ABC – 07/05/17
· El PNV saca pecho con su nuevo Cupo: nunca tuvo tanto poder con menos votos.
· El ventajoso pacto del Cupo que ha logrado cerrar el PNV con el PP a cambio de apoyarle en los Presupuestos Generales del Estado forma parte de una estrategia que el nacionalismo vasco ya había diseñado hace un año.
Lo hizo en horas bajas, en un ambiente de retroceso electoral. Para sacar adelante su plan, a Urkullu le faltaba contar con poder de presión suficiente, y esto se lo ha acabado dando la aritmética parlamentaria que arrojaron las urnas en las generales de 2016: hundimiento del PDECat (antigua CiU) y un minifundismo de escaños que ha forzado al Gobierno a esforzarse en trabajar los pactos para capear su actual mandato.
Con la antigua CiU desaparecida como potencial «llave» de la gobernabilidad en España, el PNV ha pasado a disfrutar de una privilegiada posición de fuerza pese a que sigue atravesando uno de sus momentos electoralmente más débiles. De ahí que el líder del PNV, Andoni Ortuzar, y el lendakari Íñigo Urkullu se hayan apresurado a sacar pecho con el pacto del Cupo, a rentabilizarlo ante el electorado vasco –ante el que conservan y, especialmente, ante el que aspiran a recuperar–.
En perspectiva histórica, toda una paradoja: nunca el PNV ha tenido tanto poder con menos votos, nunca con menos respaldo electoral ha sido capaz de decidir tanto en su favor aprovechando la política nacional.
En las generales de 2016 que configuraron el actual Congreso, el PNV logró el 1,19% de los votos emitidos en toda España. Y en las elecciones autonómicas vascas del año pasado, se tuvo que conformar con un 37,6% de respaldo electoral, ligeramente superior al que había obtenido cuatro años antes, pero muy lejos del 42,7% que llegó a alcanzar en 2001.
Con menos de 290.000 votos en las últimas elecciones generales –en las que votaron en España más de 24 millones de personas–, el PNV se garantizó cinco escaños en el Congreso que le han valido para decidir un presupuesto de más de 440.000 millones de euros. El pacto se ha saldado a costa de dinero: la revisión del Concierto Económico y del Cupo, con el que el País Vasco arranca al Estado un extra de 4.000 millones en cinco años, que se suman al de por sí ventajoso marco de financiación que ya tenía garantizado el Gobierno vasco y gracias al cual ya viene dejando de contribuir a la caja común del país en unos 3.000 millones anuales.
Nunca antes el PNV había logrado sacar tanto partido económico y político con tan pocos votos. Así las cosas, pese a sus horas bajas, el PNV ha logrado cuadrar el círculo: el año pasado amarró el Gobierno vasco de la mano de los socialistas vascos, con los que gobierna en coalición; y luego se ha visto convertido en decisiva llave para la gobernabilidad del Ejecutivo de Rajoy.
Cupo y «derecho a decidir»
Era el escenario soñado por el PNV hace un año, cuando se enfrentaba a una debilidad electoral con la que pretendía poner en práctica una particular «hoja de ruta» para que el Ejecutivo vasco acumulara más dinero, reforzar así su autogobierno, ganar autonomía frente al resto de España y, de paso, mantener discretamente vivas –e ir articulando– sus aspiraciones de autodeterminación, el «derecho a decidir».
Cupo, autogobierno y autodeterminación van de la mano en esa fórmula concebida por el PNV y que recogió en su programa para las elecciones vascas de septiembre del año pasado. En él insistía, como objetivo, en lograr la «reforma y actualización de nuestro autogobierno» con «herramientas» renovadas. Y entre éstas citaba expresamente «la actualización del Concierto Económico entre el País Vasco y el Estado a fin de lograr mayores cotas de autonomía». Todo eso aparecía, a su vez, en el mismo programa electoral en el que reclamaba, como objetivo ligado a esa «actualización del autogobierno», seguir exigiendo el reconocimiento de la «identidad nacional del Pueblo Vasco (sic)» como «sujeto jurídico y político con derecho y capacidad para decidir sobre su futuro».
Para alcanzar esto último, otra de las herramientas» planeada como objetivo por el PNV es la reforma constitucional. En sus documentos de estrategia, el Cupo aparece ligado a esa «hoja de ruta» orientada hacia el derecho de autodeterminación. Así, liga el «reconocimiento del derecho de decisión» con «la profundización de los derechos históricos de la Disposición Adicional Primera de la Constitución Española», que es con la que en 1978 se blindó el Concierto Económico y el Cupo Vasco.
En otro documento programático de los nacionalistas vascos, el que prepararon para las elecciones generales de 2015, aparecía otra referencia nítida al respecto al definir el Concierto Económico como el «pilar básico de nuestro País (sic)». Y ese «país» se refería exclusivamente a Euskadi.
Al final, la autodeterminación y las aspiraciones de asunción de competencias extra para el Gobierno vasco han quedado aparcadas, «sacrificadas» por el PNV a cambio de la inmediata cuestión del dinero extra que le arranca al Estado. Esta cuestión estrictamente monetaria centra el pacto alcanzado por los nacionalistas vascos. Pese a ello, en el trasfondo estratégico del PNV, el Cupo, el autogobierno y las aspiraciones de autodeterminación forman parte de una misma «hoja de ruta» según sus documentos programáticos.
ABC – 07/05/17