia Mendia tendrá que marcar más su distancia de Bildu, a quienes Sánchez ha blanqueado a pesar de que siguen sin condenar el terrorismo de ETA. Se acaba el confinamiento y se abren de par en par las