Pedro Chacón-El Correo
- ¿Qué habría hecho un Gobierno nacionalista con la cuna del idioma de España?
Aquí la mayoría decimos castellano por esa especie de autocensura que nos impide nombrar a España o a lo español, al menos en público. El caso es que Valpuesta, que pertenece a Burgos por un azar histórico-burocrático, está tan íntimamente unida, por geografía e historia, a su entorno vasco que representa, por sí sola y a la perfección, tanto la presencia mayoritaria del español o castellano en Euskadi como su nula consideración oficial actual. Pero como pasa, por otra parte, con muchas de las cosas maravillosas que proceden de los pueblos pequeños, lo que significa Valpuesta permanece ignorado por la población vasca en general.
Estamos hablando de una localidad que alberga el Monasterio de Santa María de Valpuesta, donde se redactaron los cartularios de Valpuesta, en los que se encuentran las primeras palabras escritas en castellano. Valpuesta fue durante los siglos IX y X la sede del principal obispado del condado de Castilla, en los tiempos del conde Fernán González, que abarcaba las actuales Merindades de Burgos y una gran parte de Cantabria, Bizkaia y Álava. En San Millán de la Cogolla o en Silos, situados más al sur, se encuentran también testimonios del primer español escrito, en forma ya más elaborada; pero es en la zona de Valpuesta, en el centro de la primera Castilla, donde se empezó a hablar en castellano y donde se aprecia mejor, parece ser, su eclosión desde el latín originario.
En dicho condado castellano, presto a convertirse en reino expandiéndose hacia los costados y hacia el sur, el monasterio de Valpuesta estaba estratégicamente situado dentro del valle de Valdegovía, que en lo jurisdiccional se mantuvo hasta el siglo XIX perteneciendo a las Merindades de Castilla la Vieja, bajo la autoridad del corregidor de Villarcayo, y en lo fiscal se vinculó desde muy pronto a la Hermandad de Álava, a la que se acabaría finalmente adscribiendo. Todo el valle de Valdegovía -menos precisamente Valpuesta y lo que hoy es el municipio llamado Jurisdicción de San Zadornil, que une a Valpuesta con el resto de la provincia de Burgos- forma parte de la provincia de Álava y, por tanto, del País Vasco.
Pero obsérvese una cuestión crucial en este sentido y que no se puede deducir de la simple observación del mapa: necesitamos recurrir a la topografía de la zona para entender aquí lo esencial. Y es que tanto Valpuesta como San Zadornil están unidos al resto de la provincia de Burgos por una cresta montañosa que limita el valle de Valdegovía por el sur, de manera que para llegar a ambos lugares por carretera tenemos que hacerlo necesariamente entrando por Álava, bien por el noroeste, por Bóveda, bien por el norte, por Mioma, bien por el sureste, que es lo más fácil, por Villanueva de Valdegovía y Gurendes. Y en las tres entradas tenemos que pasar necesariamente por localidades alavesas, todas ellas pertenecientes al municipio de Valdegovía.
Quiere decirse que Valpuesta está literalmente encajada en territorio alavés. Como una especie de Treviño en pequeño. Pero Treviño, singular por tantas otras razones, a diferencia de Valpuesta, no tiene la condición simbólica de ser la cuna del castellano, algo que confiere a esta última una trascendencia política sensiblemente diferenciada.
Pero no acaba ahí lo peculiar de Valpuesta porque con sus creo que 15 habitantes actuales no es municipio, sino entidad local perteneciente al municipio burgalés de Berberana, que está bastante al norte y al que para llegar hay que atravesar, como ya hemos dicho, el municipio de Valdegovía, bien haciendo 18 kilómetros, primero en dirección a Salinas de Añana y luego cogiendo hacia el norte, o bien directamente por Mioma, por una carretera más corta pero de peor trazado. Pero ¿por qué en lugar de pertenecer a Berberana, que está bien lejos, no se unió a la también burgalesa Jurisdicción de San Zadornil, que la tiene justo al lado, al sur, y que sería mucho más cómodo para sus habitantes? Pues esto pregúntenselo a quien decidió la adscripción de Valpuesta a Berberana a mediados del siglo XIX, porque servidor no ha conseguido averiguarlo todavía.
¿Sería el mismo que decidió que siguiera perteneciendo a Burgos, cuando aún no se conocía la importancia de los cartularios? Pues tomando esa decisión, alguien, sin quererlo y sin saberlo, le ahorró, con el tiempo, una buena paradoja al Gobierno vasco actual. Porque por el canto de un duro Valpuesta no perteneció a Álava. ¿Se imaginan? La localidad que representa hoy la cuna del castellano, idioma oficial de España y segundo nativo más hablado en el mundo, dependiendo de un Ejecutivo vasco empeñado en apretar las gomas con el euskera en la educación y la Administración de la comunidad autónoma. ¿Qué habría hecho un Gobierno nacionalista con una Valpuesta vasca?