Nadie en su sano juicio creería que Zapatero se ha embarcado en el proceso ‘para’ fortalecer al terrorismo. Deseando que ETA asumiera por voluntad propia la entrega de las armas, ha interpretado a los terroristas al revés que la Seguridad del Estado. Importa el ‘qué’, no el ‘para’. Pero hay algo peor que el error dentro de la misma categoría moral: el empecinamiento.
En la última sesión de control al Gobierno, Mariano Rajoy acusó: «señor presidente del Gobierno, su decisión (permitir que ANV se presente a las elecciones) fortalece a ETA». Zapatero contraatacó al final de su respuesta: «señorías, es la primera vez que un líder democrático de la oposición dice en este Parlamento que un gobierno toma una decisión para reforzar a ETA, la primera vez». (Fuente: Diario de Sesiones del Congreso).
El presidente usó una preposición de más al denunciar a Rajoy por algo que éste no había dicho. Me explicaré: el arriba firmante piensa que la política de este Gobierno sobre el terrorismo ha fortalecido a ETA, pero de ninguna manera que esa política tenga como fin el fortalecimiento de la banda. La afirmación no proviene de la fe, ni de la verdad revelada, ni de filia o fobia alguna; está sustentada en datos: entre 2003 y 2006, el número de atentados de ETA ha crecido año tras año: 23 atentados en 2003, 33 en 2004, 47 en 2005 y 24 en 2006, año del que nueve meses largos han transcurrido bajo un ‘alto el fuego permanente’ de los terroristas. A lo largo de la legislatura, el número de atentados de la kale borroka ha tenido un crecimiento espectacular: 102 en 2003, 126 en 2004, 197 en 2005 y 291 en 2006. Los detenidos en relación con el terrorismo, en cambio, han disminuido: de 192 en 2003 se pasó a 120 en 2004; a 88 en 2005 y a 41 en 2006. Es verdad, insistamos, que más de las tres cuartas partes de 2006 han transcurrido en tregua y que la Policía detiene a menos terroristas si estos se mueven menos, pero es preciso señalar que 2006 es el año con menos detenciones por terrorismo desde hace treinta. En 1999, año que transcurrió entero bajo la tregua de Lizarra, hubo 61 detenciones. (Fuente: Vasco Press).
Si aceptamos la premisa de que las políticas de los Gobiernos no son vocacionalmente inanes y tienden a modificar la realidad, cabe concluir que la política de Zapatero respecto al terrorismo (también cabría decir ‘ante’, ‘en torno a’, ‘bajo’, ‘hacia’ y ‘sobre’, pero no ‘contra’), ha fortalecido a ETA.
¿Quiere esto decir que Zapatero se ha embarcado en esta política ‘para’ fortalecer al terrorismo? Nadie en su sano juicio podría creer tal cosa. A falta de explicaciones coherentes, cabe pensar que el presidente, en su deseo de que ETA asumiera por voluntad propia lo que él llama «su único destino: el cese de la violencia y la entrega de las armas», ha interpretado inadecuadamente la realidad. Zapatero se ha equivocado en dos cuestiones fundamentales: no contar con el PP para aventurarse en el proceso e inventarse un verificador que interpretaba los hechos y las palabras de los terroristas al revés que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Importa el ‘qué’, no el ‘para’. Sólo un cabrón con pintas como Fouché pudo sostener: «es peor que un crimen, un error», como si fueran magnitudes comparables. Pero hay algo peor que el error dentro de la misma categoría moral: el empecinamiento.
Santiago González, EL CORREO, 18/5/2007