EL CORREO 24/04/13
· El lehendakari advierte que ETA debe desarmarse para poder aspirar a un plan de ayudas europeas similar al de Irlanda del Norte.
BRUSELAS. El lehendakari reclamó ayer a la Comisión Europea su respaldo para consolidar la paz y la convivencia en Euskadi. En su primer viaje al exterior desde su llegada a Ajuria Enea, Iñigo Urkullu describió al presidente del Ejecutivo comunitario, José Manuel Durao Barroso, los esfuerzos de la sociedad vasca por dejar atrás «más de 50 años de terrorismo» con una apuesta por el reconocimiento de «todas las víctimas» y la «deslegitimación» de la violencia. El líder jeltzale confió en que el País Vasco pueda beneficiarse de un programa europeo similar al aplicado en Irlanda del Norte, pero admitió que queda trabajo por hacer. Según constató, el apoyo económico de la UE no llegará hasta que ETA inicie su desarme.
Urkullu abrió con el presidente de la Comisión una agenda de encuentros al más alto nivel en Bruselas. Tras su cita con Barroso, se entrevistó con la comisaria de Interior, la sueca Cecilia Malmström, y con Joaquín Almunia, vicepresidente del Ejecutivo comunitario y responsable de Competencia. Hoy, concluirá su visita a las instituciones europeas con una reunión con Herman Van Rompuy, máximo representante de los Veintisiete. En la primera jornada de su viaje, el lehendakari centró sus contactos en buscar apoyos para apuntalar la paz y en plantear la necesidad de que el crecimiento económico se abra paso en Europa. El líder jeltzale remarcó que las sucesivas conversaciones habían servido para transmitir una imagen «real» de la situación en Euskadi.
Urkullu departió con Barroso durante algo más de una hora. En la entrevista, que se vio completada con la cita posterior con Malmström, el responsable vasco dibujó una Euskadi que «necesita» despejar el camino hacia la convivencia. Para ello, explicó que el gabinete autonómico empuja en cuestiones como la «pedagogía social» para forjar una «memoria incluyente» de las víctimas. En este esfuerzo por blindar la normalización, el lehendakari pidió a la Comisión que arrime el hombro y abra «cauces» que faciliten su implicación en todo el proceso. Como ya ha hecho en otras ocasiones, Bruselas refrendó su disposición a colaborar económicamente en programas sociales vinculados con la paz.
Pese a la buena sintonía, Urkullu admitió que su objetivo es lograr un plan similar al aprobado para Irlanda del Norte en 1995. Bautizado como programa ‘Peace’, este marco de colaboración ha permitido que la UE invierta 1.300 millones en Ulster. Buena parte de este dinero, que seguirá llegando a la región hasta 2020, se ha destinado a multitud de iniciativas concebidas para romper la división entre las comunidades católica y protestante. El lehendakari expresó su esperanza de que Euskadi pueda recibir una ayuda comparable, pero insistió en que deben superarse «retos» pendientes. Aunque el gran desafío es que ETA entre en un «tiempo de desarme», también resaltó la importancia de medidas penitenciarias enfocadas hacia la convivencia.
«Relajar» el déficit
El segundo gran pilar de la jornada de reuniones fue el complicado panorama económico. El lehendakari tuvo la oportunidad de analizar de primera mano con Barroso los férreos objetivos de déficit impuestos a España. Su mensaje se centró en la importancia de «relajar» estos techos de gasto para que la actividad económica pueda tomar aire y se genere empleo. Urkullu insistió en que las finanzas públicas deben gestionarse con «rigor» y resaltó las «diferencias» de Euskadi con respecto a la delicada situación que viven otras comunidades. En este contexto, recordó las fortalezas de la economía vasca y la vocación de sus empresas por salir al exterior, un modelo de desarrollo defendido por Bruselas y que busca extender al conjunto de los socios de la UE.
El lehendakari también pudo comprobar en primera persona si Barroso se ha decantado por cambiar de receta económica. El presidente de la Comisión acaparó todos los focos el lunes al proclamar que las políticas de austeridad habían «llegado a su límite». La intervención se interpretó como un paso hacia una nueva estrategia basada más en el crecimiento que en los ajustes a ultranza auspiciados por Alemania. Ayer, un portavoz del mandatario portugués matizó sus palabras y subrayó que la disciplina presupuestaria sigue siendo prioritaria. Urkullu corroboró esta posición y aseguró que Barroso le había expresado su intención de mantener el rumbo fijado «combinando» rigor y reactivación económica.
Más allá de la posibilidad de que se suavice el déficit, una opción casi segura que se desvelará a finales de mayo, Urkullu mostró su interés en otras medidas impulsadas por la UE como la mejora de la Formación Profesional y la garantía juvenil. Este último proyecto persigue que los gobiernos se comprometan a ofrecer a los jóvenes aprendizaje adicional o un puesto de trabajo menos de cuatro meses después de que acaben los estudios.
La visita a la Comisión del líder jeltzale concluyó con una comida de trabajo con Almunia. En esta cita pudieron examinarse los expedientes abiertos por ayudas públicas ilegales como el sistema de bonificaciones que afecta a los astilleros españoles, entre ellos La Naval.
EL CORREO 24/04/13