TONIA ETXARRI-EL CORREO
La carta que Pedro Sánchez remitió ayer a Iñigo Urkullu para pedirle que asista a la Conferencia de Presidentes autonómicos que mañana se celebrará en La Rioja habrá dado que pensar al lehendakari. El mandatario nacionalista había comunicado su intención de no acudir al foro si antes no se celebraba la Comisión Mixta del Concierto Económico. Tal como se había comprometido el presidente del Gobierno en una de sus negociaciones con el PNV. Sánchez, en su misiva, le dice que se compromete a convocar esa comisión. Sin más concreciones. Durante estos dos últimos meses pudo haberla convocado. Pero no lo hizo. ¿Se fía Urkullu de la palabra de Sánchez? Esa es la cuestión. O la excusa. El presidente ha demostrado en repetidas ocasiones su capacidad para hacer lo contrario de lo que predica. En iniciativas, en alianzas. Y el PNV espera hechos, no promesas. Pero también suele rehuir de los foros en los que se da un trato de ‘tarifa plana’ a todas las comunidades autónomas. Reclama un trato bilateral. Ya saben: de igual a igual.
Pero, con la crisis del Covid-19, el lehendakari ha participado en las reuniones telemáticas con los demás. En los 14 domingos de Sánchez. A pesar de que el presidente, lejos de evacuar consultas, se presentaba con las decisiones ya tomadas.
Cuando, en 2017, Urkullu no asistió a una conferencia similar convocada por Rajoy, las razones esgrimidas fueron similares. Si el presidente del Gobierno no retomaba el trato bilateral, no tenía sentido una reunión con todos. Ahora la relación entre el PNV y Sánchez es distinta. Son socios de investidura y aliados durante todo el estado de alarma. Pero siguen reclamando el trato específico. De hecho, solo votaron en contra del decreto sobre el fondo Covid para presionar a Sánchez sobre las relaciones «bilaterales» inexistentes, según ellos.
El foro de mañana es importante. Se trata de abordar el reparto del fondo de recuperación de la Unión Europea. Fijar los criterios de esa distribución entre comunidades. Y afianzar una coordinación sanitaria que ha brillado por su ausencia. Pero el PNV no le ve sentido si previamente no se ha acordado la capacidad de endeudamiento de la comunidad autónoma vasca. Ya no hay tiempo para que se celebre antes la comisión mixta. Si Urkullu mantiene su plantón se situará en el mismo córner que Torra. Una alineación incómoda. Su socia Idoia Mendia le presiona. Su opositor Iturgaiz le dice que no es tiempo para «pataletas». Lo cierto es que se trata de una ausencia inoportuna. Que únicamente se entiende como un ‘postureo’ ante sus seguidores mientras resuena la sentencia de Otegi hablándole de «sumisión». Sánchez le ha dicho que la comisión que reclama se celebrará. Quizás sea ese el problema: la palabra de Sánchez.