Un Koljós para la niña

ABC 22/02/17
ROSA BELMONTE

· ¿En qué planeta de unicornios no se puede decir que Irene Montero es la novia de Pablo Iglesias?

EL presidente de Azerbaiyán ha nombrado a su mujer vicepresidenta y, por tanto, segunda autoridad del país. Mehriban Alíeva, que así se llama la señora, ocupaba desde 2005 un escaño en el Parlamento. Estas cosas pasan. Han pasado siempre, no nos vamos a escandalizar. Por entonces, 2005, Irene Montero ya llevaba un año en las Juventudes Comunistas, donde entró a los 16. ¿Pero quién se mete en las Juventudes Comunistas en 2004? De pequeña tenía algún amigo de familia comunista que se iba a pasar los veranos a la RDA y me daba mucha envidia. Pensaba que iba a conocer a Kornelia Ender. Pero era el siglo pasado, no 2004, cuando teníamos euros, internet, varios años de «Gran Hermano» y a Magdalena Álvarez de ministra.

Pablo Iglesias ya se ha colocado al lado a Irene Montero en el Congreso como nueva portavoz de Podemos. Y detrás, a Errejón. Al lado de Garzón. Los errejonistas como Tania Sánchez han ido a parar a la última fila (peor le fue a Ana Bolena). Con todo, me interesa más el otro sitio donde se ha sentado Irene Montero. El sillón de la portada de «Tiempo» en foto de Dani Pozo. ¿Qué puede pasar por la cabeza de una mujer para sentarse en algo que parece un trono? Lo mismo, es verdad, que para ponerse un traje de noche, enseñar las piernas desnudas y apoyarse en un portamaletas de hotel. Otra cosa es si se arrepienten de la metedura de pata. O si no la consideran así. Una de las cosas más fascinantes de Podemos es que promocionan a mujeres-mujeres. Pero no como las de Aznar, que nunca he sabido qué eran. Mujeres con soniquete y tonillo de mujeres. Ahí anda todavía (que esta también es de bando perdedor) Rita Maestre de portavoz en el Ayuntamiento de Madrid. Alguien que cuando empieza a hablar recuerda a Jennifer Tilly en «Balas sobre Broadway» y a Judy Holiday en «Nacida ayer» (un homenaje a la Lina Lamont de «Cantando bajo la lluvia»). Tennessee Williams decía que Truman Capote tenía una voz tan aguda que sólo podía detectarla un murciélago. Lo cierto es que a Maestre y Montero, pese a los soniquetes, las detectamos bastante bien.

Qué lastimica da ahora recordar a Rita Maestre y Tania Sánchez diciendo aquello de «No somos novias o exnovias de, somos mujeres, seres con decisión propia. No necesitamos que un hombre nos lance o conduzca, tomamos nuestra decisiones y sabemos defendernos solas. A veces acertamos, otras nos equivocamos, pero lo hacemos nosotras». Verdad, pero si el que manda en tu organización es un hombre a lo mejor es el pitcher. El que lanza. Eso de «Somos mujeres» ya sonaba entonces a John Merrick en «El hombre elefante» («Soy un ser humano, soy un hombre»). Irene Montero clama ahora de manera indiscriminada contra el machismo que hace mención a que es la novia de Iglesias. ¿Pero en qué planeta de unicornios no se puede decir eso? ¿En el de Manuela Carmena que quiere enseñar a los niños residencias del barrio de Salamanca y de Orcasitas para que aprendan la lucha de clases y casas? Me ha recordado al padre de Constancia de la Mora cuando se reunió con ella en Portugal en los años 40. Para que volviera a España, según contó Jorge Semprún, tuvo la ocurrencia de proponerle a su hija instalar un koljós en su finca de Segovia. Constancia también era del PCE. Como su marido, Hidalgo de Cisneros, jefe de las Fuerzas Aéreas Republicanas. En los años 30, no en 2004.

Nadie puede dudar de la valía de Irene Montero para un tinglado como Podemos. Una persona que a los 16 años, a la manera de cualquier hombre del siglo pasado, entró en las Juventudes Comunistas. Yo entré en un bar.