EL MUNDO – 25/03/15
· El convulso Consejo de Dirección de UPyD del lunes partió ayer por la mitad la formación aún dirigida por Rosa Díez. Lo mismo ocurrió con sus grupos del Congreso y del Parlamento Europeo.
· Unión Progreso y Democracia (UPyD) ha sido hasta ahora una formación monolítica. El poder omnímodo de su portavoz, Rosa Díez, lo ha abarcado todo y ha galvanizado un liderazgo sólo cuestionado por voces aisladas con un respaldo minoritario. Todo hasta el pasado lunes.
El desastroso resultado de las elecciones andaluzas, donde UPyD ha conseguido un 1,9% de los votos, con 70.000 sufragios menos que en 2012, ha hecho reaccionar al partido. Mientras, Ciudadanos, que cortejó a UPyD el año pasado para labrar una alianza electoral, ha irrumpido con nueve diputados.Tras la dimisión del Consejo de Dirección de UPyD de dos personas de gran relieve y muy próximas a Díez –adelantada por EL MUNDO en la noche del lunes– se ha abierto la veda. Ayer, fueron varios los dirigentes nacionales y regionales que se unieron, unos con nombres y apellidos y otros de forma reservada, a la petición de dimisión de Díez y a la rebelión interna liderada por los diputados Irene Lozano, Toni Cantó y Álvaro Anchuelo. UPyD está estos días partida en dos.
Este enfrentamiento se recrudecerá el sábado en el Consejo Político del partido. Los fieles a la portavoz confían en que la mayoría de sus 150 integrantes apoyen su continuidad. De momento, y como preparación, un grupo de afiliados ha comenzado una recogida de firmas para exigir la salida de Díez de la dirección.
El Consejo de Dirección llegó a votar la petición de dimisión de Díez en urna para evitar represalias. Y no se aprobó por el escaso margen de tres votos, según fuentes asistentes a la reunión. Además de Lozano y Anchuelo, fueron muchos los que defendieron en sus intervenciones la dimisión de Rosa Díez. Entre ellos, Rodrigo Tena y David Andina (que también dimitieron), el portavoz en la Asamblea de Madrid, Luis de Velasco, y el portavoz en el Ayuntamiento de la capital, David Ortega, según pudo saber ayer este diario.
También defendió la necesidad de que Rosa Díez dé un paso atrás para renovar el liderazgo el portavoz de UPyD en el Parlamento vasco, Gorka Maneiro. Eso sí, este último rechazó reiniciar las conversaciones con Ciudadanos para buscar una alianza electoral.
En algún momento, las personas más próximas a Díez, como Andrés Herzog, dijeron a los que defienden la unión con Ciudadanos que siempre pueden salir del partido y afiliarse a la formación de Albert Rivera. Ésta y otras manifestaciones fueron entendidas por los críticos como una invitación a que dimitieran. Y así lo hicieron después Lozano, Anchuelo, Tena y Andina.
Ayer, continuaron las descalificaciones. El número dos de Rosa Díez, Carlos Martínez Gorriarán, llamó «irresponsables» a los diputados críticos. Y llegó a decir públicamente de ellos que están en política «sólo pensando en su carreta personal y nada más». Díez no quiso valorar estas palabras y alegó desconocerlas. Fuentes oficiales sólo añadieron después que respeta estas descalificaciones, sin compartirlas.
Aunque Díez no defendió a sus diputados, dijo que espera seguir contando con ellos en el Congreso.
Lozano no piensa –de momento– dejar su escaño, pero esperará a ver cómo evolucionan los acontecimientos. De hecho, la tensión en este pequeño grupo parlamentario –de sólo cinco diputados– es cada vez mayor. Irene Lozano reconoció ayer que desde este momento «va a ser difícil» la convivencia. Eso sí, exigió a Gorriarán, sin citarle, que a partir de ahora se dirija a ella «sin insultos y en las reuniones internas».
Gran parte de los dirigentes de UPyD están convencidos de que, si la dirección no pone en marcha cambios drásticos, el partido avanzará «rápidamente hacia su desaparición». La serie de errores encadenados comenzó, según los críticos, cuando no se reconoció el fracaso en las elecciones europeas. Desde entonces, y tras la expulsión de Sosa Wagner de la Portavocía en el Parlamento Europeo, todo ha ido a peor.
Hay miembros de la dirección, como el candidato a la Comunidad de Madrid, Ramón Marcos, que aseguran que UPyD «resistirá». Y defienden meros ajustes en la estrategia de comunicación para que el partido sobreviva. Pero otros creen que la propia representación parlamentaria en Madrid puede desaparecer.
El coordinador en Cataluña, Ramón de Veciana, defendió ayer la continuidad de Díez y la no unión con Ciudadanos, que supondría «una unión por absorción». De Veciana entiende que «una buena salida democrática» a esta crisis sería que Lozano se presentara a las primarias para ser candidata frente a Díez, que sigue empeñada en ser cabeza de cartel por tercera vez.
Entre los críticos, el coordinador de UPyD Castilla y León y candidato, Rafael Delgado, exigió ayer que se asuman «responsabilidades» en la cúpula del partido tras el «varapalo» andaluz. Aun así, aseguró que, de haber dimisiones, deberían ser varias porque la estrategia de campaña no la marca una sola persona.
Desde Ciudadanos, reiteraron ayer su disposición a llegar a un acuerdo, pero no lo ven factible mientras Díez tenga la última palabra. «Nuestra postura no ha cambiado. Lo que ocurre es que cuando has pedido en tantas ocasiones el diálogo y te han dicho que no, no merece la pena insistir», explican fuentes de la dirección de Ciudadanos. Desde el partido de Albert Rivera son conscientes del descontento de una gran parte de los militantes de UPyD y alertan: «Lo que no quiera hacer la cúpula lo acabarán haciendo las bases por la vía de los hechos».
EL MUNDO – 25/03/15