- Las garantías de paz no las concederá la cesión de territorios a Vladímir Putin, sino la salida definitiva de las tropas rusas del territorio ucraniano.
Antes del 24 de febrero de 2023, es decir, antes de que Rusia decidiera invadir Ucrania, 40.000 millones de dólares estaban invertidos en fondos soberanos rusos, 5.300 millones de dólares en renta variable rusa y las empresas americanas tenían unos 103.000 millones de dólares depositados en el país eslavo. Solo el 9% de las empresas extranjeras han desinvertido sus activos, lo que ha provocado que unos 3.700 millones de dólares estén atrapados en Rusia como consecuencia de las sanciones.
En el plano social, países como Grecia, España, Portugal o Reino Unido aplicaban la denominada Visa Oro a aquellos ciudadanos rusos que realizaban una inversión significativa en el mercado inmobiliario local. Los clubes de fútbol Chelsea, Monaco, Vitesse y Arsenal, entre otros, están o han estado en manos de magnates rusos que animaban nuestras ligas con fichajes multimillonarios. Incluso se le confió a Rusia la organización del Mundial de Futbol de 2018, y aspiró a organizar la Eurocopa de 2028.
Desde el punto de vista político, muchos partidos europeos, sobre todo aquellos que defienden posiciones más extremas, tienen o han tenido una relación estrecha con el Kremlin. En algunos casos han recibido financiación directa de Moscú.
En lo internacional, Rusia se convirtió en socio habitual de Bruselas y Washington, llegando a organizar reuniones de alto nivel como la del G20 (2013) o liderando acuerdos internacionales como el Pacto Nuclear con Irán (2015).
Todos estos datos nos permiten entender por qué hay tanta presión para que Ucrania se siente a negociar con Rusia cuando un 20% de su territorio está ocupado por las fuerzas del Ejército Federal. Sin embargo, lejos de lo que puedan sugerirnos aliados internacionales de Putin como Orbán, Lula o Berlusconi, todavía no ha llegado el momento de sentarse con Rusia.
¿Cuáles son los motivos para que Ucrania rechace una negociación?
1. Crímenes de lesa humanidad
Desde el momento en que pasaron la frontera con Ucrania, las fuerzas rusas no han dejado de cometer crímenes susceptibles de ser juzgados por la Corte Penal Internacional. Violaciones de mujeres y niños, ataques contra la población civil, secuestros, torturas. Este es el día a día en los territorios ocupados por las tropas rusas. Ante este panorama, Ucrania no puede más que vencer y buscar reparaciones por los daños materiales y morales que provoca esta agresión.
2. Rusia no es un actor fiable
Son muchas las ocasiones en las que Rusia ha faltado a sus compromisos internacionales, tanto en Ucrania como en otros lugares. Sin ir más lejos, el alto el fuego autoproclamado por Putin en Navidad no fue más que una trampa para lograr que los ucranianos bajaran la guardia. En otros lugares y épocas, como Georgia en 1993, Moscú engañó a Tiflis con falsas promesas de mediación a cambio de que el país caucásico entrara en la recién creada Comunidad de Estados Independientes. Así pues, mientras el Kremlin siga ocupado por el clan de San Petersburgo, Moscú carece de credibilidad internacional.
3. Ocupaciones parciales del territorio
Si Rusia no ocupa la totalidad de Ucrania no es porque no la desee, sino porque no tiene capacidad para ello. No obstante, este hecho no supone que Rusia renuncie a una ocupación total, ya que, al igual que ocurrió en Chechenia y en la propia Ucrania tras la anexión de Crimea, estos territorios ocupados por Rusia servirán para que en un futuro Putin lance una nueva campaña de terror. Por lo tanto, la única garantía de paz es la salida definitiva de las tropas rusas del territorio ucraniano.
4. Derrota militar y moral del Kremlin
Desde los años 40 del pasado siglo, cuando Rusia invadió el Báltico, Moscú ha demostrado un ánimo imperialista insaciable. Hungría (1956), Checoslovaquia (1968), Transnistria (1992), Abjasia (1992), Osetia (2008), Crimea (2014) y Ucrania (2022) se configuran como la larga lista de trofeos del imperialismo paneslavo. Como ocurrió con la Alemania nazi, la Rusia imperial debe ser derrotada militar y moralmente para que nadie más pueda pensar en el futuro en una Rusia imperial. Un cambio de régimen en Rusia sólo puede lograrse con una derrota absoluta en Ucrania de las tropas de Putin.
Si nos acostumbramos al terror de la guerra corremos el riesgo de que, siguiendo lo que ha dicho Medvedev, después de Ucrania se ataque Polonia y Moldavia. Así que una Europa libre pasa por una Rusia derrotada.
*** Alberto Priego es profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia de Comillas.