Una ETA locuaz

EL CORREO 03/05/13
FLORENCIO DOMÍNGUEZ

Los comunicados de la banda muestran su frustración por la insuficiencia de las movilizaciones callejeras, que no han conseguido condicionar a los gobiernos

ETA está locuaz esta temporada. Desde que empezó el año ha difundido cuatro declaraciones (las tres últimas con poco más de un mes de diferencia), sin contar las que han hecho los representantes de sus presos. El año pasado, en estas mismas fechas, sólo había sacado un comunicado.
El motivo formal del último texto etarra era hacerse eco de las muertes por enfermedad de dos de sus miembros para responsabilizar de ellas a los presidentes de España y Francia. Aprovechando esa circunstancia, ETA vuelve a reclamar a los gobiernos de París y Madrid un cambio de política penitenciaria que, entre otras cuestiones, incluya el traslado de presos al País Vasco.
Al igual que hizo en la declaración del 27 de marzo, ETA culpa a los gobiernos español y francés y al PNV de la situación de bloqueo en que se encuentra el esquema de la declaración de Aiete y vuelve a reclamar movimientos por parte de los Estados para corresponder a la declaración de renuncia del terrorismo. Subyace la pretensión de que la declaración del 20 de octubre de 2011 no era un anuncio unilateral, como indicaron en su momento los dirigentes de la izquierda abertzale. Pernando Barrena, por ejemplo, en manifestaciones aparecidas el día 22 de octubre, se refería a la declaración realizada por ETA dos días antes y señalaba que «esto es una apuesta unilateral que parte del compromiso propio y que no depende de decisiones de otros». Su compañero Rufi Etxeberria hablaba al día siguiente del «carácter unilateral» de la decisión.
A los presos de ETA, al menos a algunos de ellos, se les informó en las semanas posteriores que la renuncia del terrorismo estaba pactada a cambio de la retirada de la ‘doctrina Parot’, el acercamiento al País Vasco y la excarcelación de los reclusos enfermos, además de la legalización de Sortu, aparte del inicio de conversaciones en Noruega.
El comunicado conocido ayer vuelve a reclamar un esfuerzo movilizador a la izquierda abertzale indicando que en este momento no se puede ser «mero espectador». Ese es, precisamente, el reproche que ETA hace a la izquierda abertzale en el documento del debate interno todavía no terminado, el de haberse convertido en espectadores, sin haber sido capaces «de influir en la situación».
Se evidencia, una vez más, la frustración de ETA por la insuficiencia de las movilizaciones callejeras que no han tenido capacidad para condicionar las decisiones políticas de los gobiernos. Tal vez esa frustración explique porqué en las últimas semanas se han registrado ataques contra un buen número de sedes del PNV, además de otros episodios de violencia callejera, incluida una emboscada a patrullas de la Ertzaintza, fracasada por causas ajenas a la voluntad de sus protagonistas.