Había intervenido Borja Sémper sobre la negociación entre el PP y Vox por la Comunidad Valenciana, a propósito de una cuestión que a mi modo de ver no es menor: el hecho de que el candidato de Vox a la presidencia de la Comunidad había sido condenado 20 años antes a un año de cárcel por maltratar psíquicamente a su exmujer. Y lo dijo así: “Cualquier persona condenada por violencia machista es para nosotros una línea roja”.
Es un criterio defendible y el PP lo ha sostenido, de manera que el candidato de Vox, Carlos Flores, no va a formar parte del Gobierno que presidirá Carlos Mazón. Flores quedará fuera, pero a modo de compensación encabezará la lista al Congreso en las elecciones del 23-J.
Lo que ya no es tan defendible es que este criterio, que ya digo, me parece razonable, no sea de aplicación universal y que el PP no se haya empleado con idéntico celo, bueno con más porque los hechos no son comparables, a condenar la presencia en las listas de EHBildu de 44 terroristas condenados como tales. Mantengamos la discusión, pues, en los términos de la violencia machista.
El Gobierno Sánchez ha calificado de ‘vergüenza’ el pacto entre el PP y Vox, por boca de su portavoz, Isabel Rodríguez, que en su mejor estilo ha usado la rueda de prensa del Consejo de Ministros para arremeter contra la oposición. El capullito de Abenójar instaba a no blanquear, a no frivolizar la violencia de género. Pero al parecer no hay en el PP nadie que guarde memoria de hechos comparables. Vayamos a ellos. El mismo año en que un tribunal condenó a Carlos Flores por maltrato psíquico, (2002) el PSE eligió como presidente a Jesús Eguiguren. Dos años antes había sido ascendido al Comité Federal. En el mismo congreso que lo llevó a la Presidencia, formó ticket con Patxi López, que fue elegido secretario general. Diez años antes, en 1992, Eguiguren fue condenado a 17 días de arresto por haber maltratado a su mujer, Assunta Zubiarrain, y no solo psíquicamente, de palabra. sino también de obra, con manos, un paraguas y un zapato.
El lunes era entrevistado en la COPE el expresidente Zapatero sin que se sepa muy bien por qué. Y en la entrevista se jactó de haber acabado con el terrorismo. El entonces secretario general del PSOE, que firmó con Aznar el pacto antiterrorista (8 de diciembre de 2000) puso a violarlo al maltratador que empezó a negociar con Otegi en Elgoibar, que es el pueblo de los dos, más concretamente en el caserío Txillare. O sea que convirtió al maltratador del partido en el presidente del PSE, lo que él considera el príncipe de la paz, un Godoy con paraguas y zapato. Y allí estuvo desde 2002 hasta 2014, 12 años enteros, sin que Zapatero ni nadie hiciera el más mínimo mohín o gesto de disgusto. Durante todos estos años, no solo negoció con Otegi en su pueblo. Según la hoja de ruta allí pactada Jesús Eguiguren mantuvo entrevistas y negoció con Josu Ternera en Ginebra y en Oslo.
Ramón Jáuregui, uno de los socialistas más decentes, no tuvo su mejor momento al explicar en la campaña a las europeas de 2014 que el PSOE mantenía la confianza en Jesús Eguiguren, por sus «cualidades personales», pese a su condena por malos tratos 22 años antes. En fin, así está el tema. A ver cómo lo cuenta Patxi y a ver si espabila el PP.