Vienen tiempos difíciles

RAMÓN PÉREZ-MAURA – ABC – 30/04/17

Ramón Pérez Maura
Ramón Pérez Maura

· Todo el voto radical de la primera vuelta, el de Mélenchon y otros candidatos inverosímiles, se va a ir a Le Pe. El voto antisistema en Francia ronda el 40 por ciento, algo realmente preocupante.

Lo más sorprendente de la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas no fue el resultado. Fue el absoluto acierto de los sondeos, que a las 20,00 horas anunciaron unos resultados que apenas se desviaron unas décimas de punto del resultado final. Con sólo esos sondeos todos los candidatos salieron a hacer su balance final. Empezando por Benoît Hamon –que con el castañazo que se había pegado el Partido Socialista lo tenía fácil pero siguiendo por otros como François Fillon, que podía haber esperado a ver si el recuento le daba un punto y medio más que le hubiera permitido sobrepasar a Le Pen. Nadie dudó del resultado de las encuestas.

Todavía más sorprendente fue seguir el recuento en emisoras de televisión como «TV5» o «France24». Y digo sorprendente porque, simplemente no ofrecieron ningún recuento. Las televisiones no daban los datos del conteo que iba ofreciendo el Ministerio del Interior. Mantenían fijo en pantalla el resultado que anticipaban sus proyecciones demoscópicas. Y que, con mínimos matices, fue el resultado final después de que durante buena parte del recuento Le Pen fuera hasta dos puntos porcentuales por delante de Macron. La emoción de una noche electoral se vive también con un recuento voto a voto en el que unos suben y otros bajan. Es casi lo mejor del espectáculo televisivo en un día así. Pero en Francia no estaban para espectáculos.

Señalo todo esto porque frente a lo que hemos visto en otros procesos electorales (USA, Brexit, Plebiscito de Paz de Colombia) conviene prestar atención a lo que dicen los sondeos en Francia. Y el mensaje es muy preocupante. El reparto del voto es 60/40. Con una ligera tendencia al alza para Le Pen. Eso, en cualquier sitio, sería una victoria arrolladora. Pero en Francia significa que mientras que en 2002 Le Pen padre no logró mejorar en segunda vuelta su resultado más que un 0,93 por ciento, Le Pen hija puede duplicar el próximo domingo los resultados de la semana pasada.

Dicho con otras palabras: todo el voto radical de la primera vuelta, el de Mélenchon y otros candidatos inverosímiles como Philippe Poutou (Nuevo Partido Anticapitalista) o Jacques Cheminade (Solidaridad y Progreso) o parte del voto de Fillon se va a ir a Le Pen en la segunda vuelta. Su principal bandera para buena parte de ese extremismo es su antieuropeísmo, que es igual o mayor que el de Jean-Luc Mélenchon. Pero también hay una parte del voto de Fillon, que fue decisivo en su victoria en las primarias de Los Republicanos. Es el llamado «voto católico». Un voto de valores que siente rechazo por un candidato como Macron que es la corrección política personificada. Es decir, que no representa nada. Incoloro, insípido, neutro.

Que el voto anti sistema en Francia pueda rondar el 40 por ciento en una elección presidencial es extremadamente preocupante. Entre otras cosas porque el Frente Nacional es un partido perfectamente estructurado, con cuadros y sedes por toda la República, lo que de cara a las elecciones legislativas del mes de junio representa un reto dificilísimo para un presidente Macron fruto de un movimiento popular sin estructura partidista. Vienen tiempos difíciles.

RAMÓN PÉREZ-MAURA – ABC – 30/04/17