Tonia Etxarri-El Correo

No le sienta bien al PP de Feijóo, por lo visto, las segundas partes de las campañas electorales. Le ocurrió en la de julio en la que, pletórico de confianza demoscópica, pinchó sus expectativas de gobierno en los últimos días. En esta ocasión, en la campaña gallega cuyos resultados autonómicos tendrán un impacto nacional, Feijóo ha caído en la red de Puigdemont. Que al topar con tantas dificultades para que el Congreso apruebe una ley de amnistía a su medida, dejó sobre la mesa una manzana envenenada.

Esta situación no se estaría dando si Junts hubiera apoyado a Feijóo en su investidura, vino a decir. Y el aludido mordió el anzuelo y empezó a dar una serie de explicaciones sobre su disposición a conceder indultos condicionados o las horas que tardó en rechazar una amnistía para los delincuentes del ‘procés’. ¿El momento elegido por Feijóo para desatar la tormenta? El menos idóneo. Cuando buena parte del Poder Judicial está rebelándose contra la impunidad de Puigdemont y Europa ha desplegado ya su foco sobre los delitos de corrupción, terrorismo y traición por la injerencia rusa que podrían recaer sobre el líder del ‘procés’. Sentido de la oportunidad, se llama, valga la ironía.

Quien piensa beneficiarse de los réditos de la jugosa pieza es el PSOE, al que el CIS le da una pérdida considerable de votos en las elecciones gallegas, dispuesto a utilizar el oxígeno que el propio Feijóo les acaba de suministrar, más por torpeza que por giros inexplicables sobre los indultos o la amnistía.

¿De sus reflexiones sobre la posibilidad de haber indultado a Puigdemont si se hubiera comprometido a someterse a la Justicia y dado muestras de arrepentimiento, pero en ningún caso como contraprestación para una investidura, se puede deducir que es partidario de indultar al prófugo? No. Pero las explicaciones resbalan en este segundo tramo de una campaña electoral como la gallega en la que, por error de Feijóo, se va a convertir en un referéndum sobre el liderazgo del PP.

Lo cierto es que da rubor ver al gobierno de la Moncloa, rehén del prófugo de Waterloo, exigir al PP que aclare qué pactó con Junts. ¿Quién indultó a los secesionistas sin arrepentimiento? ¿Quién derogó el delito sedición? ¿Quién ofreció la amnistía para negociar? Todo el barrizal está cargado de juicios de intenciones. ¿Qué hubiera hecho Feijóo si Puigdemont…? ¿Si Feijóo se hubiera entendido con Junts habría sido presidente? El caso es que no lo es.

Y Vox se apunta al lanzamiento de dardos porque tiene confluencia de intereses con el PSOE: restar poder al PP. El CIS de Tezanos, que pone en riesgo la mayoría absoluta para el PP, le da un escaño a Vox en el Parlamento gallego. El partido de Abascal necesita disputar votos al PP para asegurarse su propia subsistencia. De ahí que Feijóo esté atrapado en la paradójica pinza que le han formado Sánchez y Abascal. Quedan seis días de campaña. Y sigue el elefante de la amnistía en la habitación del PSOE.