Una abrumadora mayoría del Congreso garantiza la continuidad de la Corona

EL CORREO  12/06/14

· PP y PSOE, apoyados por UPyD,Foro y UPN, respaldan con el 85% de los diputados la ley de abdicación del Rey Juan Carlos

El Congreso de los Diputados vivió ayer una sesión histórica en la que aprobó con el respaldo del 85% de la Cámara la abdicación voluntaria de Juan Carlos I y dejó desbrozado el camino para que el 19 de junio se materialice el relevo en la Jefatura del Estado previsto en la Constitución con la proclamación de Felipe VI como Rey de España.

PP y PSOE renovaron con diferentes ópticas el pacto político que en 1978 permitió aprobar la Carta Magna e inaugurar el período democrático más largo de la historia. Con sus 292 votos, a los que se sumaron los siete de UPyD, Foro Asturias y UPN, garantizaron la continuidad de la Monarquía parlamentaria como forma política del Estado y cerraron el paso a los grupos que, sin ningún éxito, trataron de introducir con sus enmiendas a la ley de abdicación cambios legales para convocar de inmediato un referéndum sobre la restauración de la República.

Los cinco partidos dejaron claro que Felipe VI tiene garantizada no sólo su proclamación sino también la estabilidad institucional porque no habrá tal consulta mientras los que la persiguen no cuenten con los dos tercios de las cámaras, que es el mínimo que la Constitución exige para su reforma agravada.

Cayo Lara, en nombre de IU, el principal grupo proreferéndum, les contestó que no servirá de nada blindar a una Corona «decrépita» mediante «una sucesión oscura y palaciega». Cree que los españoles, en las elecciones europeas, «dijeron que estaban hartos del bipartidismo dinástico, de su corrupción generalizada y de la Monarquía» y que el año próximo, en las locales y generales, «les harán pagar» su negativa a la consulta porque convertirán los comicios en un «plebiscito contra el sistema».

La abdicación, que se completará cuando la semana próxima el Senado también dé validez a la norma –en la Cámara alta se materializará mediante un sistema de votación informatizado en vez del nominal de ayer–, se convertirá en la primera sucesión no traumática –sin muerte ni golpe de Estado– en la Corona de España en varios siglos y, desde luego, en algo inédito desde que existe Monarquía constitucional.

Regeneración
El pleno, durante más de tres horas de vivo contraste de argumentos, también incluyó otra situación desconocida en los 36 años de régimen democrático, sin precedente desde las discusiones de la ponencia de la Carta Magna, como es la celebración de un debate parlamentario prácticamente centrado en la controversia entre Monarquía o República.

Los dos grandes partidos y el resto de los defensores del ‘sí’ argumentaron que la aprobación de una ley de abdicación no es momento propicio para abordar esta dicotomía, sino de cumplir con el mandato constitucional y ratificar la decisión del Rey. El argumento no desanimó a los republicanos, que acusaron a PP y PSOE de agarrarse a un formalismo porque tienen miedo a consultar a un pueblo que creen que ya no piensa lo mismo que hace tres décadas.

El Gobierno y el PP no se salieron un milímetro del guión formal, centraron sus intervenciones en destacar que la «normalidad» y «naturalidad» con que se ha producido la sucesión es un síntoma claro de la «madurez y estabilidad democráticas» del país, de la «solidez» de sus instituciones y de la buena salud de que goza la Constitución y el pacto que la forjó. De hecho, Mariano Rajoy –que, como más tarde harían Alfredo Pérez Rubalcaba y Rosa Díez, ensalzó la labor de don Juan Carlos y mostró toda su confianza en el Príncipe de Asturias– fue el único orador que cree que la llegada del nuevo Rey no irá acompañada de una reforma constitucional y sólo ve «un cambio de página dentro del mismo libro de convivencia».

Rubalcaba, que confesó que «35 años después, los socialistas no ocultamos nuestra preferencia republicana, pero seguimos siendo compatibles con la Monarquía» siempre que garantice la democracia y la alternancia política, sólo coincidió con Rajoy en la defensa del pacto de 1978 y en la sucesión en Felipe VI. La parte final de su última gran intervención parlamentaria como líder socialista la dedicó a animar al nuevo Rey y al resto de partidos a que este relevó inaugure «un nuevo tiempo».

Derecho a decidir
Pidió que se aproveche «el impulso» de la sucesión para abordar los cambios legales y la reforma constitucional federal que permita hacer frente a la crisis social, política y económica, y que consideró «inaplazables e imprescindibles». En un discurso aplaudido incluso por la bancada popular, garantizó a Felipe VI la lealtad del PSOE y «su colaboración» si se decide a remar en esa dirección.

La petición al futuro Monarca de que inaugure una nueva etapa, que incluya una reforma constitucional y una regeneración a fondo de la vida democrática, empezando por la propia Casa Real, la repitió UPyD, pero también los partidos nacionalistas moderados, pese a que se desentendiesen de la continuidad monárquica con sus abstenciones a la ley de abdicación.

Rosa Díez consideró que «se abre una gran oportunidad» y pidió a Felipe VI que se ponga del lado de la regeneración y la lucha contra la corrupción. Los portavoces del PNV y CiU, que se situaron fuera del pacto constitucional y dijeron que la fórmula de la Jefatura del Estado les importa poco, comentaron, no obstante, que estarían dispuestos a forjar un consenso si una nueva Constitución reconoce su derecho a decidir y animaron al Rey a afanarse en esa dirección. Y Amaiur, cuyo discurso quedó en esta ocasión en manos de Sabino Cuadra, en vez del portavoz Xabier Mikel Errekondo, reivindicó la puesta en marcha de una República vasca independiente, mientras mostraba una ikurriña que había escondido entre su ropa.