Urkullu inventa la ‘nación foral’

EL MUNDO – 25/09/15

· El ‘lehendakari’ se apoya en los «derechos históricos» para reclamar un nuevo autogobierno.

El lehendakari Iñigo Urkullu no es Artur Mas ni tampoco su predecesor, Juan José Ibarretxe, en el palacio de Ajuria Enea. «Yo no soy eufórico con nada», llegó a confesar en un momento del debate parlamentario de ayer, en el que Urkullu volvió a ser fiel sí mismo con una comparecencia de perfil bajo. Pero el lehendakari–que afronta el último año de su cómoda primera legislatura– anticipó en el debate en el Parlamento Vasco un término de nuevo cuño que definió como «nación foral». Con este término, los nacionalistas pretenden contextualizar en el Estatuto de Guernica –el Estatuto de Autonomía vasco– la pretensión de conseguir mayores cuotas de poder y una relación «bilateral» con el Gobierno de España que blindaría a Euskadi ante las normas estatales que consideraran perjudiciales para el País Vasco.

Urkullu pretendió hacer compatible su ideario «nacionalista» con la condición de lehendakari y se reafirmó en su decisión de cumplir las leyes. Una lógica inherente a su cargo que sólo el comportamiento del president Artur Mas ya convierte en un rasgo diferenciador entre los presidentes del País Vasco y de Cataluña. Pero el resquicio que pretenden utilizar el Gobierno vasco y el PNV está basado en la peculiar interpretación de las disposiciones legales que garantizan los derechos históricos, así como la disposición adicional estatutaria, que señala: «La aceptación del régimen de autonomía que se establece en el presente Estatuto no implica renuncia del pueblo vasco a los derechos que como tal le hubieran podido corresponder en virtud de su historia, que podrán ser actualizados de acuerdo con lo que establezca el ordenamiento jurídico».

El lehendakari Iñigo Urkullu espera a las próximas elecciones generales y al Gobierno que surja de las urnas para reactivar sus iniciativas, con las que quiere facilitar la reinserción de los presos de ETA. El presidente del Gobierno vasco controla con precisión de relojero los tiempos en la ponencia parlamentaria donde presuntamente se debatirá una propuesta para modificar el Estatuto de Guernica. Con su habitual tono sosegado, Urkullu despachó su última comparecencia en el tradicional debate sobre Política General sin grandes sobresaltos, ya que el pacto alcanzado con el PSE-EE en 2013 y ampliado tras las elecciones del pasado 24 de mayo le han garantizado una mayoría parlamentaria que no obtuvo en las urnas cuando fue elegido en diciembre de 2012.

Urkullu no modificó ayer ni un ápice su mantra de que la propuesta que surja del Parlamento vasco deberá ser pactada. También dejó aparcada la apelación a una consulta como palanca para lograr movilizar a los simpatizantes nacionalistas. Incidió en la «degradación» que, en su opinión, ha sufrido el «pacto estatutario». A su entender, tanto las normas dictadas por el Gobierno central para aplicar reformas de calado en España, como la jurisprudencia del Tribunal Constitucional que las ha avalado, han provocado una «degradación práctica de la capacidad y rango jurídico y simbólico del autogobierno». Y con ese peculiar análisis, el lehendakari negó que los derechos históricos procedan de la Constitución española, pese a que están reconocidos en ella, y marcó aún más distancias con el ordenamiento político español: «El pueblo vasco no acepta que su voluntad mayoritaria pueda ser diluida por otros».