EL MUNDO 29/03/13
· El secreto se les vuelve en contra. La reunión a oscuras entre Rajoy y Mas ha suscitado todo tipo de sospechas. Las más duras las de UPyD, que cree que el Gobierno va a «comprar con dinero público una moratoria en la consulta». El PSOE, por su parte, exigirá que el presidente lo aclare todo en el Congreso.
Ni en Madrid ni en Barcelona la oposición acepta reuniones en las que se abordan asuntos que «interesan a todos», como destacan desde el PSOE, pero que se intentan sustraer al conocimiento público. La cita «clandestina», según la define ICV, entre Mariano Rajoy y Artur Mas, suscita más dudas que respuestas. Para Ciutadans se trata de un «pasteleo» y para UPyD es un ejemplo de «política opaca, contraria a la democracia» de la que sólo se deduce, según el diputado Carlos Martínez Gorriarán, una maniobra nefasta que se traduciría en «comprar» el aplazamiento de la consulta independentista con fondos públicos que aliviarían la asfixia financiera de la Generalitat.
A falta de explicación alguna, las lecturas que hacen las fuerzas políticas del encuentro secreto entre el presidente del Gobierno y el de la Generalitat coinciden en un punto, «el diálogo siempre es bueno», como afirma la vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, o es «lo más inteligente que han hecho ambos en seis meses», en opinión de la diputada socialista catalana Carme Chacón, pero pierde su virtud si se lleva a cabo a espaldas de los ciudadanos.
En ese caso, como apunta Carlos Martínez Gorriarán desde UPyD, se convierte en un asunto «lamentable y poco presentable en términos democráticos», algo que inmediatamente suscita la sospecha de que quienes participan en la reunión tienen algo que ocultar.
Ésta es la reacción de las principales fuerzas políticas de oposición desde Madrid, y no discrepa mucho de la de los partidos catalanes. Si bien en Madrid las interpretaciones más negativas se cargaban en la cuenta del presidente del Gobierno dando por hecho que si ha habido cesiones han sido por su parte y de carácter económico.
En Cataluña, la cita ha revuelto la Semana Santa política, tanto por su contenido -la aspiración de relajar el techo de déficit catalán- como por la ausencia total de luz y taquígrafos.
El PSC, uno de los partidos que con mayor insistencia ha reclamado el encuentro, lamentó ayer que ambos líderes hayan tenido que recurrir a la «dinámica exótica» de la reunión secreta. Para el número dos de los socialistas catalanes, Maurici Lucena, que los dos líderes se citen y hablen es positivo -«ojalá se hubieran celebrado muchas más reuniones antes que ésta, porque el Govern está paralizado. Y, además, es lo normal que hablen permanentemente», dijo-, pero también mantiene que ahora toca que Mas «dé explicaciones en el Parlament» porque la situación requiere de una pátina de «normalidad democrática».
Ciutadans, por su parte, no dudó en calificar la reunión secreta de La Moncloa como un ejemplo de «pasteleo» e incluso desde sus filas se acusó al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de convertirse en «colaborador necesario del proceso secesionista».
Desde ICV la crítica también fue contundente; ellos ya han anunciado que exigirán la comparecencia de Artur Mas en el Parlament para que explique el contenido de su negociación con Rajoy. Para ICV esta forma de actuar no hace sino «ilustrar el aislamiento de Mas». Según su portavoz, Laia Ortiz, con tantos subterfugios para acudir a La Moncloa, el president «parece querer esconderse de ERC por las discrepancias que tiene con su socio parlamentario» sin tan siquiera «lograr avances».
En Madrid, la voz cantante que reclamará explicaciones al presidente del Gobierno la llevará el PSOE, también dispuesto a pedir la comparecencia de Rajoy en el Congreso de los Diputados para aclarar los términos de su reunión con Artur Mas.
Los socialistas recuerdan que Rajoy «desde el principio de su mandato dio alas a Mas apoyándole en el Parlament y al final sólo ha logrado impulsar al presidente de la Generalitat hacia una peligrosa deriva soberanista». Es por ello que ahora están decididos a insistir para saber, como apunta Valenciano, «de qué y para qué han hablado, porque nos interesa a todos». «Las citas secretas no son la mejor fórmula», añade.
En UPyD aseguran apoyar esta demanda de explicaciones por cuanto se trata de un encuentro en el que presumiblemente se han abordado «asuntos constitucionales» como es la intención de la Generalitat de convocar en 2014 una consulta de carácter soberanista que vulneraría principios esenciales de la Carta Magna, e incluso la posibilidad de rebajar el objetivo de déficit catalán, algo recogido en la Ley de Estabilidad Presupuestaria que dimana de la reforma constitucional aprobada con el acuerdo de PP y PSOE; en tanto que desde Izquierda Unida se muestran a la espera de lo que hagan otros grupos, porque argumentan que ellos ya tienen sobre la mesa múltiples peticiones de comparecencia del presidente del Gobierno que no han sido atendidas.
La líder del Partido Popular de Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho, fue la única ayer en celebrar sin ambages la reunión de los dos presidentes, considerándola como el inicio de «una nueva etapa de diálogo sincero y leal» que pone a Artur Mas ante una encrucijada: «Debe optar entre la agenda independentista o la agenda constructiva que ofrece el presidente del Gobierno para sacar a Cataluña de la crisis».
Sánchez-Camacho interpreta el encuentro como un paso atrás dado por el presidente de la Generalitat e ilustra «una rectificación en las políticas de confrontación» que se habían seguido hasta ahora. Una senda que retó a culminar instando al president a «restablecer los puentes con Madrid» y «romper con los republicanos» de ERC.
EL MUNDO 29/03/13