EL MUNDO 05/11/13
· El ‘lehendakari’ se pregunta qué hay de «excluyente» en un registro lingüístico.
No hay intenciones ocultas. Tampoco alimento para históricas aspiraciones nacionalistas. Y quien las vea quizá esté haciendo una «utilización perversa» de lo que tan sólo es una herramienta de la Administración pública para garantizar el cumplimiento de un derecho lingüístico de los ciudadanos, nada más. El análisis lo hizo ayer el lehendakari, Iñigo Urkullu, tras ser cuestionado por la pretensión del Servicio vasco de Salud de registrar las preferencias lingüísticas de los ciudadanos y de los trabajadores de Osakidetza para adecuar la oferta y demanda idiomática de la sanidad vasca.
La medida, recogida en el borrador del II Plan de Normalización del Uso del Euskera 2013-19, fue avalada por Urkullu, quien se preguntó «qué hay de excluyente» en preguntar a los usuarios de la sanidad en qué lengua «cooficial» desean ser atendidos de modo preferente.
La publicación de la pretensión de la sanidad vasca de iniciar un proceso de registro interno de las preferencias idiomáticas de los pacientes provocó ayer el rechazo del PP y UPyD, y un respaldo prudente del PSE, temerosos de las garantías que se incorporen al uso de ese tipo de información.
La consejería de Salud evitó ayer dar más detalles de su propuesta, ni de la salvaguarda en la utilización y protección de la información. Desde el Ejecutivo se limitaron a asegurar que se trata de un plan aún en fase de consulta y que está «ultimándose». El primer plan de euskera en Osakidetza, impulsado por el último gobierno de Ibarretxe y el Ejecutivo de López se cerró con apenas un 58% de sus objetivos cumplidos y con el escaso uso del euskera como lengua de uso en la sanidad como principal laguna, pese a las inversiones en formación, liberalizaciones e impulso llevadas a cabo. Sólo en el periodo 2009-13, la euskaldunización de la sanidad absorbió casi 19 millones de euros.
El lehendakari sí accedió ayer a referirse a esta cuestión de la que aseguró que responde a un deseo de «normalizar» el euskera, una lengua «cooficial», subrayó, que es «patrimonio de todos los vascos». Urkullu rechazó con cierto malestar las voces que afirman que preguntar la preferencia en la que un ciudadano quiere ser asistido suponga crear «un registro clasificatorio y selectivo»: «Estamos preguntando en qué idioma quieren ser atendidos, «¿qué hay de excluyente? ¿Es eso poner al euskera al servicio del nacionalismo vasco?». El lehendakari concluyó su intervención apelando al respeto a los derechos lingüísticos de la ciudadanía y a hacerlo «con absoluta normalidad, que es lo que ha hecho el Gobierno vasco».
Sin embargo, desde la oposición la posibilidad de que Osakidetza registre este tipo de información fue recibida con duras críticas desde el PP y UPyD. Los populares avanzaron que reclamarán explicaciones al Gobierno por la «vuelta de tuerca» que en su opinión supone priorizar «las obsesiones identitarias del nacionalismo» y volver a recorrer el camino «de la imposición». La portavoz del PP, Laura Garrido, consideró que medidas como las previstas en el Plan de Euskera suponen «etiquetar y marcar a los ciudadanos» y afectan a la libertad individual.
UPyD emitió una nota en la que calificó de «aberración» la posibilidad de registrar la preferencia lingüística de los ciudadanos. El único parlamentario de la formación en la Cámara de Vitoria, Gorka Maneiro, considera que «los talibanes lingüísticos» tratan de lograr una transformación idiomática en la sociedad vasca. Por su parte, desde el PSE no se criticó una medida que en su opinión tan sólo pretende contribuir «al fomento en el uso del euskera y no poner ninguna estrella a nadie».
EL MUNDO 05/11/13