Miquel Giménez-Vozpópuli
- Para investir a Pere Aragonés el de Waterloo se ha subido a la parra. Entre otras cosas, pide un millón de ‘pavinis’
Por que yo lo valgo, debe pensar el fugadísimo ante las demandas de solidaridad que le imploran los muchachotes de Esquerra. Y es que el tal Puigdemont no se resigna ni a ser un don nadie ni mucho menos a tener que rebajarse a trabajar como el resto de los mortales. Lo suyo, igual que toda su tropa elitista, vaga, inútil y farolera, es vivir del cuento separatista y podérselo pasar a sus herederos. Las sagas en Cataluña funcionan así. Los robos de los abuelos que nunca se fueron a Cuba, porque ya enviaban barcos de su propiedad cargaditos de esclavos, mutaron con la pérdida de las colonias a esa nueva forma de discriminación llamada proteccionismo. Y eso, envuelto en fina y redomada hipocresía, devino después en autonomismo y ahora en separatismo. Resumiendo, que curren los esclavos y que nadie me dispute la exclusividad del negoci, que para eso yo soy el amo.
El último ejemplo de esta manera de ser deplorable, inhumana y egoísta lo tienen en las condiciones que el destituido presidente de la generalidad impone a los de Esquerra para que Junts per Cat apoye la investidura de Pedro Pedrito Pedrete Aragonés. Quiere el de la casita de la república que se le considere autoridad nacional, que debe ser algo parecido a reina madre, digo yo; quiere que toda la acción en el extranjero que desarrolle la generalidad pase por sus manitas; quiere que no le toquen ni le fiscalicen el Consell per la República, auténtico coño de la Bernarda que le rinde un milloncejo al año.
Y como sea que ERC ha dicho que habría que ver esas cuentas y como se administran porque es mucha pasta, el del flequillo ha dejado colgada a Cataluña como una paraguaya. Ni le importamos los catalanes ni, ya puestos, le importan los separatistas. Él, lo que quiere es su millón, sus prebendas, que se le paguen escoltas y controlar – ¿más? – TV3. Quiere volver a montar la de Dios es Cristo con una nueva proclamación de la república, eso sí, estando el individuo tan ricamente en Bruselas mientras aquí pagamos las consecuencias los demás. Y exige consejerías como la de economía para que Artadi maneje la cosa de la subvención a los amiguitos. Todo muy patriótico y estimulante.
A ver cuando se entera la gente que esto de la neoconvergencia es pura extrema derecha, que es un montaje para que unos cuantos vividores estafen al pueblo, que solo sirve para incendiar las calles, no solo en sentido figurado, que ha llevado a esta tierra a la ruina total y a una división social que es irresoluble por más que algunos pretenden dorarnos la píldora.
Suspensión de la autonomía
Pero, los que vivimos aquí, sabemos que esto no hay ni Dios que lo solvente salvo que se suspenda sine die la autonomía y se intervenga toda la administración catalana. Durante años, ojo. También sabemos que eso tendría un costo en conflictividad social brutal, pero es que ya la tenemos. Para sajar un absceso hay que cortar y eso siempre es duro, pero si no se hace la infección aumenta y aumenta hasta que lo que tienen que cortarte es la pierna o el brazo.
La prioridad de quienes están con la democracia y no con los herederos de Pujol y sus hijos comisionistas es decir en voz alta que Cataluña no avanza porque hay gente que carece de escrúpulos y que en medio de la pandemia y las colas del hambre delante de las iglesias se permite reclamar un millón por su cara bonita. Ese es el asunto que hay que explicarle a los que todavía creen en las milongas sociatas de la mesa de diálogo y del parlem-ne. Y para convencerlos de su terrible equivocación no hay mejor manera que la de los guarismos, siempre inapelables. Si les dicen que la policía casca mucho, que Espanya ens roba o que pobrecitos presos políticos, pregúntenles cuanto ganan y si estarían dispuestos a que Puigdemont se lleve un millón solo a cambio de no tocar los pelendengues.
Aunque hay tanto cabestro que igual muchos le dirían que sí. Atendiendo a esto, poco me parece lo que pide el del maletero. Todo sea por la independencia.