EL PAÍS 17/02/16
MANUEL JABOIS
· En el documento de Podemos hay un punto que invita a desbordar la Constitución si la gente se equivoca
La gran novedad del documento de Podemos no es el tono de catecismo en el que sólo se echa de menos la pregunta en los apartados (¿Revertirá el proceso de desindustrialización el Gobierno del Cambio? El Gobierno del Cambio revertirá el proceso de desindustrialización al impulsar una nueva diversificación productiva…), sino la figura oficial de la gente. La abstracción de Podemos tiene en el documento su particular Estatuto. Se titula Un país para la gente, y en él se desgranan los privilegios por los que la gente tendrá tanto poder que incluso lo que vote en las urnas no valga, como se especifica en el punto que invita a desbordar la Constitución si la gente se equivoca. El pueblo, por tanto, tendrá derecho a equivocarse. Si es así, el Gobierno, magnánimo, le dará la oportunidad de rectificar.
Lo que se le dice a Sánchez es que en el Gobierno no habrá una España, como hubo una Galicia para PSdeG y BNG. Estará por un lado la gente, que vivirá en un territorio permanentemente autoamenazado por la ruptura, y luego los que se resistan a entrar en razón. Los españoles que consideren que ellos están en lo cierto serán apadrinados por la vicepresidencia del Gobierno. A los otros se les dejará en el peor escenario posible: un Gobierno de Pedro Sánchez al que lo único que se le consulte en referéndum sea si es posible mantener sexo cuando hay amistad. “El eterno debate”, avisó el socialista en Twitter.
Lo paradójico es que en el documento de Podemos se intuye la izquierda necesaria en España para corregir desigualdades. Y en medio, saboteándolo todo, la institucionalización de la gente no como sujeto ideológico sino de confrontación. Con un poder tan inyectado de democracia que finalmente tendrá que ser el Gobierno, su vicepresidencia, la que decida por ella para que no se descarríe.