EL CORREO 02/06/14
· Defiende el «papel esencial» de la Ertzaintza en la consolidación de la convivencia en Euskadi tras el fin del terrorismo
Iñigo Urkullu retomó ayer su hoja de ruta sobre la gestión del final del terrorismo, uno de los ejes de su legislatura junto a la lucha contra la crisis económica y la búsqueda de un nuevo encaje de Euskadi en el resto del Estado. En el tradicional homenaje que el Gobierno vasco rinde a la Ertzaintza, el lehendakari insistió en la necesidad de que la banda entregue las armas, se disuelva y asuma el daño causado. «Es exasperante la tardanza de ETA en desaparecer definitivamente, la tardanza en reconocer tanta injusticia cometida contra víctimas inocentes», advirtió Urkullu.
La cúpula del Departamento vasco de Seguridad se dio cita ayer en la base central de la Ertzaintza, ubicada en Erandio, para honrar la memoria de los agentes fallecidos en actos de servicio. Los responsables de la Policía vasca destacaron, asimismo, la labor de ocho ertzainas, condecorados por su compromiso contra la delincuencia y el terrorismo. Entre otros, fueron galardonados con la máxima distinción que entrega el Cuerpo Jesús Valerón, muerto en 2012 en una carretera del municipio alavés de Paul tras ser arrollado por un coche durante un curso de conducción de motocicletas, y Luis Hernández, herido en el ataque perpetrado por ETA en 2008 contra la comisaría de Ondarroa.
En un acto solemne presidido por el lehendakari, la consejería de Seguridad hizo extensivo el reconocimiento a «todos los compañeros injustamente arrebatados» en los 32 años de historia de la Ertzaintza. En este sentido, animó a participar el próximo miércoles en el homenaje a Txema Agirre, asesinado por ETA en 1997 junto al Guggenheim en vísperas de su inauguración. El acto de recuerdo, convocado en la explanada del museo donde fue tiroteado, servirá también para renovar la placa instalada en su memoria.
Agentes y familiares
El homenaje celebrado ayer en la base central de la Policía vasca reunió a numerosos agentes y familiares de los condecorados junto a la plana mayor del Departamento de Seguridad, encabezada por su consejera, Estefanía Beltrán de Heredia; el viceconsejero, Josu Zubiaga; el director de la Ertzaintza, Gervasio Gabirondo; y el jefe de la Policía autónoma, Jorge Aldekoa, entre otros mandos. Contó también con la asistencia de representantes de la asociación de ertzainas y familiares de víctimas del terrorismo. Entre otras, acudieron los padres del escolta Jorge Díez Elorza, asesinado en el mismo atentado que acabó con la vida de Fernando Buesa, y de Rosa Rodero, viuda del sargento mayor Joseba Goikoetxea.
En su discurso, Iñigo Urkullu volvió a exigir a ETA su disolución, cuando han pasado ya más de dos años y medio desde que la banda anunció el cese definitivo de sus «acciones armadas». A juicio del lehendakari, la «tardanza» de la organización terrorista en declarar su desaparición «entorpece la labor de la inmensa mayoría de los ciudadanos de nuestro pueblo en favor de la paz y la convivencia». Pese a todo, el jefe del Gobierno vasco subrayó que el nuevo tiempo abierto sin violencia sitúa a Euskadi «en la vía de la esperanza». «Esperanza en que nunca más tengamos que lamentar la injusticia de vidas truncadas como las que hoy homenajeamos, ni ese dolor insufrible por la pérdida de seres queridos», declaró.
El lehendakari apostó por profundizar en la «evolución» de la Ertzaintza como Policía integral, adecuada a una Euskadi sin la amenaza directa de ETA, con nuevos retos en el control del orden público y en una coyuntura marcada por la crisis económica que ha obligado al Gobierno vasco a aplicar severos ajustes. Urkullu defendió que los ertzainas «están jugando y tienen que jugar a futuro un papel esencial» en la consolidación de la convivencia y «en el camino hacia la normalización».
En este sentido, la consejera de Seguridad abogó por un nuevo modelo policial «más cercano y eficiente» y destacó el compromiso de los agentes por «un bien colectivo». «Estaremos allí donde la gente necesite de nuestro servicio», señaló el jefe de la Ertzaintza, Jorge Aldekoa.