EL CORREO 31/01/13
· Ambos acuerdan la convocatoria «inmediata» de la comisión mixta para «avanzar» en un acuerdo sobre el Cupo.
La buena sintonía entre Iñigo Urkullu y Mariano Rajoy quedó ayer patente de nuevo en el inusualmente prolongado almuerzo –más de tres horas– que ambos compartieron en el Palacio de La Moncloa, el primero desde que el expresidente del PNV fue investido lehendakari. Pese a ser una reunión de carácter institucional y por ello en principio protocolaria, su duración fue ya una muestra de lo que ambos mandatarios pretendían escenificar. Urkullu, su nula intención de protagonizar una confrontación permanente con Madrid y su empeñó en que una fluida relación con Rajoy opere en beneficio de los intereses económicos vascos; el presidente del Gobierno, su disposición a dialogar con los nacionalistas siempre y cuando sus peticiones no excedan los límites legales, un claro mensaje de respuesta al órdago soberanista de Artur Mas.
Las palabras de unos y otros al término de la cita, centrada de puertas adentro en buena medida en asuntos económicos y de infraestructuras, confirmaron esa impresión. Mientras el jefe del Ejecutivo de Vitoria habló de un encuentro «respetuoso» y «fructífero», fuentes de la Presidencia del Gobierno hicieron hincapié en el «clima agradable» de la charla y, sin citar al president Mas, subrayaron la «lealtad institucional» y la «buena disposición» exhibidas por Urkullu. Más difusas se mantuvieron las conclusiones del encuentro, aunque quedó claro que la interlocución con La Moncloa en el terreno relacionado con la paz definitiva y el asentamiento de la convivencia ocupa para el lehendakari un lugar prioritario.
En ese sentido, Urkullu, que apeló en todo momento a la especial «discreción» y «recíproca lealtad» que el asunto de la paz exige, sí desveló que mantiene un «canal de comunicación personal» permanentemente abierto con Rajoy para tratar estos temas. Reconoció también que ayer pidió al jefe del Ejecutivo central que el PP vasco se involucre «de forma activa» en los consensos que vayan tejiéndose en Euskadi en materia de paz y convivencia, y que participe, pese a la inclusión de EH Bildu, en la ponencia parlamentaria que se creará a tal efecto. «El Parlamento es el foro en el que debemos encontrarnos», subrayó en su larga comparecencia posterior.
Manos libres para Basagoiti
El jefe del Ejecutivo autónomo admitió que la decisión compete a la formación de Antonio Basagoiti, a quien Rajoy telefoneó una vez concluida la reunión para darle cuenta de su contenido. Por el momento, fuentes del PP vasco insisten en que no modificarán su postura, votarán en contra de la creación de la ponencia y tratarán de que el foco y la exigencia recaigan sobre la izquierda abertzale y se le reclame que reniegue de ETA para poder participar. Y en ese terreno, es de esperar que Rajoy deje manos libres a Basagoiti .
El lehendakari, que insistió en la importancia de mirar «al futuro» también para despejar las insistentes preguntas sobre el polémico nombramiento de Jonan Fernández como secretario general de Paz y Convivencia, subrayó el especial deber que ETA y la izquierda abertzale tienen de reconocer el daño causado, pero insistió en que se ha abierto una «oportunidad histórica» para «normalizar» la convivencia que «debemos aprovechar entre todos».
Eso sí, aunque es conocida su reiterada petición a Rajoy para que flexibilice la política penitenciaria, ayer admitió que la banda «tiene que seguir haciendo gestos» –en alusión implícita a su definitiva disolución– que puedan propiciar «los pasos de otros». Aunque no mencionó expresamente el acercamiento a cárceles vascas de los reclusos etarras, sí consideró que la concesión de progresiones de grado y otros beneficios penitenciarios podrían ayudar.
En el terreno del autogobierno resultaron más llamativos los silencios que las palabras. Urkullu, que entregó a su interlocutor el listado de las competencias pendientes de ser transferidas –prisiones, la más urgente, y la gestión del régimen económico de la Seguridad Social, entre otras–, confió en que se puedan ir «dando pasos» para completar el Estatuto, pero ni siquiera mencionó el proyecto de nuevo estatus político que abandera su Gobierno.
Sí citó, a preguntas de los periodistas, algunos de sus principios inspiradores –la bilateralidad EuskadiEstado y el reconocimiento de los derechos históricos–, pero quedó patente que no es un asunto de máxima urgencia. Y que deberá pasar primero por una presumiblemente larga discusión parlamentaria que cristalice en un pacto «entre las distintas sensibilidades» del País Vasco. Más explícito se mostró el lehendakari,que se esforzó en marcar distancias con Cataluña en cada pregunta al respecto, al criticar que el Gobierno central intente hacer «tábula rasa» con las autonomías y ‘colar’ vía decreto ley «decisiones impuestas difíciles de explicar e imposibles de entender», por lo que exigió que se aplique el principio de subsidiariedad para que Euskadi pueda decidir sobre lo que le afecta más de cerca.
Donde sí hubo plena coincidencia, según destacaron desde La Moncloa, fue en dar «total prioridad» a la reactivación económica y a la creación de empleo, por lo que auguraron un «amplio campo de colaboración en ese terreno». De momento, el anhelado acuerdo para renovar el Concierto e incluir en él los tributos de más reciente aprobación, actualizar la Ley Quinquenal del Cupo –prorrogada desde el 31 de enero de 2011– y liquidar las cuentas correspondientes al cuatrienio 2008-2011 –por las que Euskadi reclama 500 millones de euros– no llegó, aunque los mensajes de ambas partes resultaron prometedores.
Ajuria Enea y La Mocloa anunciaron el compromiso de convocar de forma «inmediata» la comisión mixta para que los equipos del ministro Cristóbal Montoro y del consejero Ricardo Gatzagaetxebarria puedan llegar a un acuerdo, que podría contemplar incluso una eventual flexibilización del techo de déficit para Euskadi. «He encontrado receptividad», confirmó Urkullu. «Hay disposición a dialogar», apuntaron en el entorno de Rajoy.
EL CORREO 31/01/13