EL PAÍS, 30/8/11
El PNV mantiene abiertos dos frentes en torno a la reforma de la Carta Magna. Mientras el diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, metió ayer una cuña en el plano institucional, el presidente de su partido, Iñigo Urkullu, mantuvo en primer plano la apuesta por utilizar la reforma constitucional para limitar el déficit como una posibilidad de «constitucionalizar» el derecho a decidir y que Euskadi «es una nación».
En un nuevo artículo en su blog (www.urkullu.eu), el líder peneuvista recalcó que de debe conseguir que la Carta Magna «acepte una relación de igualdad» con el Estado.
Urkullu asegura que la fecha del referéndum sobre la Constitución, realizado hace 33 años, «se recuerda como la fecha de una nueva era», aunque «muchas veces se olvida, o se intenta que se nos olvide» que el resultado de la consulta fue diferente en España y en Euskadi, tanto en participación como en resultado.
«Se puede decir que la Constitución se aceptó, pero en el referéndum de 1978 quedó claro que la Constitución no fue bien recibida en Euskadi», escribe el líder peneuvista.
El tótem abierto
Urkullu, quien lleva ya en los últimos días dos artículos consecutivos en su página hablando de la reforma constitucional, apunta que, desde su aprobación, la Carta Magna «parecía intocable, un intocable tótem», cuando ahora, de repente «en mitad de agosto, y gracias a un acuerdo entre PSOE y PP, puede ser cambiada».
Para el presidente nacionalista esas no son maneras. «Al PNV no le ha gustado ni la forma ni el contenido de esta propuesta. Pero, y aunque los objetivos de PSOE y PP son otros, si es posible cambiar la Constitución para evitar problemas económicos, tiene que ser aún más posible cambiarlo para evitar problemas políticos. Y en eso se basa nuestra nueva propuesta», insistió.
Urkullu precisa que el objetivo de su formación es «conseguir lo que no fue posible en 1978», es decir «constitucionalizar que Euskadi es una nación y que es dueña de su futuro, aceptar eso en la Constitución». La enmienda se basa en el acuerdo en torno a la autodeterminación que el Parlamento vasco aprobó en febrero de 1990 y en la enmienda peneuyvista a la Carta Magna de 1978. «En Euskadi hemos abierto una nueva época de convivencia, y éste es nuestro objetivo político con la propuesta de la reforma constitcional», concluye.
EL PAÍS, 30/8/11