“…Hoy la cuestión está en saber si, dado que el aparato militar de la ETA está más debilitado que nunca en su historia por la cooperación policial entre España y Francia, los partidarios de una vía política conseguirán imponerse sobre los partidarios de las armas. Todavía no se sabe”
ETA anunció una tregua el domingo 5 de septiembre. Una vez más, estaríamos tentados de decir, ya que la organización separatista vasca ha acostumbrado a los españoles a sembrar su sangrienta historia de llamamientos a la paz que, hasta ahora, han conducido a un impasse político y a la vuelta a los atentados.
Así que, en esta ocasión, la acogida del comunicado de la ETA deja entrever que tal vez alguna cosa esté cambiando en el seno del mundo independentista radical vasco.
El partido Socialista, en el poder en España y en la región autonómica, ha juzgado “claramente insuficiente” el anuncio realizado por tres miembros encapuchados de la organización terrorista, que la ETA ha decidido no desarrollar “acciones armadas ofensivas”, es decir, atentados. Esta frialdad contrasta especialmente con el espíritu suscitado por el anterior “alto el fuego” de marzo de 2006.
Durante su primer mandato al frente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, apostó por un “proceso de paz” en el País Vasco, hasta el punto de dar su apoyo a las negociaciones secretas con la organización armada aunque ésta no respetaba, evidentemente, su cuota de mercado y continuaba extorsionando a los promotores vascos para financiarse y aprovisionarse de armas. La ETA terminó con esta nueva tentativa de negociación haciendo explotar un coche bomba en un aparcamiento del aeropuerto de Madrid matando a dos inmigrantes ecuatorianos. Escaldados, los socialistas piden ahora a la ETA una renuncia definitiva a la violencia antes de cualquier negociación. Ahora bien, no es lo que anuncia el comunicado del domingo.
La otra novedad es que el anuncio de la ETA también podría ser considerado insuficiente por una buena parte de los que constituyen su movimiento político. Durante decenios, los diversos avatares del “escaparate político” de la ETA, hasta el partido Batasuna y sus actuales herederos han abrazado fielmente la línea de los “militares”. Pero, desde la primavera, la “izquierda abertzale” (“patriota”, en vasco), bajo la influencia de consejeros sudafricanos y norirlandeses, parece decidida a presionar al aparato militar de la organización para llevarlo a una “vía política” que supondría el abandono de las armas. La prensa ha revelado que los dirigentes de la ex – Batasuna (partido prohibido desde 2003) esperaban de la ETA el anuncio de una tregua “permanente” y “verificable” por una comisión internacional. Deseoso de presentar sus candidatos a las elecciones municipales de 2011, el movimiento Batasuna quiere ser legalizado de nuevo. Para ello debe cumplir una condición sine qua non planteada por el gobierno español: renunciar a la violencia. La tregua anunciada por la ETA no es ni “permanente” ni “verificable”. Hoy la cuestión está en saber si, dado que el aparato militar de la ETA está más debilitado que nunca en su historia por la cooperación policial entre España y Francia, los partidarios de una vía política conseguirán imponerse sobre los partidarios de las armas. Todavía no se sabe.
Le Monde, 6/9/2010