Urkullu pregunta a la izquierda abertzale si su modelo es la «destrucción» de ETA

EL CORREO, 4/10/11

Los jeltzales arrancan una de sus campañas más comprometidas, con la sombra amenazante del ‘sorpasso’ nacionalista

La campaña que arrancó la pasada medianoche es, para el PNV, la de su pugna cuerpo a cuerpo con Amaiur y la que podría desequilibrar la balanza del liderazgo del nacionalismo vasco en favor de la izquierda abertzale a poco más de un año de la fecha prevista para las próximas elecciones autonómicas. Ante tan preocupantes perspectivas, los jeltzales están dispuestos a defender con uñas y dientes lo que llaman «el modelo PNV» -«funciona, lo hemos demostrado»- frente a una izquierda radical a la que pintan desdibujada, sin más programa que la independencia, y, sobre todo, con dudosos «referentes» morales.

LAS FRASES

IÑIGO URKULLU
«Ahora, sin violencia, el sueño de la libertad está en nuestras manos», dice el líder jeltzale
JOSU ERKOREKA
«Para PSOE y PP, Euskadi es un 5% de su preocupación. Y la izquierda abertzale es monotemática»

A pesar de que los constantes guiños soberanistas -ayer, Iñigo Urkullu prometió otra vez «unir voluntades» para que el nuevo estatus político de Euskadi sea realidad en 2015- demuestran que el PNV no descuida los caladeros más radicales, también se nota el afán de echar por tierra el proyecto -o la ausencia de él- de la izquierda abertzale. El líder del EBB arrancó directamente la carrera hacia las urnas preguntando a ese mundo si «reconoce como propio el modelo» de «la destrucción y el odio» que ETA ha sembrado durante décadas en Euskadi.

Los jeltzales eligieron un moderno hotel en Vitoria para el acto de arranque y Urkullu decidió empezar fuerte. El propio líder jeltzale advirtió de que no pretende centrar la campaña en ETA pero sí quiso dejar «algunas cuestiones fijadas para intentar no volver a hablar de ello». Y recordó las pintadas de aliento a la banda que han aparecido tras la declaración de cese definitivo, en Zarautz y en Gernika, con la leyenda ‘Vuestra lucha, nuestro ejemplo’. «¿Ejemplo de qué? ¿De ver cómo una bomba reventaba a un ser humano? ¿De convertir a cónyuges en viudas y a niños en huérfanos? ¿De amenazar a un concejal y sumir a su familia en el terror? ¿De dinamitar empresas y destrozar bienes públicos?», se preguntó Urkullu, que acusó también a ETA de haber hecho «prisioneros» a sus propios militantes tras «llenar las cárceles de presos». «¿Gracias a ETA? ¿Por qué? ¿Por su balance de destrucción y odio? ¿Por haber matado a centenares de personas? ¿Ése es el modelo que reconoce como propio la izquierda abertzale? ¿Ése es su referente? ¿Ésa es la base sobre la que pretende construir una nueva Euskadi?», arremetió.

Urkullu subrayó así que su partido no pertenece al grupo de los que pretenden hacer borrón y cuenta nueva de décadas de terrorismo, por más que uno de sus objetivos programáticos, junto a la creación de empleo y la consecución de un nuevo marco para Euskadi – «ahora, sin violencia, el sueño de la libertad está en nuestras manos», arengó-, sea traer la «concordia» a la sociedad vasca.

«Conquista cívica»

De eso habló también en Madrid, donde comenzó su maratoniana jornada con un desayuno informativo con discurso ‘ad hoc’, dirigido específicamente a público y medios de la capital. No en vano, Urkullu enfatizó la importancia del comunicado que ETA hizo público el pasado 20 de octubre – «la mayor conquista cívica de mi generación», dijo-, frente a quienes, en círculos políticos y periodísticos, insisten en descalificarlo porque la banda no se ha disuelto ni ha entregado las armas. Incluso, lamentó que dirigentes del PP como Dolores de Cospedal o Esteban González Pons le hagan «propaganda electoral» a Bildu al pedir su ilegalización.

Eso sí, dejó claro que, frente a esas «presiones», confía en la «prudencia e inteligencia» de Mariano Rajoy para asentar la paz, previsiblemente desde Moncloa. Agradeció, de hecho, al candidato popular la «responsabilidad» que ha demostrado y a José Luis Rodríguez Zapatero su «tenacidad y compromiso a la hora de poner fin a tantos años de violencia terrorista».

EL CORREO, 4/10/11