EL MUNDO – 29/12/14
· El lehendakari, Iñigo Urkullu, y el president, Artur Mas, lanzaron ayer una medida advertencia al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cuando resta apenas un año para que concluya la legislatura: anunciaron que van «trabajar juntos» contra lo que denominan una estrategia de «recentralización» del Ejecutivo por la aprobación de normas de obligado cumplimiento que afectan a competencias que consideran propias. Este acercamiento se concretará en las próximas semanas.
El frente común se cimenta en la primera denuncia conjunta sobre esta acuñada «recentralización», que ya había formado parte de las conclusiones que ambos mandatarios hicieron públicas tras la cita discreta que mantuvieron el pasado 1 de mayo. Siete meses después y tras más de hora y media de reunión, Urkullu y Mas reiteraron el mismo diagnóstico, esbozaron una indefinida respuesta institucional conjunta y también constataron que cada uno de ellos seguirá liderando «procedimientos y modelos» diferentes en Euskadi y en Cataluña.
El lehendakari, Iñigo Urkullu, compensó con una cálida acogida –regalos y almuerzo casi familiar incluidos– la brecha que separa los procesos políticos de Euskadi y Cataluña, y el diferente papel que hasta ahora ha ejercido el presidente vasco con respecto al que desempeña Artur Mas.
El Ejecutivo vasco midió al milímetro la nota con la que desde Vitoria y Barcelona se resumió el contenido de la charla mantenida en el Palacio de Ajuria Enea y evitó que, tal como sucedió tras el encuentro del pasado mes de mayo, se produjeran interpretaciones diferentes a partir de dos redacciones distintas.
La versión emitida por el Gobierno catalán tan sólo incluía como añadido un escueto párrafo final en el que se subrayaba que Artur Mas le explicó a su anfitrión la celebración de la consulta del 9 de noviembre y destacó, como «coincidencia», la «apelación a la democracia y al voto como mecanismo de resolución de las discrepancias en las sociedades civilizadas y modernas».
Una referencia asumible –aunque no formara parte del texto vasco por la urgencia en la transmisión tras el encuentro– para Urkullu, que durante los últimos meses ha intentado con poco éxito abrir un proceso de negociación con Rajoy dentro de una agenda flexible y que también incluye, en su método, que cualquier cambio en el modelo político vasco debe pasar por el acuerdo político y su posterior ratificación en las urnas.
El lehendakari ha reconocido en las últimas semanas su percepción de que Rajoy seguirá sin responder a sus demandas en el año que aún falta por culminar de la actual legislatura. Tras dos años sin resultados, Urkullu sí parece dispuesto a visualizar junto al Gobierno de Cataluña su oposición a algunas de las medidas que el presidente del Gobierno ha incluido en sus reformas.
Una respuesta conjunta que no supondría que Urkullu modificara el método y el calendario previsto en Euskadi para abordar una hipotética reforma del Estatuto de Gernika. Los dos presidentes autonómicos incluyeron en el comunicado conjunto las vías diferentes para adecuar sus «estatus políticos», una terminología habitual en el discurso de Iñigo Urkullu mucho más abierta que la reclamación de la independencia defendida por los partidos catalanistas.
Si Mas asumió como conclusión del encuentro la referencia al «estatus político», todo apunta a que el lehendakari también aceptó incluir una denuncia contra «algunos partidos políticos [que] han decidido desarrollar de utilizar [sic] los supuestos casos de corrupción y de mala práctica política contra aquellos adversarios que no comparten su modelo de Estado y/o de sociedad». Una referencia incluida en la «preocupación» de ambos mandatarios por el desprestigio que envuelve la política, pero que responde a la presión que sufre el Gobierno de la Generalitat y directamente el president por las investigaciones judiciales en torno a la familia Pujol y el presunto pago de comisiones ilegales por los Ejecutivos nacionalistas catalanes.
El sutil equilibrio en el mensaje que se trasladó tras el encuentro político también se visualizó durante el partido de fútbol disputado en San Mamés. Los dos equipos posaron en el arranque del partido con pancartas que reivindicaban la oficialidad de sus selecciones (Cataluña con Una nació, una selecció y Euskadi con One country, one team) pero tanto la exhibición de símbolos independentistas como de gritos a favor de la independencia no pasó de la normalidad.
La ola soberanista identificada también en Euskadi por el liderazgo de Artur Mas y su decisión de impulsar una consulta quedó muy diluida y el evento deportivo superó las manifestaciones reivindicativas.
Artur Mas fue entrevistado hasta en dos ocasiones por la televisión publica vasca y en ambas criticó que el Gobierno central no permita que las selecciones deportivas catalanas compitan a nivel internacional. Un argumento también esgrimido por Iñigo Urkullu en su única comparencia ante las cámaras de ETB, pero en la que introdujo el matiz de que el próximo objetivo de la selección vasca es conseguir jugar también en las fechas habilitadas por la FIFA y no sólo en Navidad. El lehendakari apuesta por el paso a paso también en el deporte.
EL MUNDO – 29/12/14