Vascos divergentes

El discurso de UPyD es claro cuando propone que el Gobierno disuelva los ayuntamientos de ANV o que se incluyan los delitos de terrorismo en la Corte Penal Internacional; audaz cuando reclama que Educación vuelva a ser competencia exclusiva del Estado. Pero, ¿calará en comunidades como Cataluña o Euskadi?

Transitan por la capital. En Madrid. En pleno fin de semana. Cuando los parlamentarios autonómicos se toman su respiro semanal, ellos siguen de guardia. O quizás haya que hablar de ellas, para ser más rigurosos. En el mismo sábado y a tan sólo unos metros de distancia Inma Castilla de Cortázar, vicepresidenta del Foro Ermua, impulsaba una jornada de reflexión sobre el nacionalismo excluyente en la que participó una nutrida selección de políticos e intelectuales que congregó, entre otros, al popular Pizarro y al socialista Leguina. Cerca, Rosa Díez celebraba su primer aniversario al frente de UPD, en un acto multitudinario compuesto marcadamente de gente joven que aplaudían satisfechos de haber votado al nuevo partido por el que nadie apostaba hace tan sólo unos meses.

Más allá de la coincidencia de la agenda, no es casual que sectores de ciudadanos desilusionados con los grandes partidos, descontentos con el inmovilismo de los aparatos, se concentren para alertar acerca de la pérdida de valores que en tiempos de la Transición fueron considerados la piedra angular de la democracia. En el Foro Ermua su vicepresidenta recordaba que hace años empezaron cuatro ciudadanos sosteniendo una pancarta para clamar por la libertad y la igualdad para todos, y han terminado reclamando la defensa de una nación que está empezando a desgajarse por la presión de los nacionalismos excluyentes y la falta de reacción de los dirigentes socialistas y populares, paralizados por sus intereses electorales. De ahí que el desmarque del presidente del Gobierno de Navarra, Miguel Sanz, ante la votación de las cuentas presupuestarias fuera uno de los reproches habituales. De ahí, también, que la crítica al modo de elegir a los magistrados del Consejo General del Poder Judicial, formulada por Rosa Díez, fuera una de las más ovacionadas por el auditorio, que clamaba por nuevas alternativas dentro de la política española.

El Foro Ermua no se presenta a las elecciones, pero su actividad en defensa de todos los vascos que se han visto perseguidos por el terrorismo y excluidos por el nacionalismo no tiene descanso. Esta próxima semana el procedimiento contra Otegi, que estaba paralizado desde febrero de 2006, será reactivado por el juez Eloy Velasco a instancias de esta organización cívica. En su jornada de reflexión, el socialista Leguina, otro verso suelto en el PSOE, destacaba el fracaso que había supuesto dilapidar el consenso que los grandes partidos fueron capaces de alcanzar en 1978 para hacer un requiebro y pactar con los nacionalismos ante la dificultad de obtener, en el Parlamento, las mayorías que no les han dado las urnas. Todo un torpedo en la línea de flotación del barco socialista que, lanzado por un histórico como Leguina, debería dar que pensar.

Una debilidad, la de pactar con los nacionalismos a los que se quiere ganar en las elecciones en Euskadi, sobre la que suele insistir Rosa Díez en todos sus discursos. Ella gobernó muchos años con el PNV en Ajuria Enea. Por eso ahora, con el conocimiento de causa que le asiste, dice que los nacionalistas son insaciables y que sólo se les puede ganar cuando pasen a la oposición. Un mensaje directamente dirigido a Patxi Lopez quien, a pesar de la dureza de sus discursos en las sesiones de debate de política general en el Parlamento de Vitoria, luego ayuda al PNV a sacar adelante la mayoría de sus iniciativas legislativas, incluidos los Presupuestos.

Junto a ella, Rubén Múgica, el catedrático Sosa Wagner, la socialista recién fichada Pilar Heredia y el director de teatro Albert Boadella, además de Mario Vargas Llosa, la avalan en su reclamación. Al nacionalismo ni agua. En su mitin-fiesta la idea calaba. Pero queda la duda de qué tipo de acogida pueda tener su propuesta en comunidades autónomas como Cataluña o Euskadi. Su discurso es claro cuando propone que el Gobierno disuelva los ayuntamientos de ANV o que se incluyan los delitos de terrorismo en la Corte Penal Internacional; audaz cuando reclama que Educación vuelva a ser competencia exclusiva del Estado. Pero aquí en Euskadi, por ejemplo, ¿calará?. Sus ex compañeros de partido no muestran la más mínima preocupación. «Un discurso tan duro como el suyo -dicen-, sólo puede arrancar algún voto del PP, no nuestros».

Es posible que los sectores derrotados en el último congreso del PP que están pensando votar en blanco, terminen por votar a UPD para que su descontento no pase desapercibido. La firmeza del discurso nacional de Rosa Diez es la actitud que más les seduce a los desencantados del PP, que no acaban de ver en Rajoy a un líder decidido desde su condición de jefe del primer partido de la oposición. Pero en el País Vasco, insisten en el PSE, «son habas contadas». Habrá que ver qué ocurre dentro de cinco meses. En las elecciones autonómicas.

Los socialistas dicen que quieren dar la vuelta a la tortilla, los populares se promocionan como la única alternativa. El PNV no está atravesando sus mejores momentos con el empecinamiento del lehendakari, pero la idea de la concentración nacionalista sigue teniendo mucha fuerza. Y Rosa Díez está convencida de que en la próxima legislatura UPD estará en el Parlamento vasco. Cosas más inesperadas se han visto en el hemiciclo de Vitoria.

Tonia Etxarri, EL CORREO, 6/10/2008