José Alejandro Vara-Vozpópuli
- Hay dos cuestiones a las que el extesorero del PP nunca ha respondido. Quizás ahora se anime y salgamos de dudas
Esto es un circo. Las defensas de Bárcenas y del PP coinciden en el término. Una, como exorcismo y la otra. como definición. Desde el lunes se representa en la Audiencia Nacional una nueva performance de la historia mil veces contada sobre la caja ‘B’ del Partido Popular. Alquilen su silla de pista y dispónganse al tedioso bombardeo de lo ya narrado, lo tantas veces visto y leído. Sánchez e Iván se encargan de poner los aplausos y las carcajadas.
Vendrán semanas de comparecencias, aspavientos, titulares y detritus. Pocas sorpresas. Pura quincalla, mero artificio. Una densa red de trampantojos para ocultar lo que todo el mundo quiere saber. La puritita respuesta a un par de sencillas cuestiones. Señor Bárcenas, responda, por favor: ¿de dónde sacó los 40 millones que tiene cómodamente acolchados en Suiza? ¿Piensa devolverlos? ¿Quiénes son los dos señorines del PP con quienes negoció medidas de gracia para su santa esposa? (Le encaloman ahora el muerto a Enrique López y Rafael Catalá. ¿Eran ellos?) Y, finalmente, si es cierto que Rajoy cobró en B, ¿tiene los recibos? ¿Existe alguna prueba documental, al margen de unos cuantos recortes de periódico? No más preguntas, señoría.
El líder del PP, en su candorosa ingenuidad, fatiga estos días los medios en su empeño por poner distancia con aquel PP turbio y macilento, salpicado por el error y la inmundicia.
Mientras eso llega, el serial Bárcenas se repite, una y otra vez, como un Neflix interminable y tedioso. Como ocurre cada temporada antes de unas elecciones, vuelven los tribunales a llamar a capítulo al PP. Todo un clásico. Más que una tradición, se diría una superstición. “Estoy harto”, se quejaba Pablo Casado en lo de Alsina. El líder del PP, en su candorosa ingenuidad, fatiga estos días los medios en su empeño por poner distancia con aquel PP turbio y macilento, salpicado por el error y la inmundicia. Apenas lo consigue. Lejos de lidiar con astucia, de regatear con ingenio, entra a todos los trapos, con la embestida de un ternerillo sin maldad.
En política, sabido es, no existen las casualidades. Todo tiene un porqué. En nuestra endiablada maquinaria judicial, aún más. Días antes de los comicios de junio de 2016, sobrevino la destrucción a martillazos de los discos duros de Bárcenas. El PP resultó tiempo después absuelto. Otro tanto, la imputación de Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes por el ‘caso Púnica’, esta vez en plena campaña de las generales de 2019. Siempre concurre un movimiento de togados contra el PP con algún encuentro en las urnas.
“Estoy harto”, se revuelve Pablo Casado a la vista de tan curioso maridaje, de tanto paralelismo concurrente y cronológico entre tribunales y urnas. Catorce años después de que ocurrieran los hechos, y a escasos días de la crucial convocatoria catalana, de la Fiscalía emerge (o no) un documento de descargo del ya archimentado Bárcenas, en el que se ponen en circulación acusaciones harto conocidas, argumentos manoseados, revelaciones amarillentas y amenazas aún por cumplir que, eso sí, provocaron un cimbronazo de dimensiones predecibles. Un trabajo de orfebrería mediática, más que judicial, que derivó en un colosal estruendo informativo, como todo lo que tiene alguna conexión con el avieso extesorero del PP.
El PP tenía una caja B, ‘contabilidad extra-contable’, un puñado de dirigentes cobraban sobresueldos en negro; Rajoy lo sabía y lo cobraba y así lo relató el ya desaparecido Álvaro Lapuerta
El eco de esta ingeniosa jugada de la defensa fue tal que, inopinadamente, arrinconó otro hecho de relevancia notable, como es el cerco que el juez Escalonilla, y otras instancias judiciales como el propio García Castellón, están desplegando en torno a Pablo Iglesias y Podemos, un cúmulo de causas en marcha, como aquí viene desgranando con minuciosidad entomóloga Luca Costantini. Es tal el número de procedimientos abiertos contra el partido morado que, caso de que las sospechas y las averiguaciones hubieran concurrido sobre el PP, la formación conservadora ya habría sido dinamitada pulverizada y arrojados sus restos sobre las colinas de ese Valle tan caro a la vicepresidenta Carmen Calvo.
Escasas novedades latían en ese pliego del reo Bárcenas, que cumple presidio desde hace más de cuatro años, bajo condena de 29. Poco había que no hubiera sido divulgado con antelación. El PP tenía una caja ‘B’, ‘contabilidad extra-contable’, un puñado de dirigentes cobraban sobresueldos en negro; Rajoy lo sabía y lo cobraba y así lo relató el ya desaparecido Álvaro Lapuerta; el entonces presidente del PP trituró en su propio despacho los papeles comprometedores que le acababa de entregar el vengativo protagonista de este novelón…
Periodistas convocados
Material desechable, señor Bárcenas. Tanto, que su propio abogado, en la primera sesión de la vista, vino a reconocer que algunas cosas se habían publicado hace ocho años y hasta ha pedido al tribunal que convoque a unos cuantos periodistas para que desgranen viva voce el contenido de sus artículos. Y también, cómo no, que se habilite un cara a cara entre Bárcenas y Rajoy quizás con ánimo de ‘crear tensión’ en la sala. El show debe continuar. Mucha bulla en la recta final de la campaña catalana y sobredosis de estruendo para escamotear la pandemia, ocultar los muertos, arrinconar a los parados, entoñar la ruina y difuminar las colas del hambre.
Gürtel tumbó a Rajoy, con la colaboración de una oportuna y falsaria frasecita que coló en la sentencia un magistrado del progreso. Ahora pretenden laminar a Casado, que se defiende con torpeza frente a la cruel marea audiovisual que ni domina y a la que teme. Así no hay quien lidere nada. Ni la derecha ni el vestuario de un club de tercera.
Demasiados titulares sobre Bárcenas y PP. Han llamado a declarar al propio Rajoy, a Aznar, a Cospedal, a Acebes, a don Pelayo, a Indívil y Mandonio, Roberto Alcázar y Pedrín
Mucha Audiencia queda aún por delante. Demasiados titulares sobre Bárcenas y PP. Han llamado a declarar al propio Rajoy, a Aznar, a Cospedal, a Acebes, a don Pelayo, a Indívil y Mandonio, Roberto Alcázar y Pedrín, Isabel la Católica y los niños de San Ildefonso. Hay espectáculo para rato, reforzado, al tiempo, con las sesiones parlamentarias sobre la Gürtel. Dos pistas para el circo. El concierto de la corrupción del PP, en estéreo.
Todo eso está muy bien. Pero, por favor, señor Bárcenas, alégrenos el día y responda a las preguntas que encabezan este texto. ¿En qué banco suizo están los millones? ¿Quién del PP negoció con usted la libertad de doña Rosalía? ¿Hay recibos de los sobresueldos de Rajoy? Luego ya, si eso…