ABC-LUIS VENTOSO

Sánchez reposa en su palacete con la satisfacción del deber cumplido

EL pasado día 10, tras una ronda de reuniones de utilidad desconocida con la «sociedad civil española» (léase solo la de su cuerda), el presidente en funciones hizo mutis y se retiró del mundanal ruido para gozarla gratis en el palacio estatal de Doñana. Desde entonces, el mundo no ha vuelto a contemplar su espigada planta, aunque de cuando en vez irrumpe vía Twitter para solventar la crisis del Open Arms con golpes de efecto de ida y vuelta. Las merecidísimas vacaciones del presidente en funciones han suscitado críticas. Se le reprocha que dada su afición al Falcón no se haya desplazado a Gran Canaria, donde luchan desde hace días contra un fuego espantoso. También se le afea que no haya comparecido a explicar sus erráticas decisiones en la crisis del Open Arms. Pero tales críticas al veraneo presidencial reflejan muy poco conocimiento de lo que ha sido la sobresaliente trayectoria de este estadista. En poco más de un año en La Moncloa, Sánchez ha encadenado una serie de hitos que explican que esté exhausto y merezca un largo asueto. Es más, a tenor de los logros que vamos a referir, lo más probable es que el país marche mejor cuanto más dure el veraneo del eventual presidente. Veamos:

–Con nuestro gran presidente progresista, feminista, exhumador y ecologista, la deuda pública batió ayer su récord histórico, disparada principalmente por las partidas estatales. Además, los contratos laborales duran menos que nunca (asunto que era motivo de amargas quejas del PSOE contra el mefistotélico Mariano).

–La venta de coches se ha desplomado, un golpe a la primera industria española en el que colaboró la sagaz ministra sanchista que dio por muerto el diésel. El último dato de paro fue también malo y el PIB ha perdido fuelle. La facturación de las empresas españolas se ha estancado, cuando venía de 36 meses seguidos de subida.

–En Cataluña, la operación diálogo de Sánchez con Torra ha salido tan bien que el dirigente separatista ya anunció ayer que intentará otro golpe de Estado: «Lo volveremos a hacer». Palabras insólitas en un presidente regional, que en cualquier país del mundo tendrían respuesta inmediata de la justicia y el Gobierno. Pero no pasa nada, estamos en Doñana.

–Sánchez ha sido incapaz de aprobar unos presupuestos, herramienta elemental de un Ejecutivo, y mantiene a España en un limbo de desgobierno, debido a que su egolatría le impide tender puentes con las fuerzas constitucionalistas.

Como guinda de tanto logro, el presidente en funciones ha logrado pilotar la crisis del Open Arms a golpe de tuit, mandándolo primero a Algeciras –donde era imposible que llegase– y luego a Baleares, todo sin consultar a la onegé de la embarcación, que no quería. Por fin ayer, sin dialogar con los italianos, tuvo una nueva ocurrencia en la hamaca de Doñana y envió un buque de la Armada desde Rota para traerse a los inmigrantes. Pero nada más zarpar la operación «Sánchez al Rescate», la Fiscalía italiana se incautó del Open Arms y ordenó llevar a tierra a sus pasajeros, víctimas de una chapuza que avergüenza a Europa.

No cabe duda. El hombre se ha ganado sus vacaciones.