ABC, 29/9/11
Ayudaba a inmigrantes y se implicaba en el barrio; así ocultaba Talbi su supuesta relación con el terrorismo
Ayer el barrio de San Jorge de Pamplona estaba tranquilo, pausado, los vecinos hacían la vida habitual de un barrio dormitorio de cualquier ciudad, acudían al centro para realizar sus quehaceres, regresaban de trabajar en alguno de los polígonos industriales cercanos… Muy distinto de cómo se levantaron el pasado martes sorprendidos por una gran presencia de la Guardia Civil. Nadie sospechaba que Mohamed Talbi hubiera sido detenido por colaborar con Al Qaida. De hecho, hasta bien entrada la mañana no se no se supo con exactitud qué había sucedido.
Talbi vivía en la plaza Ortiz de Landazuri, una de las zonas más nuevas del barrio, al que se trasladó hace 16 años. Estaba muy integrado en el barrio. Era uno más. Lo último que se esperaban sus vecinos es que pudiera formar parte de una red de captación, recogida y envío de dinero para financiar el terrorismo islámista. A pesar de su origen argelino, ha vivido más tiempo en la comunidad foral que en su propio país. Desde hacía un tiempo regentaba una carnicería y una tienda de ultramarinos en régimen de alquiler, lo que le hacía muy conocido en el barrio.
Mediador sociocultural
Antes había realizado labores de mediación sociocultural relacionadas con inmigrantes. También hacía traducciones al inglés, francés y árabe.
Nadie esperaba que además de relacionarse afablemente con los vecinos, también financiara el terrorismo, según las investigaciones. «Con los vecinos era una persona normal, amable, educado, como uno más. Aparte de que vestía con ropa típicamente musulmán, nada nos hacía sospechar que podía estar implicado en esas cosas. Me quedé helada al enterarme», afirmaba una vecina. Incluso hay quien le califica como una persona «implicada» en el barrio. Paseaba con su mujer, hablaba con unos y con otros. Solía estar más con otros inmigrantes. En este barrio la llegada de inmigrantes ha crecido notablemente en los últimos años, pero mantiene el aire obrero que ha tenido siempre.
Todavía ayer, lo sucedido era la comidilla en las conversaciones que había en las tiendas y plazas donde los vecinos, pocos, disfrutaban de los 30 grados que marcaban los termómetros. En el centro de las conversaciones se encontraban Mohamed Talbi. «En la calle era uno más, pero lo que hay de puertas para adentro, nadie lo sabe», decía otro vecino de la zona.
En efecto, detrás de las puertas de sus establecimientos y de su domicilio, los agentes de la Guardia Civil se llevaron abundante documentación y material informático. Desde su casa Talbi mantenía vinculación, según fuentes de la investigación, con otros grupos localizados en Suiza, Italia y Francia. También con el resto del grupo que fue desarticulado ayer. De hecho, las detenciones del pasado martes fueron fruto de las investigaciones surgidas a raíz de unas detenciones en Italia.
El caso del detenido en la cercana localidad de Berriozar (Navarra) fue distinto. Allí nadie se enteró de nada. La detención fue discreta. Llegó la Guardia Civil, detuvieron al acusado y se fueron a la Comandancia para trasladarlo después a Madrid. De hecho, la mayoría de los vecinos ni siquiera supieron nada hasta que no se enteraron por los medios de comunicación.
Hasta el momento, la Guardia Civil no ha facilitado información alguna sobre la otra persona detenida. Ahora los tres detenidos en Navarra, junto con los dos que fueron arrestados en Guipúzcoa, se encuentran ya en la Audiencia Nacional a la espera de prestar declaración. El barrio de San Jorge de Pamplona sigue su ritmo habitual, tranquilo, pausado.
ABC, 29/9/11