ABC 24/04/14
· Archiva una denuncia contra Hasier Arraiz, presidente de Sortu, al considerar que no enalteció el terrorismo
La frase que no es enaltecimiento del terrorismo:
«Hace 35 años la izquierda abertzale hizo una elección [la de que ETA siguiera matando tras la aprobación de la Constitución] que consideramos, hoy más que nunca, acertada (…). No estamos dispuestos a rechazar ni a revisar nada de aquello; es más, reivindicamos, con todos nuestros errores, lo que fuimos y lo que somos»
El juez del País Vasco Borja Iriarte archivó ayer la denuncia que el colectivo de víctimas Dignidad y Justicia había presentado contra Hasier Arraiz, presidente de Sortu, por haber justificado durante un acto político en noviembre de 2013 los úlitmos 35 años de asesinatos cometidos por la banda terrorista ETA, tras la aprobación de la Constitución.
En esa intervención, el dirigente abertzale sostuvo que hace 35 años «la izquierda abertzale hizo una elección que consideramos, hoy más que nunca, acertada (…). No estamos dispuestos a rechazar ni a revisar nada de aquello; es más, reivindicamos, con todos nuestros errores, lo que fuimos y lo que somos, lo que hemos hecho y lo que hacemos, como no puede ser de otra manera (…)». Estas palabras sirvieron a Dignidad y Justicia como argumento para considerar punible penalmente la conducta de Arraiz por un delito de enaltecimiento del terrorismo.
Sin embargo, lo que en su día en el caso de Arnaldo Otegi se saldó con una pena de prisión por ese delito (por unas declaraciones similares que pronunció en el homenaje a Argala), ahora con Arraiz ha terminado en archivo. Al menos de momento. Iriarte, designado magistrado autonómico a propuesta del PNV, ha decidido dar carpetazo a la denuncia al no tener claro que con sus palabras, pronunciadas en un homenaje a Santiago Brouard y Josu Muguruza en Bilbao, Arraiz quisiera enaltecer a ETA. DyJ recurrirá.
«Otro que se «vino arriba»: El juez valora elementos como que no se exhibieran fotos de etarras o la improvisación del discurso»
Marcha atrás
Iriarte reconoce que la intervención de Arraiz fue «ambigua» y «poco afortunada», pero en caso de duda debe prevalecer la inocencia del imputado. Este, a su vez, y bien asesorado por su abogado, Iñigo Iruin, había insistido por activa y por pasiva durante la instrucción en que «no fue su intención justificar la actuación terrorista, sino hacer una valoración política de unos hechos históricos». Y el juez se lo cree.
También fue política la valoración que hizo Otegi cuando comparó la propuesta que la izquierda abertzale lanzó en 2004 con la de 1977, pero en ese caso la Audiencia Nacional sí entendió que el batasuno ensalzó a ETA.
El juez que ha instruido este caso (en el TSJ vasco porque Arraiz es parlamentario autonómico y, por tanto, aforado) sostiene que la «cronología» ha jugado en favor de la interpretación (política) que Arraiz ha hecho de sus propias palabras, pues las pronunció pocos días antes del 35 aniversario del referéndum constitucional «en el que la izquierda abertzale propugnó el no ». Además –prosigue el juez– esa fecha, 1978, «no parece un hito destacado en la propia actividad de la banda terrorista ETA, iniciada al menos diez años antes, salvo que considerásemos que la falta de libertades justificaba el asesinato como forma de actuación».
A lo largo de la resolución, de 35 páginas, Iriarte hace un esfuerzo ímprobo por analizar la actuación de Arraiz más desde el prisma de la omisión que de la acción, hasta el punto de que da la sensación de que Arraiz queda libre de culpa gracias a lo que no hizo. Le exculpa por el contexto, porque las palabras fueron pronunciadas en un turno de preguntas posterior a una intervención del imputado en el homenaje antes citado. Le exculpa por la improvisación, porque vomitó sus frases «sin la debida meditación»: «solo un exabrupto de meridiana interpretación podría considerarse de suficiente dolo para que hubiera un delito en una contestación a una pregunta directa del público», dice Iriarte en el auto.
La exculpa también por no haber exhibido en ese acto propaganda alguna de ETA o de otras organizaciones declaradas terroristas por los Tribunales: «Queda claro que únicamente aparecían en el escenario las fotos de los homenajeados y el anagrama de Sortu, no habiénmdose aportado elemento alguno que lleve a considerar la realización de propaganda de ETA».
Y finalmente, le exculpa porque es presidente de Sortu, «partido legal cuyos estatutos expresamente excluyen el uso de la violencia para la obtención de fines políticos».
Justificar 35 años con 900 asesinatos no es enaltecer a ETA. No al menos para este juez.