EL CONFIDENCIAL 03/06/15
JOAN TAPIA
· Si las bases de Unió dicen ‘sí’ a la pregunta, Mas se puede encontrar ante la disyuntiva de mantener la alianza o romper con sus socios y seguir la hoja de ruta pactada con ERC y la ANC, pero sin lista única
Desde hace tiempo, Unió Democràtica de Catalunya, el partido democristiano que preside Duran i Lleida y que está en coalición con CDC desde primeros de los ochenta, viene manifestando su resquemor hacia el proceso por la independencia emprendido por Artur Mas. Y esta reticencia se ha acentuado tras la hoja de ruta pactada por CDC, ERC y la ANC a primeros de este año que prevé un proceso constituyente tras las elecciones plebiscitarias del 27-S y una declaración de independencia en un plazo máximo de 18 meses.
Ahora, tras las elecciones municipales y ante la ya previsible insistencia de Artur Mas en convocar las elecciones anticipadas del 27-S, Unió ha emplazado al president a tomar en consideración estas reticencias… o atenerse a las consecuencias que podrían aparejar la ruptura del pacto entre los dos partidos y la concurrencia de Unió con lista propia el próximo 27-S.
En efecto, el comité ejecutivo de Unió decidió ayer por 17 votos a favor, 9 en contra y una abstención someter a referéndum de sus aproximadamente 5.000 militantes una pregunta que, una vez aprobada, tendrá carácter vinculante para la dirección que quedará emplazada a negociarla con CDC.
Con la respuesta a esta pregunta de redactado algo largo, Unió, que según su secretario general, Ramon Espadaler, aboga desde su fundación en 1931 por la soberanía plena para Catalunya y que considera que esta puede darse tanto con la independencia (los nueve votos contrarios son de la corriente independentista) como de una fórmula confederal, pretende fijar su posición definitiva de una forma clara. Como partido también socialcristiano Espadaler cree que el proceso hacia el autogobierno pleno debe hacerse con consenso, sin romper la cohesión social y respetando los procedimientos legales.
· Duran i Lleida y Espadaler convocan un referéndum interno para tener más legitimidad
Unió no reniega del procés –declara sentirse partícipe–, pero lo condiciona con unas obligaciones que CDC ha ido marginando y que son claramente contradictorias con el pacto suscrito por Mas con ERC y la ANC.
Concretamente, Unió exige un diálogo “sin renuncias previas y con voluntad de persistencia” con el gobierno del Estado, así como que se garantice en todo momento la seguridad jurídica, excluyendo tanto una DUI (declaración unilateral de independencia) como la apertura de un proceso constituyente al margen de la legalidad. Finalmente, pone la condición de que se descarte cualquier escenario que pueda dejar a Cataluña fuera de la Unión Europea y que se vele en todo momento por la cohesión social y territorial de la nación catalana.
Esta última mención es relevante porque en las elecciones municipales del 24 de mayo CiU ha quedado como una fuerza residual en las ciudades del área metropolitana de Barcelona, entre ellas L’Hospitalet y Badalona, que son la segunda y la tercera ciudad de Cataluña.
Si las bases de Unió dicen sí a esta pregunta-documento, Artur Mas se puede encontrar ante una grave disyuntiva, porque tendría que elegir entre mantener la alianza con Unió o romper con sus socios de muchos años (en un momento en que las encuestas no son buenas) y seguir la hoja de ruta pactada con ERC y la ANC, pero sin la lista única del independentismo por la que abogó tras el 9-N y que Oriol Junqueras ha rechazado.
Mas es consciente de que el 27-S es una apuesta arriesgada y cada día más endiablada, pero cree que si da marcha atrás se desconectará del electorado independentista (y de la militancia de la ANC que hizo posible la seudoconsulta del 9-N) y será hombre muerto. Cree que con todas las dificultades –pese al mediocre resultado en las municipales y en especial la pérdida de Barcelona– no tiene otro remedio que ir a las elecciones plebiscitarias y conseguir ganarlas, aunque sea por la mínima.
· La condición es que se excluya cualquier ruptura de la legalidad y que se descarte todo escenario que pueda dejar a Cataluña fuera de la UE
No obstante, la actitud de Unió –si la dirección de Duran i Lleida y Espadaler gana el referéndum interno– podría permitirle volver a una mayor centralidad. Así, en una larga entrevista a La Vanguardia el pasado domingo, declaraba que en la “lista del presidente” (la candidatura de una CDC ampliada con independientes y activistas soberanistas) podrían caber aquellas personas que, aunque no abogaran por la independencia, estuvieran a favor de la soberanía plena o del derecho a decidir.
Era con toda seguridad un guiño a la actual dirección de Unió, pero que sería difícilmente compatible con el mantenimiento de la hoja de ruta maximalista pactada con Junqueras. Claro que la decisión de los militantes de Unió no se sabrá hasta el próximo domingo 14. Sin embargo, ayer Espadaler, que además es conseller de Interior del gobierno de Mas, contó en su rueda de prensa con la presencia de la vicepresidenta Joana Ortega, querellada por la Fiscalía a raíz del 9-N, y de Josep Maria Pelegrí, el conseller de Agricultura.
Duran i Lleida y Espadaler han decidido, pues, jugársela a fondo para –reforzados en su caso por el voto de la militancia en el referéndum del próximo día 14– tener la máxima fuerza moral para exigir a Mas una rectificación en la marcha del procés. Y si Mas no la acepta puede encontrarse con la dimisión de los tres consellers democristianos y con una lista propia de Unió en las próximas elecciones.
La política catalana adquiere cada día mas complejidad, más fragmentación y una cierta radicalización (el triunfo de Ada Colau en Barcelona). Seguro que no es lo que Artur Mas tenía en la mente cuando tras las elecciones adelantadas del 2012 (en las que perdió 12 diputados) abrazó la causa del independentismo radical en alianza con ERC. Desde entonces, tanto en las encuestas como en las elecciones (europeas del 2014 y municipales del 24-M) CiU tiende a la baja, mientras que ERC y las CUP (extrema izquierda asamblearia) van ganado posiciones.