EDITORIAL ABC – 25/05/15
· El mapa que deja el 24-M no va a dar más estabilidad política a las instituciones, sino más incertidumbre. El PP aguanta a duras penas al vencer en la cita, pero los pactos de la izquierda pueden dejarlo dañado para las generales.
· La recuperación económica no ha sido suficiente para que el PP retenga a una parte sensible de sus votantes ni para captar nuevos apoyos. Los populares deben saber que es hora de nuevos mensajes.
Con el criterio de las grandes cifras, el Partido Popular ganó ayer las elecciones autonómicas y municipales, al lograr en conjunto más votos que el Partido Socialista. Desde esta perspectiva, el PSOE no ha logrado su principal objetivo como partido de oposición a un gobierno cuya formación ha sido castigada por los electores. Además, las candidaturas auspiciadas por Podemos han hecho un serio asalto al voto de izquierda, hasta el punto de que las cuentas que había hecho el PSOE pueden invertirse, de manera que serán los socialistas los que puedan acabar apoyando a un candidato de la extrema izquierda si quieren echar al PP del poder, tal y como era su objetivo. Dentro del PSOE se abrirá, sin duda, la reflexión de que, si Pedro Sánchez no ha podido liderar la victoria contra el PP en el momento más complicado de los populares, difícilmente lo hará en unas elecciones generales, cuando el ciudadano se desentienda más de los condicionamientos locales de su voto. Además, el resultado en Andalucía, donde el PSOE puede recuperar gran parte del poder municipal urbano, pone a Susana Díaz con fuerzas renovadas frente a Pedro Sánchez.
El dato evidente de haber ganado al PSOE en el cómputo global del voto no debe compensar al PP la previsible pérdida de parte sustancial de su poder autonómico y municipal.
Ciudadanos no ha obtenido el resultado previsto y no podrá actuar con influencia allí donde se puso en juego su conversión en fuerza nacional. Su indefinición ideológica, su fijación por ser un partido «cómodo» para todos, le ha restado fuerza al final de la campaña, en cuanto el PP armó un discurso que evidenciaba sus carencias políticas. En Madrid, por ejemplo, el Ayuntamiento tendría una mayoría de izquierda formada por Ahora Madrid y el PSOE, que podría dar la alcaldía a Manuela Carmena. En la Comunidad, el resultado sería similar en cuanto a la formación de bloques, aunque en este caso el PP podría mantener el poder si consigue el apoyo de Ciudadanos.
La desaparición de UPyD y la reducción de IU a un partido marginal acaban dibujando el nuevo panorama político español, que no va a dar más estabilidad política a las instituciones, sino, al contrario, una mayor incertidumbre sobre la solidez de los gobiernos que pueda formar la izquierda. Es una temeridad pensar que estos resultados no van a influir en la recuperación económica. Lo van a hacer porque las comunidades autónomas tienen un amplio poder presupuestario, que allí donde la izquierda forme gobierno va a utilizarlo para financiar políticas que de forma inmediata marquen distancias con las aplicadas por el PP, sin importar su incidencia en el déficit público ni en la desconfianza de los mercados internacionales. Puede que el Gobierno de Rajoy, en el tiempo que resta de legislatura, se vea obligado a utilizar los mecanismos de control presupuestario que hasta ahora no se habían utilizado.
Para el PP, la continuidad de sus gobiernos en las plazas fuertes de Madrid y Valencia está en manos ajenas.
Su pérdida simultánea forzaría a los populares a una profunda revisión de estrategia, programa y personas, porque sería un error que creyeran que esta pérdida de votos no va a tener en las elecciones generales su segunda vuelta. Las victorias que no permiten gobernar no son victorias. A lo sumo, consuelos efímeros para buscar un escape de las responsabilidades que imponen las urnas. No es una debacle, pero en las próximas semanas puede confirmarse una pérdida sensible de poder autonómico y municipal, a sólo seis meses de las elecciones generales. Y estos poderes locales, que son capaces de impactar en el día a día de los ciudadanos, van a estar al servicio del proyecto prioritario de la izquierda de echar al PP del Gobierno nacional.
La recuperación económica de España no ha sido suficiente para que el PP retenga a una parte sensible de sus votantes ni para captar nuevos apoyos.
La movilización de la izquierda se ha producido precisamente porque quizá percibió la confusión en el centro-derecha. Nunca fue suficiente la economía, y siempre hicieron falta en el Gobierno, como hemos reiterado en estas páginas editoriales, un discurso político mejor definido, un respeto por los compromisos electorales, una conservación de la identidad ideológica y, sobre todo, una mejor empatía con el ciudadano. Ahora el PP, como responsable de encarnar la ideología liberal-conservadora con la que se identifican millones de españoles, más que los que ayer lo votaron, debe asumir que ha llegado la hora de adoptar nuevos mensajes.
EDITORIAL ABC – 25/05/15