ALBERTO AYALA-EL CORREO

Las elecciones vascas del domingo 12 tienen un objetivo: elegir a los 75 integrantes del Parlamento autónomo que luego se encargará de designar lehendakari para el próximo cuatrienio. Pero el veredicto de las urnas tendrá también su lectura nacional.

Todas las encuestas, incluido el amplio trabajo que hoy publica EL CORREO, coinciden en que el PNV obtendrá una cómoda victoria y que ampliará su representación en la Cámara de Vitoria, que será una de las más abertzales de la historia. Aun así, los jeltzales tendrán que recurrir otra vez a los socialistas para gobernar con mayoría absoluta. Un PSE que, pese a subir, parece tendrá otro pobre resultado.

El triunfo del PNV es una excelente noticia para Pedro Sánchez. El partido de Ortuzar es uno de los principales soportes del Gobierno de izquierdas en el Congreso. Su victoria supone un éxito para Urkullu. Pero, además, un cierto aval para la política peneuvista en Madrid.

Esas mismas encuestas auguran dos claros perdedores: Pablo Iglesias y, sobre todo, Pablo Casado. Elkarrekin Podemos sigue dejándose miles de votos elección tras elección, probablemente por el desánimo que causan en su masa electoral pugnas internas como la que ha supuesto el desplazamiento de la última cúpula morada.

Más preocupante aún puede ser el día después para Casado, si los sondeos no yerran. Por la eventual debacle de la coalición PP-Ciudadanos en Euskadi. Pero también, aunque pueda sonar extraño, si Feijóo logra la amplia victoria que se espera en Galicia.

Casado ha conducido al PP a dos durísimas derrotas en las generales. En abril del año pasado los conservadores se quedaron en apenas 66 escaños (71 menos de los que tenían). En noviembre mejoraron, pero no pasaron de los 89 diputados en un Congreso de 350.

En Euskadi, Casado ha forzado la caída del líder regional, el centrista Alfonso Alonso. Ha impuesto una coalición con Ciudadanos por interés exclusivamente nacional. Y ha recuperado como candidato a lehendakari a un Carlos Iturgaiz con un discurso mucho más agresivo y derechista.

Si ello se traduce el 12-J en apenas 5 parlamentarios (tenía 9) todas las miradas se dirigirán hacia Casado. Y es que el centroderecha puede obtener el segundo peor resultado de su historia, después del de 1986. Entonces el PP consiguió 2 escaños y el extinto CDS, otros 2.

Un triunfo por mayoría absoluta de Feijóo tampoco será una buena noticia para Casado. ¿La razón? Muchos pensarán que el político gallego debe ser quien lidere el PP. Sobre todo si Casado sigue sin remontar, pese al aliento de Aznar… o tal vez por ello.