Editorial, ABC, 17/5/12
Entre líneas de un comunicado reiterativo sobre la creación de las mesas técnica, entre ETA y los Estados francés y español, y política, entre los «agentes políticos y sociales vascos», los etarras han deslizado la advertencia de que «demorar la solución no es beneficioso para nadie y, además de alargar el sufrimiento, puede generar situaciones de bloqueo perjudiciales». La experiencia demuestra que las situaciones que ETA tilda de bloqueo las resuelve a bombazos, como sucedió con el atentado de la T4 en 2006. Así que, en el lenguaje etarra, expresiones como «alargar el sufrimiento» tienen un significado claro. Para esto sirve el comunicado que los terroristas lanzaron ayer, con la excusa del enésimo llamamiento a la comunidad internacional y de las dos mesas que los etarras consiguieron crear con Zapatero. La respuesta del ministro del Interior, advirtiendo que no habrá amnistía ni indulto generalizado, ni acercamiento masivo de presos, es el camino. Como ayer dijo Jorge Fernández, «para entregar las armas no hace falta diálogo, simplemente hace falta la voluntad de entregar las armas». El texto etarra no aporta nada nuevo, pues reclama precio político para el final de la violencia y amenaza con volver a ella si no se lo cobra. Sí demuestra que con ETA no solo no hay que negociar, sino que lo que merece es intensificar la persecución policial, la acción judicial y las reformas legales. A ETA hay que tratarla como una amenaza a la democracia y a los ciudadanos, utilizando los mecanismos que han funcionado: el cumplimiento íntegro de penas, la «doctrina Parot», la dispersión de presos, la colaboración internacional y la deslegitimación de la izquierda proetarra. Y a esta última no le conviene este lenguaje mafioso de la banda si quiere mantenerse indemne de la Ley de Partidos: no es lo mismo apoyar conferencias de paz o comunicados de cese de violencia que secundar amenazas explícitas.
Editorial, ABC, 17/5/12